Charla con la siguiente generación

A esta altura de mi vida, puedo darme el lujo de mirar hacia atrás y ver aciertos y errores, en un mundo que siempre me pareció dinámico y en constante cambio. Pero ese recorrido también me permite mirar hacia adelante y ver cómo esa transformación se acelera de manera vertiginosa, lo que nos obliga a replantearnos cómo adaptarnos.

Mi hijo, con sus 19 años, acaba de comenzar la carrera de Computer Science and AI. Es habitual que hablemos sobre el futuro, sobre cómo las tecnologías están cambiando el mundo y cómo él podría prepararse para aprovechar estas oportunidades. Esta mañana le mencioné una frase que leí: “La inteligencia artificial no reemplazará a los directivos, pero los que usen inteligencia artificial reemplazarán a los que no la usen”, de Erik Brynjolfsson, director del Stanford Digital Economy Lab. Esa cita fue el disparador de nuestra conversación, que quiero compartir con ustedes.

Vengo de una generación donde el conocimiento era el principal diferencial entre un profesional y otro. Ese conocimiento se adquiría con experiencia, como hizo mi padre (quizá él fue de los últimos que logró “vivir bien” enteramente gracias a la experiencia acumulada), o se lograba mediante los estudios. La carrera universitaria  era casi una garantía de una vida mejor, de una vida más acomodada. En esos tiempos, tener conocimientos ya  te daba un diferencial sobre el otro.

Después llegó internet, Google y la democratización del saber. De pronto, cualquiera con una computadora, ganas y tiempo podía aprender lo que quisiera. Y hoy, la inteligencia artificial lleva esa lógica aún más lejos: ni siquiera hace falta el tiempo, es casi instantáneo. Todo está a la mano, casi sin esfuerzo.

Las nuevas generaciones viven en un mundo muy distinto. El conocimiento sigue valiendo, sí, pero vale menos. Hoy lo que importa se demuestra “en la cancha”, y es una combinación de ganas (garra) y sentido común. Como afirma Brynjolfsson, el futuro estará dividido entre quienes sepan usar la IA y quienes no. Esto fue algo que discutimos a fondo con mi hijo: ¿qué significaba realmente estar preparado para este nuevo mundo? Él está seguro de que la clave ya no está solo en adquirir conocimientos técnicos, sino en mantener esa curiosidad y flexibilidad para adaptarse, en aprender a trabajar con la IA como una herramienta más en su arsenal, algo que le permitirá destacarse y aprovechar las oportunidades -algunas que hoy ni siquiera nos imaginamos- que vendrán.

Por mi parte,, sigo curioso, con ganas, y aprendiendo a reorientar ese sentido común (el menos común de todos los sentidos…) hacia lo que hoy se necesita para incorporar la IA en mi día a día. Espero que esta curiosidad sea parte del legado que dejo a la siguiente generación. Todavía no estoy para bajarme de este tren divertido llamado vida....