Crisis climática y enfermedades respiratorias: lo que necesitás saber
Hoy el cambio climático no es solo una crisis ambiental, también es una gran amenaza para nuestra salud, especialmente para nuestros pulmones y vías respiratorias. La contaminación del aire y el aumento de temperaturas están cada vez más ligados, empeorando enfermedades respiratorias y multiplicando el riesgo de problemas pulmonares en personas de todas las edades.
Entonces, ¿cómo se conectan estos fenómenos?, ¿qué enfermedades generan? y ¿qué podemos hacer para mitigarlas? Te lo cuento a continuación.
Lo primero que tenés que saber es que el aumento de contaminantes y el cambio en el clima nos exponen a un aire de peor calidad, que afecta directamente los pulmones y nuestra salud en general.
¿Por qué el aire se está volviendo más peligroso para nuestra salud?
Una de las principales razones detrás de la crisis climática es la quema de combustibles fósiles como el petróleo, el gas y el carbón, utilizados para generar energía, movilizar el transporte y mantener la industria. Esto libera dióxido de carbono (CO₂), óxido nitroso (N2O), Ozono (O3) a nivel de la superficie y otros gases contaminantes además de material particulado (PM) que quedan suspendidos en el aire. Los materiales particulados (PM2.5 y PM10) tienen 2.5 y 10 micrones respectivamente, para dimensionarlos, un pelo humano mide aproximadamente 50 micrones. Estos contaminantes, además de calentar el planeta por el efecto invernadero que generan, tienen un impacto directo en nuestra salud respiratoria.
A medida que las temperaturas aumentan, algunos contaminantes se vuelven más persistentes y dañinos. Por ejemplo, en días calurosos, los niveles de ozono y partículas finas se disparan, agravando síntomas en personas con asma o EPOC (Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica). Y no es todo: con cada incendio forestal y sequía, el aire que respiramos empeora.
La quema de combustibles fósiles para la generación de energía, el transporte y la industria son los mayores emisores de gases de efecto invernadero. Estos gases no solo contribuyen al calentamiento global, sino que también empeoran la calidad del aire.
Los eventos extremos que trae el cambio climático: incendios, sequías y aeroalérgenos
A causa del cambio climático, los incendios forestales y las sequías son cada vez más frecuentes y agresivos. Los incendios particularmente, lanzan a la atmósfera cantidades masivas de humo compuestos por gases como monóxido de carbono, CO2, metales pesados y y partículas, que afectan a millones de personas en áreas cercanas y lejanas al incendio. Las sequías, por su parte, incrementan la cantidad de polvo en el ambiente, aerosolizando patógenos transmitidos por el suelo y disparando los síntomas respiratorios en quienes tienen enfermedades preexistentes y aumentando el riesgo de nuevas enfermedades respiratorias. Por su parte, el aumento de las temperaturas, de la humedad y los niveles elevados de CO2 a nivel de la superficie estimula el crecimiento de ciertos tipos de plantas y aumenta la producción de polen, exacerbando cuadros asmáticos. Las millones de personas con sensibilidad al polen se verán expuestas a nuevos episodios alérgicos y al empeoramiento de sus síntomas.
Las lluvias intensas y las inundaciones, provocan daños de humedad en hogares, negocios, escuelas y otras instituciones como hospitales. Esa humedad permite que diferentes tipos de hongos y moho crezcan en ambientes cerrados, exponiendo a la población que pasa muchas horas en esos ambientes a efectos negativos en su salud respiratoria.
Impacto en la salud respiratoria
La exposición continua a estos contaminantes genera o agrava enfermedades respiratorias. Las partículas en el aire, como las PM2.5, penetran en los pulmones y provocan inflamación, incrementando las posibilidades de infecciones respiratorias y empeorando enfermedades crónicas como el asma y el EPOC. La alta presencia de ozono y otros contaminantes también es perjudicial para quienes ya padecen estas condiciones, exacerbando sus síntomas.
Dentro de los grupos más afectados se encuentran los niños, los adultos mayores y las personas con enfermedades preexistentes, atletas y trabajadores al aire libre. Los niños son especialmente vulnerables, ya que su sistema respiratorio aún está en desarrollo e inhalan más aire por kilo de peso que un adulto. Además, el tiempo de exposición a contaminantes aéreos es mucho mayor, encontrándose expuestos desde etapas prenatales. Los adultos mayores y personas con EPOC o asma también sufren riesgos elevados, enfrentándose a hospitalizaciones y complicaciones severas en días de mala calidad de aire o temperaturas extremas. Un estudio de UNICEF estimó que la contaminación del aire mató prematuramente a 8.1 millones de personas a nivel mundial solamente en el año 2021.
Según la OMS, los niños expuestos a altos niveles de contaminación del aire tienen un riesgo significativamente mayor de desarrollar asma y otros problemas respiratorios a lo largo de su vida.
Mitigación y adaptación: dos enfoques para reducir el impacto
Reducir las emisiones de gases de efecto invernadero no solo beneficia al planeta, sino que también tiene un impacto directo en la salud pública. Cambiar a energías renovables, promover el transporte público y apostar por políticas de movilidad sustentable, como las bicicletas y los espacios peatonales, puede reducir significativamente la cantidad de contaminantes en el aire. Las posibilidades de ejercitarse y aumentar el contacto social, mejorarían la calidad de vida, especialmente en las grandes ciudades donde la contaminación es más severa.
Además, los llamados "co-beneficios" de estas acciones no son solo para el medio ambiente: se estima que reducir las emisiones de partículas PM2.5 y ozono podría prevenir millones de muertes relacionadas con la contaminación cada año, además de mejorar la calidad de vida de aquellos que sufren enfermedades respiratorias.
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El 99% de la población está respirando aire que supera los límites de calidad seguros establecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La adaptación es clave para proteger a nuestras comunidades. Entre las medidas más efectivas se encuentran los análisis de vulnerabilidad, los sistemas de alerta temprana, que pueden advertir a la población sobre niveles peligrosos de contaminación del aire o días de calor extremo. Esto permite a las personas, especialmente a los grupos de riesgo, tomar medidas preventivas como permanecer en lugares cerrados, usar mascarillas y limitar el ejercicio al aire libre.
Asimismo, mejorar la infraestructura de salud pública es clave. Por ejemplo, el diseño de espacios verdes en zonas urbanas no solo ayuda a reducir la temperatura, sino que también actúa como un filtro natural para el aire, disminuyendo los niveles de partículas contaminantes. Las ciudades verdes son una estrategia tanto de adaptación como de mitigación, ofreciendo lugares seguros y saludables para todos.
El aumento de consultas a guardia en día con mala calidad de aire está absolutamente demostrado, por lo que sería conveniente usar tecnología para predecir posibles demandas de atención. Promover la divulgación, concientización y el compromiso activo de los profesionales de la salud y tomadores de decisiones es clave para limitar la contaminación y promover estrategias de adaptación donde se priorice la salud de la población.
La crisis climática plantea un desafío global, con consecuencias directas sobre la salud respiratoria de millones de personas. La contaminación del aire, las olas de calor y otros fenómenos climáticos exigen que no solo adaptemos nuestras ciudades y comunidades, sino también nuestras políticas y estilos de vida. A través de la mitigación y la adaptación podemos no solo proteger nuestra salud, sino también la del planeta. Hoy, más que nunca, es necesaria una acción colectiva y un compromiso con la sostenibilidad para proteger nuestro futuro y el de las próximas generaciones.
Fuentes y enlaces de interés:
Dr. Damián Markov
Pediatra especializado en medicina climática
Si deseas entrar en contacto conmigo, podes escribirme a drdamianmarkov@gmail.com.
Sobre el autor: Dr. Damián Markov
Médico pediatra (M.N. 149.532) especializado en Medicina Climática y Salud Ambiental.
Coordinador de Clima y Salud en SSF - Sustentabilidad sin Fronteras | ONG | Argentina | Cambio Climático
Director para LATAM de la consultora especializada S-Viva - Salud Humana y Ambiental
Docente Asociado del Climate & Health Science Policy Fellowship, Univ. de Colorado (EE.UU.) - University of Colorado Climate & Health Program
Comunico sobre Cambio Climático y Salud en redes a través de @elmedicodelclima