“COMO DICE LA PELICULA DE RATATUILLE… “EL CAMBIO EMPIEZA POR UNO MISMO”
Estos días de confinamiento me ha dado la posibilidad de reflexionar como nunca lo había hecho y desde un punto de vista real y futurista, con vistas a lo que quiero hacer en el futuro y haciendo una reflexión de que hemos hecho mal en el pasado.
Somos grandes cada uno de nosotros y cada uno en nuestra parcela profesional y personal, eso no lo pongo en duda, unos con más credibilidad que otros, otros con más ego que unos, unos más egoístas y otros narcisistas, unos velando solo por sus propios intereses y otros haciendo de la honestidad una propaganda y no un hecho. Algunos se ponían su corbata y traje y salían de casa (antes de la pandemia) para realizar sus tareas profesionales en grandes empresas, turísticas, de textil, restaurantes, editoriales, periódicos, universidades, museos, compañías de seguros, compañías aéreas, bancos, casas de apuestas, representantes de deportistas de elite y tantos y tantos sectores que hacen que un país desarrollado funcione correctamente, pero al final, hoy por hoy todos encerrados en casa.
Las chanclas y la camiseta nos ubican en un escenario en el que ni una cuarta parte de nosotros jamás habíamos experimentado. Hemos pasado de creer que éramos imprescindibles a ser totalmente prescindibles, todos al mismo nivel, todos rodeados de nuestras parejas, con nuestros hijos, intentando sacar la basura antes que lo haga otro, aun que ni siquiera antes lo hubiésemos hecho nunca por nuestro estilo de vida profesional, lavar los platos después de comer, pasar la aspiradora, limpiar el polvo… nadie nos obliga hacerlo pero es algo que necesitamos hacer y que esa acción nos haga sentir útiles en estos días de confinamiento obligatorio… el ser humano por naturaleza, en cualquiera de las facetas de la vida tiene la necesidad en todo momento, que se le reconozca su participación en cualquier tarea a la que destinemos nuestro esfuerzo, personal y profesional y bajo mi punto de vista, esto tiene que ser el objetivo individual, de cada uno de nosotros para con los demás después de esta cachetada de humildad que el destino nos está dando. Al margen del rango jerárquico que ocupes, al margen de la clase social que pertenezcas, al margen de tus ideales sociales, políticos o religiosos, no olvides que hubo un tiempo en que dejaste de ser imprescindible para pasar a vestir chanclas y camiseta y no precisamente para irte de vacaciones.
Los imprescindibles hoy, son aquellos a los que nunca les hemos prestado atención, el trabajador de la limpieza que con esmero hoy y siempre, desinfecta y limpia, habitaciones en un hospital, un parking, unas escaleras, un ascensor, un banco, una sala de espera… el seguridad que esta a la puerta de un centro comercial, si!! ese que siempre a estado ahí y que ahora saludamos cordialmente cuando nos entrega los guantes, los médicos y enfermeras con los que, algunos desaprensivos cuestionaban su diagnósticos o atenciones antes del covid19, el sector primario… que haríamos sin ellos en una situación como esta y que poco respeto se les da a su día a día en una situación normal, su esfuerzo y dedicación de generación tras generación en manos de las grandes corporaciones de la alimentación y a precios simplemente para sobrevivir. Los policías, esos que nos permitíamos el lujo de cuestionar cuando nos ponían una multa por cometer una infracción y que hoy salen aplaudir y a visitar a nuestros niños que cumplen años y que no pueden celebrarlo con sus amigos y otros familiares. Son imprescindibles los hombres y mujeres que forman parte del ejercito español que haciendo honor a lo que representan, deben dar seguridad, dejan los rifles y las estrategias de combate para salir a las calles de cualquier ciudad y apoyar en cualquier tarea que se les encomiende…. En definitiva, todos y cada uno de nosotros en una situación normal tiene una función determinada en la vida, solo hay que tener la capacidad de querer de verlo, pero lo triste de todo esto es que una situación excepcional nos tenga que ayudar a sacar del baúl que llevábamos años sin abrir, el valor de la Humildad y la gratitud. Yo también lo he hecho, y he cerrado el baúl con un candado arrojando la llave por el balcón para que nunca mas esos dos valores, humildad y gratitud puedan volver a entrar en el y me acompañen siempre para usar como el agua que bebemos ante cualquier persona que se cruce en mi camino.
Esta claro que vienen cambios importantes y todos y cada uno de nosotros vamos a tener un papel determinante en la adaptación, no solo la nuestra sino también en la de los demás y ahí entrará la verdadera solidaridad, humildad, gratitud, respeto, colaboración, comprensión y todos esos valores humanos y sociales a los que hay que ir empezando a quitar el polvo para poder volver a ponerlos en actividad.
Como la película de Ratatuille dice, “el cambio empieza por uno mismo”.
Sub Chef ..Con Amplía experiencias en Cocina de Restaurantes de especialidades y Banguetes en complejos hotelero
4 añosBonita Reflexión