Comentarios al Capítulo 1: Alcances generales sobre el control del poder
El primer capítulo del libro "El Control del Poder en el Estado Constitucional" de Pedro A. Hernández Chávez aborda una cuestión central en la teoría constitucional contemporánea: la necesidad de controlar el poder para evitar su abuso y garantizar un sistema democrático equilibrado. Este planteamiento inicial revela una profunda reflexión sobre el rol del Estado constitucional moderno, fundamentado en el principio de la separación de poderes, pero especialmente enfocado en los mecanismos de control. Desde una perspectiva crítica, el autor despliega una base sólida para una teoría integral del control constitucional, evidenciando cómo la separación de poderes y los controles efectivos no solo estructuran el poder, sino que lo limitan y racionalizan, promoviendo un gobierno responsable y sujeto a la ley.
Este análisis, además de situarse dentro de una tradición constitucionalista de largo recorrido, invita al lector a cuestionar la relación entre el poder, sus limitaciones y las garantías que aseguran su correcto ejercicio. La obra no solo discute la necesidad de establecer controles, sino que subraya cómo la naturaleza humana misma implica un riesgo inherente en la detentación del poder, lo que justifica la imperiosa necesidad de su supervisión. El libro, por lo tanto, no es una simple exposición teórica, sino una reflexión crítica sobre la naturaleza misma del poder y su gestión en un contexto constitucional.
Desde las primeras líneas, Hernández Chávez plantea que el poder estatal, aunque unitario en su origen, debe dividirse en funciones específicas para evitar su concentración. La clásica idea de separación de poderes cobra aquí un nuevo significado, pues no se trata solo de una distribución de tareas, sino de una distribución que busca el equilibrio y la supervisión mutua. Esta conceptualización del poder como algo que necesita ser regulado y limitado es, sin duda, uno de los mayores aciertos del autor, pues conecta la teoría clásica de Montesquieu con los desafíos actuales de los Estados modernos. Hernández Chávez demuestra que el verdadero reto no es solo dividir el poder, sino asegurar su control continuo.
El autor destaca que la separación de poderes pierde su efectividad sin mecanismos que supervisen su ejercicio. Esta idea de "control" como una constante vigilancia y limitación del poder es un aporte fundamental al debate contemporáneo, especialmente cuando se analiza el funcionamiento de las democracias en contextos donde las instituciones de control pueden verse debilitadas o cooptadas por el poder político. Hernández Chávez acierta al recalcar que los mecanismos de control son indispensables para la realización práctica del Estado constitucional, no solo como una estructura de poder, sino como un sistema que protege los derechos y libertades de los ciudadanos.
Un aspecto central del análisis del autor es su insistencia en que el poder no solo debe ser limitado, sino también racionalizado. La "racionalización" del poder es un concepto clave que Hernández Chávez explora a fondo, argumentando que, para que el poder sea aceptable y comprensible para los gobernados, debe estar sometido a fuerzas externas que lo equilibren y supervisen. Esta postura es no solo convincente, sino necesaria en un contexto donde el abuso de poder ha sido una constante histórica. El control, como medio para esta racionalización, se convierte en el mecanismo que asegura que las limitaciones al poder no sean meras declaraciones normativas, sino realidades efectivas.
Otro elemento destacado en el capítulo es la relación que el autor establece entre los conceptos de limitación, control y garantía. La interacción entre estos tres términos refleja la profundidad del análisis teórico de Hernández Chávez, quien plantea que el poder limitado debe ser, necesariamente, controlado, y que este control garantiza las limitaciones establecidas constitucionalmente. En este sentido, el autor no solo aborda la teoría, sino que proporciona un marco para entender cómo las instituciones deben funcionar en la práctica para evitar el autoritarismo y preservar la democracia.
Hernández Chávez se apoya en autores como Aragón Reyes para reforzar sus argumentos sobre la necesidad de un poder controlado. La afirmación de que "el poder limitado es, en consecuencia, poder controlado" resuena fuertemente en el contexto actual, donde el desequilibrio de poder en diversas partes del mundo ha demostrado los peligros de una limitación sin control. Este punto de vista no solo es relevante, sino crucial para entender los desafíos que enfrentan los Estados constitucionales contemporáneos.
El recorrido histórico que ofrece Hernández Chávez sobre el desarrollo del control del poder es otro de los puntos fuertes del capítulo. Al remontarse a las asambleas democráticas de la antigua Atenas, el autor muestra cómo el control del poder ha sido una preocupación constante en la organización política, subrayando que este no es un fenómeno moderno, sino una necesidad intrínseca a cualquier sistema de gobierno que pretenda evitar la tiranía. Este enfoque histórico dota al análisis de una perspectiva más amplia, permitiendo al lector comprender que los principios que sustentan el control del poder no son exclusivos de nuestro tiempo, sino que han evolucionado a lo largo de los siglos.
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En su análisis de la Edad Moderna, el autor observa cómo la noción de constitución medieval decayó con el auge del absolutismo, lo que subraya la importancia de los controles frente a la concentración del poder en manos de un solo individuo o institución. La crítica a las teorías que defendían la soberanía absoluta del monarca muestra la lucidez del autor al conectar los debates teóricos del pasado con las exigencias actuales de control en el marco de un Estado constitucional moderno. Hernández Chávez, con precisión, destaca cómo la evolución del constitucionalismo europeo contribuyó a fortalecer los mecanismos de control, sentando las bases para los sistemas de derecho democrático y social que caracterizan a las democracias contemporáneas.
El enfoque del autor hacia las críticas contemporáneas al control del poder, como las planteadas por Duguit, Schmitt y otros, es igualmente esclarecedor. Hernández Chávez logra presentar estas críticas de manera equilibrada, reconociendo sus aportes sin desmerecer la importancia de mantener sistemas de control efectivos. Su crítica al realismo de Duguit y al decisionismo de Schmitt es un ejercicio de reflexión profunda que demuestra la importancia de no abandonar los mecanismos de control bajo ningún pretexto, ya que su ausencia puede conducir al autoritarismo o a un ejercicio arbitrario del poder.
Finalmente, Hernández Chávez concluye su análisis destacando el papel central de los tribunales constitucionales en la limitación y control del poder. Al subrayar el rol de estos tribunales en la protección de los derechos fundamentales y en el equilibrio de poder, el autor evidencia su profundo compromiso con los principios democráticos y su creencia en la eficacia de las instituciones constitucionales. El énfasis en la necesidad de que estos tribunales actúen de manera efectiva es una conclusión lógica y necesaria para el argumento que ha desarrollado a lo largo del capítulo.
En conclusión, el primer capítulo de "El Control del Poder en el Estado Constitucional" es una pieza académica que invita a una reflexión profunda sobre la naturaleza del poder y su control en el marco de un Estado constitucional. Pedro A. Hernández Chávez logra articular de manera elocuente y convincente la importancia de los mecanismos de control, no solo como un elemento teórico, sino como una realidad indispensable para el buen funcionamiento de las democracias modernas. La interrelación entre los conceptos de limitación, control y garantía, propuesta por el autor, constituye un aporte significativo al debate sobre el control del poder, especialmente en un contexto donde las instituciones democráticas enfrentan constantes desafíos.
El enfoque histórico y teórico de Hernández Chávez proporciona una base sólida para comprender la evolución de los mecanismos de control y la importancia de su existencia efectiva. Además, su análisis crítico de las posturas contemporáneas en torno al control del poder, combinada con su defensa de los tribunales constitucionales, refuerza la necesidad de mantener sistemas de control robustos que protejan tanto a los gobernados como a la estructura misma del Estado constitucional.
En definitiva, este capítulo inicial no solo introduce al lector a una teoría integral del control constitucional, sino que lo invita a reflexionar sobre las implicaciones prácticas y humanas del ejercicio del poder, dejando en claro que un poder sin control es, en última instancia, un poder destinado al abuso.
Todo ello nos lleva a sostener, con plena convicción, que el control del poder no solo constituye un mecanismo indispensable para prevenir el abuso y la arbitrariedad por parte de quienes ostentan la autoridad, sino que además desempeña un papel crucial en la promoción de una participación democrática efectiva e inclusiva. Este control se erige como el pilar que garantiza el equilibrio en la relación entre gobernantes y gobernados, asegurando que los ciudadanos no solo sean receptores pasivos de decisiones, sino actores activos en la vida política del Estado. Más aún, dicho control constituye la salvaguarda primordial de los derechos fundamentales, pues es a través de su ejercicio que se limita el poder y se crean las condiciones necesarias para la protección efectiva de las libertades individuales y colectivas, tal como lo sostiene Ferrajoli en su concepción del garantismo.
Así, el control del poder no es simplemente una medida técnica de fiscalización, sino el motor que permite la vigencia de un Estado constitucional robusto, donde la dignidad humana, la justicia y el respeto a los derechos prevalecen sobre cualquier forma de opresión o hegemonía.
Hernández Chávez, P. A. (2023) "El Control del Poder en el Estado Constitucional: Fundamentos para una teoría integral del control constitucional". Editora y Librería Jurídica Grijley. Primera edición. 768 p.