Covid-19: salud y economía
No es mi posición la de sugerir la forma correcta de cómo o cuándo reactivar nuestra economía, sería imprudente, pero sí lo es el alzar la voz y generar una conversación que busque lograrlo uniendo esfuerzos públicos y privados.
Para los médicos, la práctica de la medicina nos enseña a cuidar y restablecer la salud del paciente como el acto más importante de todo lo que profesionalmente hacemos; muchos de quienes ejercemos activamente la medicina convertimos este principio en una guía de vida. La salud, en su forma más completa, es bienestar en múltiples dimensiones y, sin duda, una de ellas es la económica. Es evidente que, sin un mínimo necesario de seguridad y estabilidad financiera, no se puede tener salud. Es por esto que no me parece fuera de lugar, sino más bien una responsabilidad, hablar de economía durante esta crisis.
Durante los años 1985-1989 tuve la oportunidad de realizar un Doctorado en Inmunología en la Universidad de Chicago y probablemente uno de los aprendizajes más importantes que obtuve en esos años, además de mi experiencia de investigación, fue la extensa convivencia que tuve con estudiantes de la Escuela de Economía de la Universidad, muchos de ellos chilenos. Las conversaciones frecuentes se centraban en las teorías económicas de Milton Friedman, quien fue premio nobel de Economía en 1976 y profesor de esa universidad. Para fines de los 80 y principios de los 90, Chile vivía un esplendor económico que no se veía en ningún país de América Latina, aunque también vivía la opresión de una dictadura que eventualmente desapareció. El gran crecimiento económico chileno fue mundialmente reconocido como el resultado de la influencia del pensamiento de Milton Friedman.
Su teoría económica basada, primero que nada, en la libre empresa y como consecuencia fundamental, en la competencia que de esto se deriva, implica, además, una baja regulación, pues asume que el mercado ajusta los precios en base a oferta y demanda y se convierte en el mejor instrumento para buscar la equidad en la sociedad. Friedman estaba en contra del control gubernamental, y decía que el gasto excesivo del gobierno federal causaba que la economía fuera menos estable; contrario a lo que aparentemente se pudiera creer. Podemos no estar de acuerdo con sus principios económicos, porque no vemos en ellos equidad o justicia social; pudiéramos argumentar también que la sociedad con pocas reglas no sería justa; pero lo que sí parece claro es que, sin competencia, no hay desarrollo ni innovación, Y tampoco se mejora la calidad de los servicios o de los bienes que la sociedad produce. Lo que también es evidente es que, sin un fuerte sector empresarial que viva con los principios descritos, no es factible generar riqueza, en otras palabras, salud financiera.
El sector privado de nuestro país es generador de riqueza para millones de mexicanos, genera empleos y contribuye a la salud a través de pagos al IMSS, promueve el ahorro y de esa forma genera más riqueza a la sociedad en general. Vive en un ambiente de competencia, con fronteras abiertas que lo ha hecho ser mejor: más productivo y más competitivo internacionalmente. El sector privado de México contribuye aproximadamente al 85% del PIB y ha sido corresponsable de disminuir la pobreza y de proveer salud al país. Hoy, nuestra crisis es de salud, pero también es económica; estamos buscando mejores formas de cómo enfrentar el problema de salud, con medidas que generan un gran impacto en la actividad económica del país. Pero, así como nos pronunciamos por tener equipos de protección personal, por desarrollar mejores estrategias de atención en el sector salud, y por buscar nuevas formas de prevención y tratamiento, también necesitamos buscar cómo prevenir la enfermedad económica que estamos viviendo. No es mi posición la de sugerir la forma correcta de cómo o cuándo reactivar nuestra economía, sería imprudente, pero sí lo es el alzar la voz y generar una conversación que busque lograrlo uniendo esfuerzos públicos y privados. Lo que me queda claro es que, si solo atendemos la salud biológica y no la económica, continuaremos en una continua crisis de salud. Y para salvarnos de la crisis económica, necesitamos mantener un robusto sector privado que trabaje en armonía con el sector público; todo esto por el bien de México.
Publicado en Reforma.
El autor es Rector de TecSalud.
@GTorreAmione
Director General CHRISTUS MUGUERZA Clínica San Pedro
4 añosExcelente artículo, es correcto, al pertenecer al sistema de salud no se puede ser juez y parte para dar mayor importancia al tema económico, sin embargo, entre más tiempo pase, mas peso cobra el tema de la reactivación.