Como el monte puede ayudar al mar
Foto: MichaelisScientists.

Como el monte puede ayudar al mar

Según el informe Pew “Rompiendo la ola de plástico”, el 40% de los residuos plásticos actuales termina en el ambiente, unos 11 millones de toneladas al año acaban en el océano (referencia 2016) y si no tomamos medidas, alrededor de tres veces más de plástico será vertido al océano hacia el año 2040.

¿Qué tiene esto que ver con los montes?

El problema es lo suficientemente grande como para que los montes sean la única solución, hay muchos ejes de trabajo según señala este mismo informe. Uno de los principales, es la reducción de uso y la sustitución. Y aquí los montes tienen mucho que aportar.

Cada vez que elegimos un producto hecho de un material renovable, natural, biodegradable y producido de forma sostenible, como es el caso de la madera certificada y productos derivados, frente a un producto de plástico, estamos contribuyendo a solucionar el problema.

De la misma manera, cada vez que ponemos en el mercado un producto de origen forestal que sustituye al plástico, estamos también del lado de la solución. Es aquí donde el papel del monte y de los/s propietarios/as y gestores/as forestales tiene gran relevancia, aunque muchas veces no seamos plenamente conscientes de la importancia de esta labor.

Una misión para la gestión forestal

Una fábula cuenta la anécdota de un viajero que visita Chartres durante la construcción de su catedral y encuentra a varios picapedreros trabajando. Preguntó a uno de ellos por lo que hacía y le respondió entre quejas que lo podía ver él mismo, picaba piedra, un trabajo penoso, de poco valor y miserable. Vio a otro picapedrero no lejos de él que trabajaba con entusiasmo, se acercó y le hizo la misma pregunta. El obrero le respondió sonriente: señor, construyo una catedral. 

La gestión forestal tiene su propia catedral y se encuentra fuera de los límites del monte. Nuestra labor está en el monte, y debemos cuidar de él, pero esta tarea no debe hacernos olvidar que tenemos una misión que la trasciende. Queramos o no, quienes nos dedicamos al monte y a su industria, tenemos un grado importante de responsabilidad en la solución a algunas de las grandes crisis del planeta.

No olvidemos que mientras nuestros océanos se llenan de plástico nuestra atmósfera no deja de cargarse de CO2. Cada tonelada de madera producida de manera sostenible (mejor certificada y a ser posible “local”) que venga a sustituir el uso de materiales intensivos en consumo energético y emisiones de carbono, como el acero o el hormigón, contribuye a la lucha contra el calentamiento global (además de ahorrar energía entre otros beneficios). Contamos con nuevas soluciones y materiales de ingeniería en madera que hacen soñar a cada vez más arquitectos/as y ofrecen posibilidades constructivas con este material únicas en confort y en diseño. El carbono queda almacenado y a buen recaudo en nuestras construcciones mientras los bosques de los que provienen pueden regenerarse, seguir creciendo y acumulando CO2.  

Actualmente en España utilizamos cerca del 39% de la tasa de crecimiento anual de madera (Estadísticas Ministerio 2019), muy por debajo de lo que podríamos extraer y comercializar de forma sostenible. En la UE-28 esta tasa se acerca al 81% (datos 2015, Forest Europe Report 2020). No tiene sentido intentar aprovechar el 100% del crecimiento, muchas zonas son inaccesibles, sus productos tienen difícil salida en el mercado o tienen regímenes especiales de gestión, por citar algunas razones, pero deberíamos pedir a cada monte, a cada parcela, todo lo que pueda ofrecer de forma sostenible. Esto implica aumentar el radio de acción de la gestión forestal y extraer más madera y otros productos forestales de alto valor ambiental.

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Pila de madera en aprovechamiento forestal en Navarra. Foto: David García Castillo

La paradoja ambiental de la corta de madera

Cortar árboles y gestionar nuestros montes para que den lo máximo puede sonar extraño a muchas personas como fórmula para que los bosques ayuden a solucionar nuestros grandes retos ambientales. Es normal, porque es absolutamente contraintuitivo. ¿Cómo explicar que cortando árboles mejoramos el bosque, contribuimos a reducir el carbono en la atmósfera y ayudamos a hacer una sociedad más sostenible? 

La producción de madera es un servicio ambiental prioritario de nuestros bosques. Esto es difícil de comprender por una parte creciente de la sociedad, que recibe a menudo el mensaje contrario: mejor no cortar árboles. Como refleja el estudio publicado en 2020 por el Instituto Forestal Europeo sobre la percepción pública en la UE respecto al sector forestal, las actividades de gestión forestal reciben poca aceptación. Los ciudadanos aprecian los bosques y reconocen sus contribuciones recreativas y su biodiversidad pero tienen un escaso conocimiento sobre cuestiones forestales. Ponen en segundo plano el valor aportado por las materias primas forestales y cuestionan sus beneficios ambientales, como, por ejemplo, su contribución a la mitigación del cambio climático.

Este desconocimiento y esta falta de apoyo social a la gestión forestal y a la producción de madera de nuestros montes dificultan la misión de sacar el plástico del mar y de reducir las emisiones globales de carbono. Sigamos manos a la obra productores y consumidores de productos renovables y sostenibles de origen forestal aportando soluciones a los problemas de nuestro tiempo y construyamos una "catedral" lo más grande y duradera posible para uso y disfrute de las generaciones futuras.

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