¿Como se gestiona el conflicto?

Ya es invierno en muchas partes del mundo y ya muchos empiezan a quejarse del frío y del calor. Si, del calor. Pero pasa igual en España, Colombia o Perú. Recuerdo que el año pasado en mi salón de clases tuvimos algunos problemas por este tema. Un grupo de adultos profesionales no nos podíamos poner de acuerdo acerca de la temperatura adecuada. El ritual era igual todos los días. Una persona entraba en el salón de clases y subía la temperatura, a la mitad de la clase otra persona venía y la bajaba. Después venía el conflicto, los grupos a favor y en contra, la negociación y a veces el acuerdo, pero casi siempre se terminaba primero la clase. Todo volvía a pasar al día siguiente sin importar si se acabara el invierno o el verano.

¿Qué es lo que pasa? ¿acaso no podemos dejar de pensar solo en nuestras preferencias y hacer siempre las cosas a nuestra manera?

El caso del salón de clases solo es el reflejo que los seres humanos tenemos deseos y necesidades diferentes. Esto genera conflicto y mal gestionado el conflicto puede desmotivar al grupo, hace que las personas y las empresas tomen decisiones equivocadas e incluso le quitan la paz mental a los trabajadores por el deterioro que les produce. Para que esto no suceda necesitamos desarrollar competencias y ejercer liderazgo positivo sin polarizar al grupo generando resentimiento y odio ¿Cómo lograrlo?

La mejor manera de solucionar el conflicto es comenzando a discutir las necesidades, en vez de solo buscar soluciones. También es muy importante que el poder corporativo sea usado adecuadamente. La manipulación, la victimización y formación de “bandos” socava la confianza y sin confianza nada es fácil. Gestionar el conflicto conlleva afrontar miedos, rabia, dolor y frustraciones pero se deben desarrollar opciones o alternativas para ayudar a los involucrados a moverse hacia soluciones.

Al llegar a un acuerdo no hay que quedarnos ahí, independientemente del contexto del conflicto, debemos ampliar nuestra perspectiva e interiorizar las lecciones aprendidas para seguir adelante. El conflicto es inherente a la condición humana, porque sí, todos tenemos deseos y necesidades diferentes, pero también tenemos objetivos comunes. Debemos enfocarnos en lo que nos une y no en lo que nos divide. Puede que nunca nos pusiéramos de acuerdo con la temperatura del salón de clases, pero mis compañeros y yo vivimos juntos una experiencia de vida inolvidable y eso es lo realmente importante.