Conseguir el éxito laboral transformando el triangulo dramático a triangulo ganador.

En artículos anteriores, hemos discutido las complejidades asociadas con los juegos psicológicos en los que individuos, equipos e incluso organizaciones pueden involucrarse durante su interacción cotidiana. Estos juegos a menudo resultan en estructuras conocidas como el "triángulo dramático", donde los participantes alternan roles entre dos esquinas del triángulo, evitando conscientemente la tercera.

Para superar esta dinámica, es crucial desarrollar una conciencia de la tercera esquina y cultivar habilidades que nos permitan evitar caer en estos juegos. Acey Choy, un destacado psicólogo, introdujo el concepto del "triángulo ganador" como una herramienta para transformar estas interacciones, promoviendo así una autonomía funcional y eliminando los descuentos psicológicos que limitan a las personas.

Análisis de los Roles en el Triángulo Dramático

●      El Rol de Víctima:

- Inicio: La persona se percibe a sí misma como sujeto de sufrimiento.

- Descuento: Actúa como si careciera de recursos propios para resolver problemas, esperando soluciones externas.

- Conducta: Evita utilizar un pensamiento claro o habilidades resolutivas, perpetuando su estado de dependencia.

●      El Rol de Salvador:

- Inicio: Surge de una preocupación genuina pero está teñida por un deseo subyacente de sentirse superior.

- Descuento: Toma sobre sí la resolución de problemas, subestimando la capacidad de la víctima para superar sus propios desafíos.

- Conducta: Frecuentemente realiza acciones no deseadas o excede sus responsabilidades, ignorando sus verdaderos deseos y la equitativa distribución de responsabilidades.

●      El Rol de Perseguidor:

- Inicio: Actúa impulsado por sus propias necesidades, a menudo a costa de otros.

- Descuento: Minimiza o ignora los puntos de vista y sentimientos de los demás.

- Conducta: Puede manifestarse de forma activa, vengativa o pasiva, dependiendo de sus intenciones y acciones.

Transición Hacia el Triángulo Ganador

La transición de estos roles disfuncionales a un modelo de comunicación más saludable requiere una redefinición de los roles y la adopción de un sistema de comunicación efectivo y emocionalmente inteligente. Esta transformación a menudo necesita intervención externa de profesionales como psicólogos o coaches.

●      Del Rol de Víctima al Rol Vulnerable:

- Reconocen sus desafíos y buscan activamente soluciones, solicitando ayuda cuando es necesario y perseverando en la búsqueda de alternativas.

●      Del Rol de Salvador al Rol Empático:

- Respetan la autonomía de los demás para resolver problemas, interviniendo solo cuándo es solicitado y apropiado, manteniendo una autoconciencia de sus propias necesidades y límites.

●      Del Rol de Perseguidor al Rol Asertivo:

- Utilizan su energía para afirmar sus derechos sin oprimir a otros, viendo la negociación como un componente clave en la resolución de conflictos.

Desarrollando Habilidades Asertivas

La asertividad es fundamental para operar dentro del triángulo ganador. Involucra:

●      Identificar y expresar claramente las propias necesidades.

●      Decir "no" a lo indeseado.

●      Proporcionar retroalimentación constructiva sobre comportamientos problemáticos.

●      Negociar soluciones colaborativas siempre que sea posible.

En conclusión, al transformar los roles del triángulo dramático en roles más saludables y funcionales, fomentamos un entorno laboral basado en el respeto mutuo, la independencia y la cooperación efectiva. Este enfoque no solo mejora la dinámica interpersonal sino que también contribuye significativamente al éxito profesional y organizacional.

Para abordar eficazmente la necesidad de reconocimiento y promover un ambiente de abundancia, es esencial emplear el modelo de las tres "P":

●      Permiso: Esto implica permitir que las personas se descubran a sí mismas y encuentren su propósito de vida. Facilitando un entorno donde puedan expresarse libremente y explorar sus pasiones sin temor al juicio.

●      Protección: Se refiere a la creación de un ambiente seguro, con límites saludables que protejan y a la vez fomenten la libertad individual. Este marco debe garantizar seguridad emocional y física, permitiendo a las personas operar dentro de un espacio de confianza y respeto mutuo.

●      Potencia: Consiste en apoyar la creatividad y la flexibilidad, permitiendo que los individuos se adapten eficazmente a nuevas situaciones y desafíos. Esto se logra proporcionando recursos, capacitación y oportunidades para el desarrollo personal y profesional.

Es crucial entender que la potencia se alcanza cuando existe un equilibrio claro entre el permiso y la protección. Este equilibrio propicia un liderazgo efectivo y un clima organizacional positivo.

En el contexto del liderazgo asertivo, es fundamental la transformación de las dinámicas interpersonales disfuncionales, a menudo caracterizadas por lo que se conoce como el triángulo dramático, hacia interacciones más saludables y productivas, representadas por el triángulo ganador.

El triángulo dramático comprende:

●      Víctima: Quién se siente indefenso y depende de otros para resolver sus problemas.

●      Salvador: Quien intenta ayudar a la víctima, muchas veces de manera condescendiente o buscando sentirse superior.

●      Perseguidor: Quien satisface sus necesidades a expensas de los demás, frecuentemente de manera agresiva o pasiva.

Estos roles perpetúan dinámicas tóxicas que obstaculizan la resolución de conflictos y el desarrollo personal.

El triángulo ganador, propuesto por Acey Choy, ofrece una perspectiva más constructiva:

●      Vulnerable: La persona reconoce sus necesidades y busca activamente soluciones.

●      Empático: Muestra preocupación por los demás sin asumir sus responsabilidades.

●      Asertivo: Defiende sus derechos de manera que no perjudica a los demás.

Para transitar del triángulo dramático al triángulo ganador, es esencial desarrollar habilidades como la asertividad, la escucha activa, la empatía y la resolución de conflictos. Estas capacidades son vitales para fomentar la autonomía, mejorar las relaciones interpersonales y aumentar la satisfacción personal.

Finalmente, adoptar el triángulo ganador no solo transforma los patrones de comportamiento disfuncionales en relaciones más efectivas y saludables, sino que también contribuye significativamente al bienestar personal y profesional. Esta herramienta se revela indispensable para identificar y modificar las interacciones disfuncionales, permitiendo la construcción de relaciones mas gratificantes y el logro de una mayor plenitud personal y profesional.

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