Cinco claves para triunfar que no enseñan en la Universidad

El día del grado es para muchos motivo de orgullo. Yo en cambio, sentí miedo. Creía que me iban a descubrir. Creí que se iban a dar cuenta que no había aprendido nada en la universidad.

Cuando estaba buscando mi primer trabajo como ingeniero tenía dos temores. Creía que no me iban a contratar por no acordarme de nada de lo que me habían enseñado. Peor aún, pensaba que si me contrataban me iban a echar - o a demandar - por saber tan poquito.

Entonces alguien se atrevió a contratarme. Tenía un jefe excelente. El sabía menos que yo de ingeniería - lo cual es casi imposible - pero había tenido una carrera muy positiva en la empresa.

Después cambié de trabajo un par de veces - más de cinco - y vi todo tipo de combinaciones. La persona que se acordaba perfectamente de lo que aprendió en su carrera y ahora era un brillante ejecutivo. El que pasó por la universidad sin pena ni gloria y tenía una trayectoria profesional destacada. 

También estaba el que fue muy mal estudiante y ahora era muy mal trabajador. Ese caso requiere otro tipo de ayuda.

Sin embargo, la mayoría de las personas que se destacan en sus campos profesionales - Gerentes, Empresarios, Empleados, Etc. - tienen cosas en común. Estas características, creo, no las enseñan en la universidad (o puede ser que sí las enseñen y yo no haya prestado atención ese día).

1. Saben transmitir sus ideas

Hay veces que queremos escuchar un SI o un NO. En lugar de eso recibimos 13 minutos de una triste historia familiar que terminó con la desconfiguración de mi correo electrónico.

En algunas presentaciones, después de 40 minutos todavía no sabemos de que se trata.

Otras veces, estamos leyendo algún artículo de LinkedIn y el autor cuenta siete historias y no llega al grano (prometo que ya casi lo hago).

La habilidad de comunicarse de forma efectiva se puede adquirir. No es un extraño don solo otorgado a unos cuantos privilegiados. 

Como cualquier habilidad, para aprenderse se necesita un buen profesor, practica -esto incluye equivocarse- y repetir estos dos pasos.

Hay personas brillantes, pero no saben comunicar sus ideas. En algunos casos para no afectar su Ego ("el problema es de los otros, que no me entienden"), en otros casos porque no son sensibles a lo que la contraparte espera o lo que los emociona.

La cantidad de mensajes que recibimos a diario es gigante. El contenido es fundamental, pero la forma es clave.

2. Aprenden de sus errores

Tuve una compañera de clase que, apenas le entregaban un examen, salía corriendo a decirle al profesor que lo volviera a revisar. Ella creía siempre que merecía mayor nota. Solo una vez le cambiaron la nota. Creo que fue la única vez que un profesor en realidad volvió a revisar el examen.

Ella trabaja actualmente en una multinacional farmacéutica. No me la imagino discutiéndole a una junta directiva cuando no le aprueban un proyecto.

El profesor no entendió mi metodología, mi jefe no es un visionario, mi cliente no valora mi diferencial. Siempre hay una excusa, siempre hay un culpable diferente a nosotros mismos.

Pero hay personas que lo hacen diferente. Cuando algo no sale de acuerdo a lo planeado - y siempre va a haber algo que no salga de acuerdo a lo planeado - paran la pelota y piensan: ¿Cómo lo hice? ¿Que le puedo cambiar? ¿Y si intento otra cosa, así no parezca lógico?.

Incluso cuando han hecho las cosas "bien" y no se han dado los resultados, prueban otras formas de seguir mejorando.

3. Priorizan sin miedo

Warren Buffett tiene una regla para priorizar. Cuentan que una vez le dijo a su piloto (Mike Flint): "Has una lista de las 25 cosas que quieres lograr en tu carrera. Ahora señala de esa lista las 5 más importantes".

Cuando lo hizo, el piloto le preguntó a Buffett, "¿Que hago con las otras 20?", la respuesta fue "Nada, evítalas a toda costa, y no las vuelvas a ver hasta no lograr las primeras cinco".

En el día a día surgen muchos imprevistos, nuevas tareas y algunos problemas. Por más que la ciencia sigue probando que las personas no podemos hacer "multitasking" (varias tareas a la vez), insistimos en intentarlo. 

Por eso vemos gente en reuniones, respondiendo correos. Trabajos que no se entregan a tiempo. Personas angustiadas porque tienen mucho que hacer. 

Es difícil decir que no, en especial ante una orden de un superior. Es un poco egoísta no ayudarle a un compañero. Pero, ¿Cuales son esos cinco (dos, o incluso uno) objetivos que están en el tope de la lista?

Es el principio de Pareto llevado a la vida diaria. ¿Cual es el 20% de mis actividades que me van a generar el 80% de resultados?. Aunque yo prefiero 10/90.

4. Hacen las preguntas correctas

El problema de saber mucho o tener una amplia experiencia, es que tenemos muchas respuestas. Muchas veces cuando alguien me pregunta algo, es porque ya tiene una respuesta o una sugerencia en la punta de la lengua.

¿Por qué?. Esa pregunta es la puerta a las mejores respuestas. Tres ¿Por qué? seguidos y listo, tenemos una solución de raíz. Simon Sinek propuso hace unos años esta estrategia.

¿Por qué estamos haciendo esto? ¿Por qué no se puede hacer diferente? ¿Por qué?.

Estamos a una búsqueda de Google de distancia de cualquier respuesta. No tiene mucha importancia tener mi cabeza llena de respuestas, seguro alguien tiene más. En esta era de tanta competencia, es mil veces más valioso tener las preguntas correctas.

5. Se rodean bien

Hay una frase atribuida a Jim Rohn: "Somos el promedio de las cinco personas con las que más pasamos tiempo".

Por eso muchos líderes lo primero que se llevan a sus nuevos trabajos, es su equipo más cercano.

Tal vez esa es la razón por la que el grupo de los que se quejan alrededor de la cafetera, está ahí y no en la oficina principal.

En muchos casos seguimos rodeados de personas que tienen objetivos muy diferentes. Personas que nos quieren, pero que ven nuestras acciones como algo loco. De pronto, es eso lo que nos detiene. Lo bueno, es que la decisión es nuestra.

¿Cuales van a ser esas cinco personas?