CONTRA LA MELANCOLÍA
Texto de mi último artículo de opinión del 31 de agosto, que he publicado Heraldo de Aragón
CONTRA LA MELANCOLÍA, EDUCAR LA ESPERANZA
Frente al constante triunfo de lo histriónico tenemos que anteponer la cordura, la sensatez que se manifiesta para recuperar la desgastada esperanza, quizás el único sentimiento que permite mantener la posibilidad de alcanzar un futuro que facilite el derecho a tener derechos. Tras los últimos acontecimientos políticos fruto de los pactos de gobierno de las derechas estoy convencido de la urgente necesidad de volver a educar la esperanza, porque las opciones progresistas han entrado en un estado de melancolía del que solo saldrán recuperando la esperanza. La realidad que nos rodea actualmente no cubre las expectativas utópicas que creían en un futuro mejor. Devolver las ilusiones es la misión de ese proceso de volver a educar la esperanza que tanto necesita esta sociedad que transcurre desquiciada por el páramo de nos están dejando los iletrados.
En los últimos años muchos creemos que se ha llevado a cabo una auténtica y gigantesca revolución de los ricos contra los pobres, de los amos contra los súbditos, de los dominadores contra los dominados y esta revolución ha condenado a las fuerzas progresistas a la perdida de la esperanza, estas han creído tener la superioridad moral pero se han visto desbancadas por los poderosos que en esta revolución no han dejado de alimentar el desprecio a la democracia y a la política, vaciando con su discurso obsoleto la necesaria esperanza en un futuro mejor y en el deseado bien común. Ellos creen que más vale tener que ser. El pensador Ortega y Gasset decía que Todo el que en política y en historia se rija por lo que se dice, errará lamentablemente. En estos tiempos de mucho ruido y de exceso de palabrería, donde los opinadores son los ideólogos y en medio de una convulsa situación política donde se dicen muchas cosas sin sentido, fruto de atávicas posiciones negacionistas que ponen en evidencia ese concepto que nos conduce a aceptar la banalidad del mal sin objetar nada como explicó en su día Hannah Haredt. hoy se funciona por ocurrencias no por ideas.
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Frente a este discurso fanático y extremo producto de un pensamiento tardofranquismo que creíamos superado pero que lamentablemente esta calando entre la gente joven que vive sin esperanzas en un estado de incertidumbre absoluto, las fuerzas ilustradas y progresistas necesitan volver a educar la esperanza para recuperar la ilusión perdida y salir de la melancolía. Federico García Lorca nos alertaba el más terrible de todos los sentimientos es el sentimiento de tener la esperanza perdida.
Es el momento de recuperar la esperanza frente a esta alocada situación donde la mentira se ha instalado en nuestras vidas, El daño de esta situación siniestra es incalculable y alcanza zonas muy profundas de nuestro ser. Nos movemos en la mentira, para algunos es algo natural. De ahí que la lucha contra la mentira sea el primer paso de toda tentativa seria para educar la esperanza. Contra las mentiras y en favor de la hipotética verdad trabajaremos para hacer del ciudadano el buen ilustrado ó ilustrada porque sin duda la educación y la cultura nos permitirá recuperar la esperanza que nunca debimos olvidar y que nos sacará de la melancolía y la falsa nostalgia de las que nos previene y alerta la joven pensadora Elizabeth Duval convertida en referente de una generación con su libro, hoy de lectura obligada, Melancolía, metamorfosis de una ilusión política que ayuda a recuperar la esperanza y alcanzar un futuro compartido.