CONVERTIRSE EN ORGANIZACIONES QUE APRENDEN
Muchas organizaciones se preguntan permanentemente si los esfuerzos dirigidos a la capacitación y formación de sus colaboradores están rindiendo fruto, o si en realidad se traducen en otra cifra que engrosa la columna del gasto empresarial. Es cierto que en ocasiones se torna una tarea difícil medir el impacto de los procesos de formación y capacitación. En muchos casos, esto se debe a una visión limitada sobre el tema; se cree que los colaboradores deben ser capacitados únicamente para lograr un mayor rendimiento en su productividad mecánica, cumpliendo las metas y objetivos trazados por la alta dirección.
No se puede hablar de verdaderos niveles de compromiso e identificación de quienes integran los equipos de trabajo, si no existe un interés genuino por parte de la alta dirección de las empresas en hacer partícipes a los colaboradores en todo el proceso de planificación, ejecución y cumplimiento de metas trazadas.
Los procesos de formación y capacitación se convierten en excelentes medios de impulso y sinergia en las organizaciones cuando los mismos responden a una adecuada planificación y estructuración. Estos procesos, deben incluir aquellos aspectos que son verdaderamente importantes para el desarrollo de habilidades y competencias del colaborador y, que a tiempo de reforzar la consecución de metas institucionales, le aseguren mantener competitividad y empleabilidad al interior de la misma organización.
Todas las organizaciones, sin importar su carácter jurídico, deben apuntar a convertirse en instituciones de aprendizaje permanentemente. En los procesos educativos formales, una buena educación se refleja en el trato que una persona es capaz de ofrecer a sus semejantes; por lo tanto, es importante y beneficioso para los clientes internos y externos ser atendidos por personal que se encuentra inmerso en constantes procesos de aprendizaje y transferencia de conocimientos.
Indudablemente, las empresas que destinan gran cantidad de recursos para la formación de sus colaboradores, esperan de los mismos claras muestras de lealtad, compromiso y responsabilidad en el ejercicio de sus funciones, aspectos que hacen a la ética profesional que debe primar en toda relación contractual.
Una organización que aprende es aquella que está dispuesta a transmitir conocimientos, criterios y opiniones a sus colaboradores y espera que estos últimos expresen también sus criterios y experiencias en un afán de enriquecer la vivencia colectiva al interior de la organización. El objetivo final del transitar de cada uno de nosotros en la empresa, debe responder a la necesidad de heredar a nuestros sucesores un espacio laboral en el cual se sientan orgullosos de desempeñarse.
La capacitación y los programas de formación, deben enfocarse al desarrollo integral de los colaboradores. Generar un equilibrio entre la formación técnica y el desarrollo de habilidades y competencias personales garantizará contar con recursos humanos preparados en cuanto a conocimientos, habilidades y estrategias necesarias requeridas para enfrentar cualquier tipo de situación y/o adversidad presente.
No se construyen ni se potencian líderes coartando a las personas en su derecho a la expresión y autonomía de toma de decisiones. Los líderes crecen y se refuerzan a sí mismos en base a la recolección de vivencias personales y a la retroalimentación que reciben del entorno. Se forjan en temple al saberse con el derecho de tener posiciones divergentes a las del resto y sustentar las mismas en un dialogo franco, abierto y anclado en el respeto.
Los procesos de formación y capacitación no son eventos o esfuerzos aislados del Departamento de Recursos Humanos. Estos deben contar con el respaldo y participación activa de los miembros de la Alta Dirección, así como de todo el personal que se encuentra ejerciendo posiciones de liderazgo al interior de la organización.
La gestión de Recursos Humanos debe traducirse en la capacidad de todas las personas de la organización de ser promotores de buenas prácticas, ética y valores corporativos que sustenten la transmisión permanente de la mística institucional a todos los involucrados en el proceso de hacer empresa.
Predicar que el Recurso Humano es lo más importante, es sencillo. Demostrarlo, es lo que hace la diferencia.
Mauricio Olea
Sr. HR Leaders Advisor, Business Partner, Programs Executer
7 añosEs gratificante saber que tenermos profesionales Bolivianos que entienen el verdadero significado de "Gestion de Talento". Bien por ti Mauri, un fuerte abrazo!!!