Comunicación asertiva
Freepik / wayhomestudio

Comunicación asertiva

Aún recuerdo aquella mañana soleada, un año atrás, disfrutando de un día de lectura y un buen café made in Colombia en el barrio de Chamberí de Madrid sin llegar a imaginar lo que estaba por venir. Una conversación entre 2 estudiantes de psicología en su tercer año de carrera, y que claramente distinguí por sus carpetas de la facultad, me sacó de la historia en que estaba enfrascado. Ambas se debatían sobre la comunicación hoy en día y lo difícil que resulta ser asertivo en un mundo donde cada cual busca su propio beneficio, un mundo donde la comunicación digital ha sobrepasado todas las barreras y los emoticonos sustituyen a las palabras.

Giré a mi izquierda, la discusión de una pareja captó toda mi atención en cuestión de segundos. Más que tratarse de una discusión amistosa era una lucha de gigantes donde cada cual quería imponer su opinión sobre la opinión del otro. Ahora que lo pienso, me pregunto si llegaron a un acuerdo.

Según Maite (estudiante número 1), quien tampoco pudo evitar escuchar la conversación y emitir una opinión al respecto, sentenció un comportamiento agresivo por ambas partes. De acuerdo a la opinión de Sonia (estudiante número 2), esa relación era carne de terapia de pareja, debían buscar un punto de consenso. “Hay que saber elegir las batallas” concluyó.

Tras esa mañana tan ajetreada con tantos conceptos en mente, decidí adentrarme de lleno en el mundo de la asertividad, más allá de lo que actualmente conocemos como habilidad blanda de manual. Empezaré por describir el concepto, tal cual se explica en varios artículos y libros de psicología:

“Asertividad es la capacidad de expresar nuestras propias opiniones y nuestros propios sentimientos y deseos en el momento adecuado sin que esto ocasione ansiedad y sin que afecte el derecho de los demás.”

Expresar tus propias opiniones, sin ansiedad, respetar las opiniones del resto… curiosamente la pareja del día anterior en la cafetería no era para nada asertiva. Ante mis ojos aparecieron los conceptos pasividad y agresividad que a continuación detallo.

Comportamiento pasivo: es un comportamiento que se da cuando se tiende a evitar los conflictos adaptándose al resto. Puede parecer inofensivo, pero te puede llevar a no expresar tus opiniones aceptando las ideas y los pensamientos del resto sobre los tuyos propios. Esta actitud suele desembocar en momentos de agresividad donde podemos llegar a expresarnos de forma incorrecta y hacer que nuestras opiniones carezcan de valor, aunque puedan ser ciertas.

Comportamiento agresivo: este es totalmente opuesto al comportamiento pasivo. Se trata de un comportamiento donde nuestras necesidades priman sobre el resto y donde queremos imponer nuestros criterios sin respetar lo que la otra persona pueda llegar a pensar. He aquí el comportamiento de la pareja de la cafetería y que correctamete apuntó la estudiante número 1.

Cual tesis doctoral, con los 3 conceptos previamente mencionados sobre la mesa, tiendes a autoevaluarte, yo al menos así lo hice y si no lo haces deberías hacerlo. En muchas ocasiones nos perdemos la oportunidad de autoconocernos y poder corregir o pulir determinadas características de nosotros mismos, y lo que es más importante, a valorarnos y saber qué estamos haciendo bien. No nacemos con el poder de la asertividad y la comunicación, nuestra conducta se va formando con el paso del tiempo y las experiencias vividas.

Buscando las claves para fomentar la asertividad, me encontré con varios artículos donde se planteaban opciones al respecto, muchas en común y otras diferentes. Finalmente decidí construir mi propia lista compuesta por 7 puntos:

  1. Ser simple y directo
  2. Saber decir “No”
  3. Cuidar el tono y la comunicación no verbal
  4. No disculparse por expresar una opinión
  5. No disculparse por cambiar de opinión
  6. Partir sin prejuicios
  7. Saber elegir las batallas (en reconocimiento a la estudiante número 2)

El comportamiento asertivo trae consigo grandes beneficios que van más allá del desarrollo de nuestra inteligencia emocional. Promoviendo un comportamiento asertivo y siguiendo la lista arriba mencionada:

  1. No dejamos que otras personas pasen por alto nuestros valores, intenten convencernos de que su opinión es la única opción válida o incluso que lleguen a decidir por nosotros.
  2. Reduce el stress evitando la acumulación de malestar. En ocasiones no decimos lo que pensamos por evitar el conflicto o incluso por miedo a como la otra parte pueda entender o reaccionar a ella. Tomar esta actitud pasiva no es la solución.
  3. Sentimiento de libertad para lograr nuestros objetivos.
  4. Sentimiento de saber que podemos tomar decisiones sin tener que amoldarnos a cánones impuestos y sin prejuicio de lo que otros puedan pensar. Que tengas una opinión distinta al resto, no necesariamente implica que tu opinión esté errada.

Ahora bien, no vivimos en un mundo en el que todos somos asertivos, y a pesar de que uno lo sea, nos encontramos en el camino con personas con las que no es posible razonar. Seguro que has vivido momentos en los que has sentido que no existe posibilidad alguna de abrir un canal de comunicación directo porque la otra persona no está siendo asertiva, no está por la labor, no existe empatía o simplemente no sabe comunicarse.

En cualquier caso, es de gran importancia tener en cuenta que hay determinadas situaciones que no están bajo nuestro control y que no podemos asumir como un problema propio. Las fallas en la comunicación que puedan tener otras personas no son nuestro problema. Aquí entra en juego nuestra inteligencia emocional, y nos toca aprender a saber cómo tratar con determinados tipos de personas o cómo enfrentarnos a situaciones complejas. Asimismo, hay que ponerse en los zapatos de la otra persona y entender que hay personas que manejan los sentimientos o situaciones de una forma distinta a la nuestra. Entender que la otra persona puede no tener un buen día, no sabe comunicarse de forma efectiva o no sabe cómo gestionar sus emociones correctamente.

Como diría Frank Sinatra “that’s life” y realmente es así. Debemos aprender a gestionar situaciones, emociones y comportamientos. Comprender que aunque determinadas situaciones no estén bajo nuestro control, tenemos el poder de verlo como retos que se nos presentan y está en nuestra mano transformarlos en oportunidades para poder crecer y avanzar.

“No encuentres la falta, encuentra el remedio” Henry Ford

Inicia sesión para ver o añadir un comentario.

Otros usuarios han visto

Ver temas