Cinco formas en que la pandemia está afectando nuestra salud mental.
Ha pesar de que el COVID-19 en estos momentos es considerado el enemigo público número uno, también estamos enfrentando un enemigo ligeramente diferente: la pandemia de salud mental con la que estamos lidiando colectivamente.
Ahora tenemos lecciones que aprender sobre lo que le sucede a la salud mental en una crisis como esta, por tal motivo y para celebrar el día mundial de la salud mental (10 de octubre), quiero compartirles estas 5 formas en las que la pandemia esta afectando nuestra salud mental para que podamos encontrar formas de salir adelante.
1. Incremento de la ansiedad y depresión
Al temor de contraer el virus se suma el impacto de los importantes cambios en nuestra vida cotidiana provocados por los esfuerzos para contener y frenar la propagación del virus. Ante las nuevas y desafiantes realidades de distanciamiento físico, el trabajo desde el hogar, el desempleo temporal, la educación de los niños en el hogar y la falta de contacto físico con nuestros seres queridos y amigos, es normal y comprensible que la gente experimente estos sentimientos en el contexto de incertidumbre que enfrentamos por la pandemia COVID-19.
2. Soledad como consecuencia del distanciamiento social.
Las órdenes de quedarse en casa y el distanciamiento social han dejado a muchas personas aisladas. Las personas que son más jóvenes, las que viven solas o que tienen una enfermedad crónica, se sienten más solas que otros grupos. Sentirse aislado de los grupos sociales puede ocasionar el sentirse vulnerable y pesimista, por lo que las llamadas telefónicas y las videollamadas con familiares y amigos pueden ayudar mucho ya que el sentimiento de estar juntos en esto puede aumentar nuestra resiliencia.
3. Aumento de la violencia doméstica.
A principios de abril, Naciones Unidas pidió acción global inmediata para combatir el aumento de la violencia contra las mujeres y las niñas durante la pandemia ya que la violencia doméstica ha aumentando en todo el mundo. No hace falta decir que la amenaza de abuso agrava el estrés, la ansiedad y el miedo.
Los estudios científicos apenas están comenzando, pero algunos resultados preliminares confirman tendencia de que la violencia ha empeorado en casi un 60% entre las personas que previamente ya estaban experimentando violencia doméstica debido a alguno de los siguientes factores:
· Personas que pasan más tiempo en casa con parejas abusivas.
· Desempleo y otros factores de estrés financiero que causan conflictos.
· Refugios que cierran sus puertas.
· La policía pone muchas trabas para intervenir.
4. Mas daño a las poblaciones prioritarias.
Las personas que previamente ya tenían mala salud o enfermedades crónicas tienden a tener síntomas más altos de estrés, ansiedad, depresión y trastorno de estrés postraumático. Por supuesto, esto podría deberse a que estas también son las personas con mayores riesgos para la salud debido al COVID-19.Si bien las personas mayores tienen más riesgos de salud a causa del COVID-19, las personas más jóvenes son quienes están luchando más por su salud emocional. Se considera que las mujeres tienden a tener una peor salud mental en general por padecer más ciertos factores de estrés como la carga adicional de brindar cuidados y el riesgo de perder el trabajo.Para los más jóvenes, como los estudiantes que han tenido que adaptarse a la educación en línea, las interrupciones en sus rutinas podrían ser las culpables.
5. Afectación de la situación laboral.
Una de las mayores perturbaciones de nuestra vida diaria es cómo la pandemia ha afectado nuestro trabajo o fuente de ingresos. Los colaboradores esenciales se arriesgan a cuidar enfermos, vender comida, entregar correo y recoger basura. Hay colaboradores que pudieron continuar en una oficina y aunque trabajar en una oficina puede parecer arriesgado, son las personas que trabajaban desde casa las que en realidad están más angustiadas y menos satisfechas por los malabares que tienen que hacer con el trabajo y el cuidado de niños o personas mayores. Otras personas no han podido continuar trabajando durante la pandemia, y esperan el momento en que se les llame para regresar a trabajar, mientras que muchas otras han sido despedidas. La pandemia está amenazando la economía y afectando el futuro financiero de todos. En un sentido muy real, todos estamos en el mismo mar, pero en diferente barco.
¿Qué podemos hacer al respecto?
Hay muchas cosas sobre las que no tenemos control en esta situación, que es estresante en sí misma. Pero, ¿qué podemos controlar? Esa es la primera pregunta que debemos hacernos, ya que una gran forma de reaccionar es centrarnos en los que sí tenemos y en lo que sí podemos controlar, es decir cultivar el hábito del optimismo.
COVID-19 ha cambiado drásticamente nuestra “vida normal”. Muchos de nosotros ahora estamos trabajando de forma remota por primera vez al mismo tiempo, nos enfrentamos al miedo, el dolor, las dificultades económicas, la soledad y otros desafíos. Con todos estos cambios, es importante ahora más que nunca invertir colectivamente en nuestro bienestar y salud mental, tanto en general como en el trabajo. Lo que estamos atravesando en este momento es un factor de estrés importante a escala mundial. Y aunque todos estamos (apropiadamente) enfocados en cuidar la salud física propia, de nuestras familias, nuestras comunidades y la sociedad en general, las necesidades relacionadas con nuestra salud mental, emocional y social están cobrando relevancia rápidamente.