Córdoba
Córdoba pierde su calor, en sus amaneceres
y mientras amanece, se reencuentra con su esencia
queda aún tiempo, para que el alba a toda ella impregne
entre las columnas del romano templo y la estrecha sinagoga
y, por una parte, de las mil puertas de la mezquita catedral
quedé dormido, bajo los pies de la puerta del perdón
la brisa es suave, como suaves, las notas son en esta noche
las de la romana lira; la hebrea citara y el laúd árabe andaluz
más, bajan paseando y filosofando por la calle de la luna
tres sabios que descifraron, la ciencia, la muerte y la vida
ríen Maimónides, Seneca y Averroes, en la noche azul
la sabia Córdoba romana y Omeya; cristiana y hebrea
no llorará más por la pérdida de su gran Medina Azahara
Córdoba espiritual, artesana y joyera
el sol empuja a la noche, ávido de dar calor a su Córdoba amada
y yo no quiero despertar, más un bullicio templado me mueve
me alejo buscando algo de frescor, en el verde Guadalquivir
más el puente romano, siempre flanqueado, en sus dos entradas
por unos fuertes acordes de guitarra, guardianes de sus piedras
y guardianes de su aire y así entre dos aguas, con Paco de Lucia
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puente de los mil ojos, que Córdoba separa, que tan solo son dieciséis
miles de juncos en sus aguas, que miles de juncos son
cien palomas y dos blancas, que son las pestañas de esos ojos y una garza
Córdoba calurosa, bella y Omeya ,alegre y cristiana
calles estrechas y blancas y una virgen en sus esquinas
Córdoba, es probar el Salmorejo y te muestre su "secreto" en su callejón estrecho
terrazas, luz y tapeo, tortilla de patata, "extrema" como Sierra Morena
banderilleros que mendigan y toreros que labraron leyendas
y varios califas del toreo, Manolete, lagartijo y el “cordobés”
técnica y maestría, en el ruedo como en talleres de artesanos y joyeros
Córdoba califato omeya, sabiduría eterna; romana, cristiana y hebrea
califato de toreros, encrucijada de pueblos, dulzura, alegría y sol
templo de templos, romano cristiano, musulmán y hebreo
Córdoba musulmana, andalusí, tan llena de ti y de mi
con la otra reina, de las esencias, la Granada Nazarí
Francisco Camino