"Cada uno elige la vida que quiere"
Vivimos en un tiempo extraño, una época en la que el analfabetismo emocional y la estupidez parecen haberse convertido en virtudes. Todo debe estar etiquetado, ordenado y, sobre todo, aprobado por los demás. Pero dime, ¿quién coño tiene la autoridad para dictar qué vida es válida y cuál no? ¿Qué imbécil con ínfulas de juez universal decide que mi elección de vida es más o menos correcta que la tuya? Si algo me ha enseñado la experiencia es que cada uno elige la vida que quiere. Y, amigo, ninguna elección es mejor ni peor. Simplemente es.
¿Existe un camino correcto? No me hagas reír. Crecí en una familia católica –moderna y abierta, todo hay que decirlo– que siempre quiso lo mejor para mí. Nunca me impusieron nada, pero como ocurre en muchos casos, el entorno social, las conversaciones de bar y el ruido cultural marcaban un guion implícito: "Deberías estudiar, deberías trabajar, deberías casarte, deberías tener hijos, deberías tener éxito..." Era el camino que parecía más seguro, más lógico. Pero, con los años, entendí algo crucial: ese guion, aunque bienintencionado, no era mío. Y vivir según un libreto que no resuena contigo, por mucho cariño con el que te lo transmitan, es la receta perfecta para la frustración.
Así que rompí el molde. Dejé de hacer lo que se esperaba de mí y empecé a hacer lo que resonaba conmigo. ¿Fue fácil? Ni de coña. Pero aprendí que la única vida que vale la pena es la que eliges con plena conciencia y asumiendo las consecuencias. El resto es ruido.
Las mil formas de vivir y las mil formas de juzgar Algunos buscan estabilidad desde el principio. Quieren una casa, una pareja estable, hijos y esa paz cotidiana que, para muchos, es el ideal de la felicidad. Otros, en cambio, necesitan el vértigo de lo incierto. Quieren viajar, explorar, descubrir, y se reservan el compromiso para más adelante… o para nunca. ¿Y sabes qué? Ambas elecciones son igual de válidas. Porque, al final, cada uno vive como puede, como quiere y como sabe.
Lo jodido no es lo que eliges, sino el juicio de los demás. Ese primo que te mira con condescendencia porque no tienes pareja; esa amiga que te sermonea porque no has tenido hijos; ese compañero de trabajo que no entiende cómo puedes rechazar un contrato fijo porque prefieres ser freelance. Nos pasamos la vida justificándonos ante gente cuya opinión nos debería importar un carajo.
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Y aquí va una verdad incómoda: mientras intentas explicarte y convencer a otros de que tu vida tiene sentido, estás perdiendo el tiempo. El mismo tiempo que podrías estar disfrutando de esa vida que tanto te cuesta defender.
Todo tiene un precio. Asúmelo. La estabilidad tiene un coste. Puede ser la monotonía. La aventura también lo tiene: la incertidumbre. Pero esa es la magia de elegir. No puedes tenerlo todo, y eso, lejos de ser un problema, es lo que da valor a tus decisiones. Porque, si lo tuvieras todo, ¿qué sentido tendría el esfuerzo, la búsqueda, el sacrificio?
Mira, hagas lo que hagas, siempre habrá alguien que piense que te estás equivocando. Y a estas alturas, debería quedarte claro que esas opiniones valen tanto como un billete de Monopoly en el mercado negro. Lo importante, lo único realmente importante, es que tú estés en paz con tus decisiones. Que las aceptes, con sus luces y sus sombras. Porque la única persona que va a convivir con ellas toda la vida eres tú.
Reflexión final: vive y deja vivir Te lo pongo fácil: ¿estás viviendo la vida que quieres o la que crees que deberías vivir? Si es lo primero, enhorabuena. Sigue adelante. Si es lo segundo, detente. Mira alrededor, haz preguntas incómodas y, sobre todo, responde con brutal honestidad. Porque, al final, la vida no es más que un viaje que haces solo.
Ni lo que yo hago es lo correcto, ni lo que hace el vecino. Lo único correcto es lo que te hace sentir vivo, pleno, como coño quieras llamarlo. Así que elige tu camino, recórrelo con todas sus consecuencias y VIVE.
PROCURADOR DE LOS TRIBUNALES EN MOSTOLES , MADRID Y ALCORCON
3 semanasSiempre que exista la magia en cualquiera de los dos estados. Y el que dirán, que importa,NADA como bien dices solo hay una persona a la que rendir cuentas y es a ti mismo, pues si lo haces mal no estará cómodo y si lo haces bien serás feliz. Sin embargo hay que tener en cuenta el equilibrio, el yin / yang, y en ese equilibrio tendremos que ir bardeando el bien y el mal, porque que aburrido ser feliz todo el día o estar incómodo todo el día. De eso trata la vida de aceptar las virtudes y los defectos a fin de poder acomodar los mismos de la manera más afectiva y más asertiva para todos empezando por nosotros mismos Feliz tarde
Asistente del consejero delegado en ALTAFIT GRUPO DE GESTION SL
3 semanasAsí es, sin más 💪
Cap d'Espòrts en Conselh Generau d'Aran
3 semanasDebes #Ser un tipo #FELIZ 🙂✨ #LaVidaDesdeElDisfrute 🤟🏼