Conductas desviadas en al conducción
En la actualidad, las conductas violentas o agresivas son cada vez más habituales, tanto en la carretera como fuera de ella. La agresividad provoca en los usuarios de la vía reacciones emocionales como; impaciencia, frustración, impulsividad, entre otras. llevándolos a poner en peligro su vida y la de los demás.
La investigación de los problemas criminologicos en el trafico rodado, expone como el saber experimental y el conocimiento teórico, no se contraponen, o al menos no de una forma tan grande como podría suponerse. Para el abordaje de la conducta antisocial o delictiva, se extrae como estas se encuentran en constante evolución, dichas conductas no son ajenas al tráfico rodado, debido a esto y a las graves implicaciones de ciertas conductas negligentes al volante, se establece la necesidad de que estas sean tipificadas como delitos.
Es decir; "de aquéllas que realizan los individuos y que quedan perfectamente encuadradas o tipificadas en las descripciones que la Ley Penal contiene; o si, por el contrario, pueda abarcar un campo todavía más extenso, como serían los llamados estados criminógenos."(Orellana Wiarco, Octavio. A. 2007) Por tanto se extrae; dichas conductas que sin encontrarse tipificados como delitos, constituyen una predisposición, un riesgo, una inclinación más o menos acentuada, que inducen al individuo a delinquir, como son el alcoholismo, la drogadicción, la búsqueda de nuevas sensaciones, etc.
Estos, estados criminógenos tambien denominados, precipitadores situacionales del delito, mas comúnmente llamados factores promotores (cabe destacar que así como existen factores promotores, tambien existen factores protectores, los cuales se contraponen a los primeros), son aquellos eventos e influencias tanto internas como externas, previas a la comisión del delito. Estos inician la conducta delictiva, generando que los eventos e influencias que precipitan la conducta puedan proporcionar o intensificar la motivación para delinquir.
Durante la conducción, los estados criminógenos pueden ocasionar diversas respuestas emocionales en los usuarios de la vía, a nivel psico cognitivo, generando; Pensamientos y sentimientos de; Alegría: conducción impulsiva y desatenta; Tristeza: pérdida de atención, somnolencia e incremento del tiempo de reacción y; Enfado: ira, euforia: conducción impulsiva y falta de concentración. Fisiológico: Variaciones en el ritmo cardíaco o respiratorio, aumento de la sudoración, cambios en la tensión muscular, etc. Finalmente, a nivel motor: Expresiones faciales de ira, miedo, gestos, gritos, insultos, sonrisa, etc.
La conjunción de estos factores, puede ocasionar; comportamientos impacientes o encolerizados, que pone en peligro intencionalmente la vida de otro conductor, pasajero o peatón, en respuesta a un altercado, una disputa o, simplemente, un conflicto de tráfico. La manifestación de esta conducta desviada en las vías, es tambien denominado; acoso vial.
Para lograr comprender en una forma sencilla, el impacto de los precipitadores en la generación de conductas delictivas, exponemos un corto ejemplo:
Un hombre que después del trabajo está en su vehículo, atascado en una presa, por la noche mientras llueve. La jornada ha sido larga y tuvo un altercado en su trabajo. La autopista esta completamente colapsada, lo que provoca que los autos no avancen en mucho tiempo, soportando un calor excesivo. El ruido de los demás autos, camiones y motocicletas y sus bocinas. Finalmente, otro conductor decide adelantarle de forma brusca casi provocando una colisión entre ellos. Los demás conductores tocan sus bocinas y acercan excesivamente sus autos a los de los dos hombres. Que el protagonista decida finalmente agredir al hombre del otro auto, puede analizarse en términos racionales (elección racional): tal vez el otro hombre tiene una complexión física fuerte o tiene acompañantes, o hay un oficial de transito cerca y el hombre desiste; o bien, estima que lo más relevante es su orgullo y decide agredirlo.
En cualquier caso, la serie de elementos estresantes, que, junto con la excesiva frustración y finalmente, la maniobra del segundo hombre, han hecho que la probabilidad de una respuesta agresiva sea mucho más alta. Éstos son precisamente los elementos precipitadores actuando de forma clara en un hecho vial.