Competencia desleal

Competencia desleal

¿Qué hacer cuando no hay “fair play” en los negocios?

La economía de mercado presupone que las empresas van a robarse clientes entre sí. Las estrategias más evidentes consisten en incidir sobre uno de dos factores: el precio o la calidad. Pensemos, por ejemplo, en una persona de 1925 decidiéndose entre comprar un Ford Modelo T o un Mercedes Benz Typ 400. No obstante, la diversidad de las estrategias de mercado está limitada únicamente por la creatividad de los oferentes. ¿Quién más, además de Adolf Dessler (ADIDAS), hubiera pensado en regalarle zapatillas al brillante Jesse Owens de los juegos olímpicos de 1936 para atraer compradores? En ese sentido, la dinámica del mercado incentiva a que los vendedores u oferentes sean cada vez más imaginativos para robarle clientes a su competencia.

Ese es el principio básico. No obstante, existen ciertos límites o excepciones a la audacia empresarial. Uno de los más importantes en cuanto al robo o “desviación de clientela”, como lo define la ley, es la competencia desleal. Algunos ejemplos de tal figura son propagar noticias que desacrediten a un competidor, comparar sus productos o servicios con los propios, utilizar información falsa sobre el origen de los productos y, en general, cualquier medio “deshonesto” susceptible de captar clientela. En otras palabras, es prohibido utilizar métodos que riñan con los buenos principios y prácticas comerciales, para captar clientela. Es importante resaltar que los criterios más avanzados tienden a verificar si hay una distorsión de mercado.

Algunos consejos a tener en mente.

Desde luego, los más afectados con la competencia desleal son aquellos que ven disminuidas sus ventas. Estos afectados, incluso, suelen estar en mejores condiciones para recolectar evidencia para una posible acción legal. En esa situación hay dos elementos a considerar para lograr un resultado satisfactorio del proceso judicial y para mitigar de alguna manera los efectos de la competencia desleal, mientras dure el proceso.

¿Cómo aumentar las posibilidades de éxito en un proceso judicial de este tipo?

Es bastante conocido que los procesos judiciales duran más de lo que nos gustaría. El factor probatorio, además, requiere del demandante un esfuerzo por volverse una especie de detective que pueda reconstruir hacia atrás los hechos del caso. Considerando lo anterior, obtener pruebas para estos procesos judiciales se vuelve más difícil a medida se va dilatando el procedimiento. Por ejemplo, el demandado puede destruir evidencia cuando vea que se inició un proceso legal, persuadir a los testigos de no declarar o reacomodar sus estrategias para disfrazar sus operaciones ilegales. Tal situación, desde luego, imposibilita que la justicia opere.

Algo que permite evitar este obstáculo es utilizar las diligencias de anticipo de prueba, antes de interponer directamente la demanda. Tal circunstancia permite acceder a documentos, registros contables, examen de inventarios o cualquier otra información que permite preparar la demanda en términos más precisos y con un mayor grado de probabilidad de éxito. Ir a juicio representa un costo, por lo cual siempre es necesario aumentar las probabilidades de que valga la pena. Además, actuar en ese orden permite agotar todos los hechos del caso y evitar sorpresas. Suele suceder que la distorsión del mercado es más grave y a mayor escala de lo que uno piensa.

¿Qué hacer mientras dura el proceso?

Por otro lado, la misma dilación de los procesos judiciales suele poner al demandante en una posición complicada, mientras dura el proceso. Pensemos en un vendedor que debe soportar años de litigio mientras el demandado sigue vendiendo falsificaciones de su producto. Probablemente, pueda obtener una sentencia favorable. Sin embargo, ya habrá perdido mucho dinero, independientemente del resultado. Este problema refleja la necesidad de obtener algún tipo de medida cautelar mientras dure el proceso judicial. Ésta viene en forma de resolución judicial y es una medida que adopta un Juez para evitar que los daños se agraven mientras dura un proceso o para asegurar la eficacia de una posible sentencia favorable.

El mejor consejo: evitar la bola de nieve.

Ahora bien, es importante tener en mente que ambos trámites (medidas cautelares y anticipo de prueba) exigen un trámite previo a la demanda y una contra cautela o caución. Estas últimas pueden ser fianzas o depósitos de dinero en efectivo y se requieren para cubrir posibles daños y perjuicios del demandado, en caso de que la demanda resulte infundada. Desde luego, actuar de manera rápida ante estas contingencias puede representar una carga económica importante de un día para otro. Sin embargo, el costo de la inactividad podría agravarse velozmente hasta el punto de poner en riesgo la continuidad de un negocio. Por lo tanto, a un nivel de estrategia el tiempo es el factor más importante en estos casos, por lo cual es necesario iniciar acciones legales inmediatamente.

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