Consumismo, el reflejo de una sociedad depresiva.

Consumismo, el reflejo de una sociedad depresiva.

El 90% de los productos que adquirimos, lo hacemos con total falta de uso de una conciencia racional, lo que significa que lo realizamos de inconciente, tratando de llenar huecos emocionales que a lo largo de nuestras vidas vamos adquiriendo en base a nuestras experiencias que son las que delimitan nuestra personalidad.

Los huecos emocionales son faltas y trastornos, que vamos acumulando,  que nos abren el camino hacia el consumismo, recordemos que la falta de uso de la conciencia racional,  es la que nos impulsa  a comprar y llenar nuestras vidas con objetos, la mayoría de las veces inútiles que solo sirven para poder llenar esos huecos, es aquí donde la publicidad juega con nuestras emociones y percepciones, siendo una amante seductora que nos empuja a los centros comerciales a comprar objetos que momentáneamente nos hace sentir mejor, la realidad es que esto solo es un espiral cónico en el que nos enredamos nosotros solos.

Para poder ignorar esta practica publicitaria de la seducción es necesario definir los motivos que los originaron, solo de esa forma seremos inmunes a sus ataques y evitaremos que usen nuestros huecos emocionales en nuestra contra.

Fátima Flores Posada

Talent Acquisition Manager @ Littelfuse | Driving Talent Success - Let's Connect!

8 años

Nice!

Abelardo Fernandez

Sales, Project Manager, Marketing & Communication, Commercial Development, Problem Solver

8 años

Es muy acertado tu comentario Eduardo, de hecho hace unos días en una discusión llegamos a la conclusión que las personas le dan el valor a los objetos o marcas, pero en base a las experiencias que estos les dejan. Saludos

Eduardo Lugo Gutierrez

OD Specialist | Audit Leader | HR Consultant | Talent Management | Learning | Training | Recruitment | Multidimensional Coach |

8 años

¡Muy buen artículo! Te puedo comentar desde la perspectiva de un coleccionista que de cierta forma lo que comentas es real, adicionando a ello: ¿por qué coleccionamos objetos?, ¿para sentirnos dueños de algo?, ¿para llenar un vacío? Tal vez es eso, cosificar los huecos, rellenarlos. El placer de la conquista y la sensualidad de la posesión que se convierte en la suma de cuerpos, en un símbolo. Decía Walter Benjamin que, para el coleccionista, «el objeto poseído es la relación más íntima que se puede tener con las cosas». No es lo mismo una piedra cualquiera, abandonada en el camino, que la misma piedra colocada en una estantería y acompañada de una nota: «Central Park, 1985, filmaban Highlander». La primera es una piedra, la segunda es la experiencia en Central Park, el viaje a NY, el paseo y las sensaciones de haber presenciado el parte de la grabación de la película; el principio puedo decir de una novela. Hasta Stieg Larsson lo comenta al principio de la historia en "Los Hombres que no amaban a las mujeres" en la colección de flores secas debidamente enmarcadas. ¡Saludos!

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