Concursos de arte sin artistas

Concursos de arte sin artistas

Artículo originalmente publicado en gallego, en El Correo Gallego, el 11 de septiembre de 2022

Hace poco un hombre llamado Jason Allen ganó el primer premio en la categoría de arte digital del concurso de bellas artes de la Feria Estatal de Colorado, en EE. UU. La obra, titulada: "Théâtre D'opéra Spatial", es realmente hermosa, de espléndida factura y muy original en su composición. Es incluso hipnotizante, o al menos a mí me lo pareció, a pesar de que la he visto solo en la pantalla de mi tableta y no en el lienzo en el que Allen la imprimió.  

Hay algo más. La obra fue generada automáticamente por un programa informático basado en Inteligencia Artificial. Las redes echaron humo cuando corrió la voz. Allen recibió ataques despiadados, algo que ya es costumbre en estos “cuadriláteros sociales”, en todo caso. De nada sirvieron sus explicaciones de que el proceso de crear esa pieza le consumiera un tiempo importante, invertido en pensar y definir con detalle suficiente el tema que quería tratar, generar cientos de imágenes sobre el mismo, seleccionar algunas de ellas, retocarlas después, hasta acabar en sus manos la obra que finalmente resultó ganadora. Dio igual que así fuese. Las críticas fueron feroces contra él y contra quien consintió esta supuesta felonía. 

Para mí es importante hacerse esta pregunta: ¿Se buscaba premiar una obra o a su autor? Si organizamos una competición de ajedrez para determinar quién es el mejor jugador del mundo, es lógico que no permita que compitan las máquinas ni que estas asistan a los jugadores. Sin embargo, si quiero seleccionar el mejor guion para después llevarlo al cine, puede no importarme en absoluto que haya sido escrito con la ayuda de un programa informático, o hasta enteramente por él, si eso fuese posible a día de hoy, que aún no es así. Aquí sí que el fin puede justificar o no el uso de ciertos medios. 

Mi opinión al respecto es diáfana. Prefiero un cuadro cuya belleza y simbolismo logra hipnotizarme, aunque esté realizado con la ayuda de una máquina estúpida, a un cuadro estúpido, realizado por un ser inteligente. ¿Acaso el mundo del arte no está lleno de obras de calidad estética más que cuestionable? Incluso muchos museos, en particular los de arte contemporáneo, cuentan con algunas piezas que más parecen los restos de una obra, el plástico con pegotes de pintura con el que se protegen los muebles antes de pintar el techo o el propio techo, que después de pintarlo nos quedó hecho un cuadro. Algunas obras, estoy seguro, quedarían en último lugar en un concurso anónimo de dibujos en la guardería.  

Pero todo pecado tiene su penitencia. El Museo de Arte Contemporáneo Kunsten de Aalborg contrató en 2021 al artista Jens Haaning para realizar una pintura y le anticipó 72.000 euros. El artista cumplió el encargo entregando dos lienzos en blanco, a los que tituló: “Toma el dinero y corre”. No sé si los cuadros están colgados en la pared del museo, pero seguro que el artista todavía sigue corriendo. 

Parodiando a Blade Runner, podría decirles que “yo he visto cosas [en algunas galerías y museos de arte contemporáneo], que vosotros no creeríais”. Seguro que usted también.  

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