Convivencia Escolar: Descifrando los desafíos en la relación familia-escuela

Convivencia Escolar: Descifrando los desafíos en la relación familia-escuela

Al iniciar un nuevo año escolar, la relación entre la familia y la escuela se convierte en un tema de gran preocupación para muchos docentes y los equipos encargados de la convivencia escolar. A menudo, los padres son etiquetados como conflictivos, complicados o escandalosos. Sin embargo, detrás de estas percepciones pueden existir diversos factores que influyen en la relación entre las familias y la escuela.

Cada familia enfrenta los conflictos o situaciones escolares de manera única y variada. Por lo tanto, es crucial establecer desde el principio una comunicación fluida con todos los padres, dejando en claro que la escuela está allí para apoyarlos y ayudarlos en el desarrollo educativo de sus hijos.

Durante las primeras semanas del año escolar, es esencial reforzar la información sobre el funcionamiento del colegio, incluyendo los horarios de atención, los procedimientos de entrada y salida de clases, la presentación de los profesionales que trabajan en la institución, así como los roles que desempeñan. Además, es fundamental informar a las familias, especialmente a aquellas que son nuevas en el establecimiento, sobre los protocolos y el Reglamento Interno de Convivencia Escolar (RICE). Esta acción contribuirá a establecer una relación sólida y colaborativa entre la familia y la escuela desde el inicio del año escolar.

En la primera reunión de apoderados y a lo largo del año escolar, es crucial reforzar los límites establecidos por el colegio en cuanto a convivencia escolar, así como la capacidad de intervención de los especialistas y profesionales del establecimiento. También es importante repasar los protocolos de manejo de la información de acuerdo con el Reglamento Interno de Convivencia Escolar (RICE).

Además, es esencial resaltar la responsabilidad que los padres y apoderados tienen en la educación de sus hijos. En la actualidad, más que nunca, algunos padres están obsesionados con la crianza, consumiendo una gran cantidad de contenido en redes sociales como Instagram y creyendo que saben todo sobre sus hijos e hijas. A menudo, llegan a la escuela imponiendo sus opiniones y expectativas sobre lo que debería hacerse.

Por otro lado, existen padres que creen que la escuela debe encargarse de enseñar todo y delegan completamente la responsabilidad educativa en los profesionales de la educación. Es fundamental encontrar un equilibrio y fomentar una colaboración entre la familia y la escuela, reconociendo que ambos son importantes en el proceso educativo de los estudiantes.

En muchas ocasiones, cuando los hijos de estos padres enfrentan conflictos con compañeros o docentes, los padres y madres suelen acudir al colegio en busca de una respuesta inmediata. Sin embargo, es importante señalar que la solución a menudo no es la esperada por ellos.

Cada familia tiene preocupaciones distintas que deben ser abordadas en el contexto de la convivencia escolar. Es fundamental explicar los protocolos pertinentes y hacer que los padres asuman sus responsabilidades durante este proceso.

Aquellos padres que desarrollan una mala relación con la escuela presentan una variedad de creencias, actitudes y necesidades que he observado en mi experiencia, tales como:

  • Sentimientos de incertidumbre sobre el bienestar de su hijo/a.
  • Experiencias escolares negativas en el pasado.
  • Creencia en que su hijo/a necesita atención personalizada por parte de todo el personal escolar.
  • Expectativas de ser padres perfectos, lo que genera obsesión por algunas situaciones y descuido de otras.
  • Tendencia a sobreproteger a sus hijos/as debido a sus propios temores.
  • Creencia de que su hijo/a nunca es responsable de los problemas.
  • Culpa a la escuela y a los profesores por todo.
  • Atención constante a cualquier acontecimiento que afecte a su hijo/a.
  • Transferencia de sus propios miedos y percepciones negativas sobre la escuela y los profesores a sus hijos/as.
  • Búsqueda de soluciones rápidas desahogándose en grupos de chat de padres.
  • Ausencia en reuniones convocadas por la escuela.
  • Frustración cuando son contactados por el colegio debido al mal comportamiento de sus hijos/as.
  • Amenazas de denunciar a la escuela como respuesta a los conflictos.
  • Falta de cumplimiento cuando la escuela los involucra en el proceso.
  • Malas experiencias previas con otros conflictos escolares.
  • Sentimiento de que la escuela no ha dado respuesta adecuada a conflictos anteriores.

Desde el ámbito de la convivencia escolar, a menudo nos encontramos interviniendo en situaciones de conflicto que involucran a estudiantes cuyos padres tienen las características previamente mencionadas. Esto complica aún más la resolución de conflictos, ya que la disposición de estas familias dificulta el proceso. Si estas situaciones no se manejan adecuadamente, pueden desembocar en conflictos mayores, como amenazas, denuncias y demandas, lo que lleva a una segunda etapa aún más difícil de abordar.

En esta segunda etapa, se observan los siguientes problemas:

  • Los padres de los estudiantes víctimas quedan profundamente molestos con el manejo del conflicto por parte del colegio, y perciben que la institución no es un entorno seguro para sus hijos/as.
  • Los profesores afectados sienten que la escuela no los respalda y que tanto estudiantes como padres actúan sin restricciones.
  • Los propios estudiantes experimentan la sensación de que la escuela no toma medidas efectivas para resolver los problemas.
  • Los padres del estudiante agresor creen que todos están en su contra y defienden a su hijo/a sin considerar las consecuencias de su comportamiento.

En última instancia, la relación entre la escuela, los padres y apoderados es un factor determinante en la calidad de la convivencia escolar y el desarrollo integral de los estudiantes. Reconocer y abordar los desafíos existentes, fomentar una comunicación abierta y colaborativa, y trabajar juntos en beneficio del bienestar y el éxito académico de los estudiantes son pasos esenciales hacia la construcción de una comunidad educativa sólida y resiliente.

Además, es crucial que la escuela responsabilice a los padres por el desarrollo de sus hijos, involucrándolos activamente en el proceso educativo y animándolos a asumir un rol activo en el apoyo y la orientación de sus hijos en su camino hacia el aprendizaje

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