Comentarios al capítulo 6: Las Máquinas Electorales

En el vibrante y a menudo turbulento escenario político peruano, la integridad y la transparencia de los procesos electorales se han convertido en pilares fundamentales para el fortalecimiento de la democracia. En este contexto, el Capítulo VI del libro de Gustavo Gutiérrez Ticse , titulado "Las Máquinas Electorales", ofrece un análisis profundo y meticuloso de las instituciones que son la columna vertebral de los comicios en Perú: el Jurado Nacional de Elecciones (JNE), la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE) y el Registro Nacional de Identificación y Estado Civil (RENIEC).

Estas entidades, referidas acertadamente como "máquinas electorales," desempeñan roles cruciales y complementarios para garantizar que cada votación se lleve a cabo de manera justa, libre y equitativa.

Así, el JNE constituye el órgano de administración de justicia electoral y supervisa la legalidad del proceso electoral, asegurando que las normas y reglamentos se cumplan a cabalidad. La ONPE se encarga de la organización y ejecución práctica de las elecciones, manejando desde la logística hasta el escrutinio de los votos. Finalmente, la RENIEC proporciona el soporte vital en términos de registro y actualización del padrón electoral, asegurando que cada ciudadano esté correctamente identificado y habilitado para ejercer su derecho al voto.

En un período donde la confianza en las instituciones es constantemente puesta a prueba, Gutiérrez Ticse nos invita a reflexionar sobre las principales problemáticas y desafíos institucionales que afrontan a fin de proveer a la población peruana de una verdadera justicia electoral. Así pues, su narrativa no solo reconoce los avances y fortalezas, sino que también ofrece una crítica constructiva, señalando áreas de mejora necesarias para enfrentar los retos futuros.

En ese marco, Gutiérrez Ticse señala con agudeza que, debido a deficiencias de técnica legislativa, las competencias de estas entidades no han sido adecuadamente configuradas. La interconexión entre estas instituciones, aunque esencial para un proceso electoral robusto, ha generado en la práctica espacios de tensión en cuanto a la atribución de autonomías y, en ocasiones, duplicidades de funciones.

Asimismo, el autor aborda una de las problemáticas más evidentes en los órganos encargados de impartir justicia: la abrumadora carga laboral. En este sentido, la actuación del Jurado Nacional de Elecciones (JNE) no es ajena a esta realidad. En su posición como órgano encargado de la administración de justicia electoral, el JNE se ha visto profundamente afectado, lo que ha resultado en una gestión engorrosa, selectiva, lenta y, en ocasiones, arbitraria.

Esta problemática se agrava debido a la insuficiencia de sus miembros, tanto en número como en especialización. Además, la eficiencia del control constitucional es baja o prácticamente nula. Como señala nuestro autor: “El amparo electoral, que formalmente es posible, en la realidad es ineficaz, toda vez que son contados por los dedos los que han podido tener éxito”.

En esta línea argumentativa, nuestra justicia electoral funciona a media potencia, con una composición de cinco miembros que resulta ineficiente y, en muchos casos, inoperativa. A esto se suma el hecho de que sus integrantes no son propiamente especialistas en materia electoral. Es crucial reconocer que el derecho electoral es hoy en día una disciplina autónoma, y un jurado debe impartir justicia especializada.

El autor se decanta por una propuesta simple, pero acertada: Se debería optar por una composición de siete miembros, distribuidos en dos salas de tres, integradas por jueces constitucionales. Estos jueces, con una perspectiva protectora, preservarían la integridad del derecho de participación política por encima de la mera ritualidad reglamentaria.

Por otro lado, en cuanto a las atribuciones electorales del Registro Nacional de Identificación y Estado Civil - RENIEC , es esencial considerar que estas son, en la práctica, atribuibles a la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE) , ya que esta última es responsable de la administración de los procesos electorales. Sin embargo, la participación del RENIEC sigue siendo crucial, especialmente en la verificación de firmas, una labor compleja que, aunque corresponde a la ONPE, debe continuar siendo ejecutada por la RENIEC. Esta actividad representa uno de los pilares fundamentales de la actuación de la administración pública y la optimización de los poderes del Estado: la interoperabilidad.

En suma, el análisis de Gustavo Gutiérrez Ticse en "Las Máquinas Electorales" destaca la importancia de una configuración adecuada y una interconexión eficiente entre el JNE, la ONPE y la RENIEC para garantizar la transparencia y la efectividad del proceso electoral peruano. El autor pone de relieve las deficiencias legislativas y técnicas que afectan el desempeño de estas instituciones, señalando la necesidad de una reforma profunda que contemple la especialización y la suficiencia numérica de sus miembros.

Consecuentemente, en un contexto donde la confianza en las instituciones electorales es fundamental para la consolidación democrática, las propuestas de Gutiérrez Ticse ofrecen un camino claro y viable hacia la mejora del sistema electoral peruano. La implementación de estas reformas permitiría no solo una administración electoral más eficiente y justa, sino también una mayor protección del derecho de participación política de los ciudadanos, asegurando que la voluntad popular se exprese de manera libre y equitativa.

Gutiérrez Ticse, G. (2023) "La Reforma Constitucional". Serie Constitucionalismo Popular. Editorial Grijley. Tomo 1. 175 p.