Capitalismo y El Rey León.

Los mamporreros económicos no se cansan de hablar de “generar riqueza”.

Los verdaderos economistas, saben muy bien que la riqueza ni se crea ni se destruye, si no que se transforma, (como ocurre a la materia conforme al Primer Principio Natural).

Sin embargo, estos mamporreros económicos fuerzan, tergiversan , manipulan…este principio e introduciendo el concepto de beneficio (más o menos inmediato), deciden y ayudan a decidir a una pléyade de personas que sustituyen la esencia de su ser por la del ser  capitalista. Como consecuencia de ello, su oficio y su razón de ser es acaparar riqueza, cuanta más mejor, sin importar las consecuencias para su entorno.

Leyes, grupos de afines, lobbies, etc, les permiten ir acaparando y amasando más y más riqueza a estos capitalistas. Obvian que toda esta riqueza que acaparan es el detrimento de otros (personas, países, sociedades, culturas, continentes, etc.)

La famosa frase: “es economía, estúpido” se ha esculpido a fuego en la fragua de la codicia. Y mientras, el Planeta, de momento único lugar en que aún (y quizás no por mucho tiempo) es habitable, cada vez lo es menos y tiene, si no se remedia pronto, los días contados.

Ayer vi la película de Disney El Rey León. La historia me era conocida. Y sin embargo ayer vi “otra película”.

Se retratan aspectos fundamentales de la condición humana,: el deseo de poder, la manipulación, la codicia… Y todas ellas, que no las únicas, solo encuentran un freno y, a la vez, un cauce para hacer la vida sostenible: el equilibrio natural.

Ni el Hakuna Matata” de rigor, que se antoja deseable y paradisíaco, es capaz de asegurar y mantener este equilibrio sostenible donde “la ley de la selva” es la única Ley capaz de asegurar este equilibrio natural, y por lo tanto, la supervivencia y futuro de todas las especies, entre ellas, la humana, mandril mediante en el film.

Nos han educado en la creencia que la ley de la selva es perniciosa, indeseable, y por lo tanto hay que sustituirla por leyes inteligentes, humanas…violentando la ley natural del ciclo de la vida.

Las consecuencias, ya asoman por el horizonte próximo, sin desierto mediante, donde los  Scar de turno, hermano de Mafasa, con sus amigas las hienas, modifican el equilibrio de la selva y todo está a punto de irse al garete…hasta que Simba reaparece. Y reaparece de la mano del mandril Rafiqui que detecta los riesgos del rumbo que ha tomado la vida en las Tierras del Reino.

Cuando Mafasa explica a Simba que cuando se come un antílope, al morirse, él hace crecer la yerba que comerán otros antílopes y así seguirá el ciclo de la vida, olvidan los economistas de vista corta y mano larga que su riqueza es en detrimento de otros que la pierden.

Cuando una eléctrica obtiene beneficios de miles de millones de euros por sus servicios, significa que millones de usuarios le proporcionan con sus cuotas por el pago de sus servicios, los pingües beneficios que van amasando, año tras año. Justo es pagar por lo que cuesta. No es lícito incurrir y favorecer el calentamiento global que nos llevará a todos al desastre… amasando a la vez cada vez más riqueza que seguirá produciendo más servicios “necesarios” en un mundo que ha perdido su equilibrio en lo económico, en lo ecológico, en lo humano, y al fin de cuentas, en lo natural.

Nuestras leyes son verdaderamente leyes de la selva como las concebimos nosotros, y sin embargo no tienen nada que ver con la Ley natural.

Almacenar riqueza, engañar, manipular y matar por ella, es la base del capitalismo tal como se muestra hoy. Sin embargo, la víctima es la propia Naturaleza, de la cual somos, aunque no lo creamos, una parte insignificante.

Nada se crea ni se destruye: todo se transforma.

Y esto afecta, incluso, al capital.

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