Competencia leal                           
¿Éxito completo o antesala al fracaso?

Competencia leal ¿Éxito completo o antesala al fracaso?

El conocido lema de los Juegos Olímpico “Citius, Altius, Fortius” que significa “más rápido, más alto, más fuerte” es una invitación al esfuerzo máximo para lograr la excelencia deportiva.

Pero el Movimiento Olímpico preconiza elevar la proeza más allá del logro deportivo, insiste en la importancia de practicar los principios que enaltecen a la especia humana como son la lealtad, la solidaridad y la empatía.

En los ya muy lejanos Juego Olímpicos de Ámsterdam (1928), Henry “Bobby” Pearce, un remero australiano de Scull, participaba en la competencia de remo individual. Llevaba la delantera cuando se percató que su bote se encontraba en curso de colisión con una familia de patos que estaba cruzando el canal donde se disputaba la prueba. Pearce se detuvo y esperó que las aves terminasen de cruzar, momento en el cual reanudó su carrera la cual ganó de todas maneras.

Generalmente los actos de deportividad de este tipo concluyen en derrotas, no olvidemos la célebre frase atribuida al jugador y posterior entrenador de beisbol Leo Durocher: “Los tipos nobles terminan en últimos lugar” y, en efecto, suele suceder que un gesto de solidaridad termine en derrota.

Fue en 1964, en los Juegos Olímpicos de invierno en Innsbruck cuando el conductor de trineo italiano Eugenio Monti tuvo un gesto con el que demostró un toque de distinción. Monti terminó en primer lugar al finalizar la primera ronda y el único que tenia oportunidad de derrotarlo era Anthony Nash de Gran Bretaña. Cuando Nash y su compañero se preparaban para la jornada final, advirtieron, en el último momento, que su trineo tenía una falla con el eje. Monti fue informado del percance y de inmediato quitó el correspondiente tornillo de su propio trineo y se lo envió al equipo británico. Nash reparó su trineo para luego deslizarse como un bólido por la pista y establecer un récord ganando así la medalla de oro. Monti obtuvo la presea de bronce en esa competencia pero luego fue el primer deportista galardonado con la medalla “Pierre de Coubertin” (fundador de los Juegos Olímpicos de la era moderna) también conocida como la medalla al verdadero espíritu deportivo.

En nuestros días de incesantes cambios, con la Covid-19 pululando por el mundo entero, en la era de “Machine Learning”, datos en la nube, Inteligencia Artificial y la llamada “cuarta revolución industrial” en marcha y, en la que, como se dice, estamos ahogados en información pero hambrientos por conocimiento, bien vale la pena una reflexión a estos hechos que ilustran empatía, colaboración y compañerismos.

¿Cuántas veces o con qué frecuencia detenemos nuestro velocísimo procesador de disco estado sólido para que “los patos” que están en nuestra línea de colisión pasen? Lo curioso es que los “patos” que se interponen en nuestro camino suelen ser nuestros colegas, amigos, familiares que decidieron cruzar el canal e interferir en nuestra importantísima labor. Henry Pierce pudo seguir pues, según la reseña histórica del evento, por la ventaja y velocidad que llevaba se encaminaba a romper un récord Olímpico. Seguramente lo hubiera logrado y, de paso, hubiese roto además algunas alas, picos y patas.

Eugenio Monti bien pudo encogerse de hombros al saber la noticia del problema con el trineo de los británicos y decir ¡Qué mala suerte! Y para acallar algún remordimiento de conciencia, en su fuero interior reflexionar, mientras se colgaba su presea dorada: - ¡Pobre Nash!

Sin embargo ¿En eso consiste el éxito? ¿Es la derrota, hasta la  devastación del contrincante, la medida exacta de alcanzar la cúspide del logro profesional o empresarial? ¿Conseguir el éxito puede estar por encima de la lealtad, la bondad, la generosidad y la honradez?

Quizás más de alguno al leer estas líneas pensará que son anécdotas plagadas de un anacrónico romanticismo, que son eventos propios de de una pretérita época relatadas en blanco y negro y con movimientos de cámara lenta, que todo está bien por tratarse de deportes pero que en la jungla de la vida real el lema debe ser “sálvese quien pueda” y que en este mundo al adversario no se le da tregua. Sin embargo, no debemos olvidar lo que W. Churchill expuso alguna vez “El precio de la grandeza es la responsabilidad”. Desde luego, primero responsabilidad con uno mismo, pero también y no menos importante, con los demás, teniendo presente que ese “demás” puede ser el ecosistema, los clientes, los empleados, colegas, proveedores, el fisco, etc.

En un mundo de tanta tecnología y velocidad, de noticias falsas o, su eufemismo recíproco, de “verdades alternativas”, la tentación de obtener el éxito empresarial o profesional de cualquier forma y a cualquier precio suele conducir a la degradación de la condición humana, pervierte lo genuino y auténtico del individuo e inevitablemente conduce a navegar en las turbulentas aguas de la mezquindad, la corrupción, la estafa y el latrocinio. La genuina dimensión del uso apropiado de la Big Data y la transformación digital es la transparencia, lograr que en tiempo real las decisiones se basen en hechos y datos pero, sobre todo, que sean decisiones correctas o, al menos, genuinamente apegadas al conocimiento que se tenga hasta el momento, de lo contrario, el ser humano estaría demostrando que muy pocos pasos se alejó de la Roca Tarpeya.


Arnoldo Batres

25.dic.2020

S. Patricia Batres-Marquez

Senior Research Analyst at Decision Innovation Solutions

4 años

Excelente blog!

Ricardo Antonio Gonzalez Yanes

medico internista en unidad medica de el instituto salvadoreño del seguro social Usulutan

4 años

Saludos arnoldo batres edifica tu articulo y orienta te lo agradezco.

Fernando Ortuño Cubillos

Founder & CEO at greenenergy® | Expert in Solar Energy Solutions & Microgrids | Driving Sustainability and Innovation

4 años

Don Arnoldo excelente escrito, gracias por este aporte. Sin duda alguna hoy en día lo mas desgastante es competir en un mundo donde la la definición del éxito equivale a hacer dinero de la forma y a cuestas de lo que sea sin importar lo que pase en la carrera. Quizás sea una de mis inspiraciones mas grandes el haber emprendido, tratar de construir una filosofía que nos permita hacer los negocios de forma diferente basados en los valores que usted menciona. Un abrazo.

Daniel Loaiza

Ingeniero de Mantenimiento Industrial

4 años

Este resumido comentario está respaldado por años de estudio y lectura y sobre todo con la prédica del ejemplo, uno de los honores más grandes cuando fue mi jefe . Saludos.

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