¿Cuál es el dilema de las redes sociales?
Este documental de Jeff Orlowski expone de manera gráfica cómo la adicción y las violaciones a la privacidad son parte natural de las plataformas digitales. ¿Cómo nos manipulan y cuánto saben de nosotros? Nos muestra que hay un mundo oscuro dentro de una red global llamada internet, donde segundo a segundo se vuelve más grande, misterioso y desconocido inclusive para sus mismos impulsadores.
Muchos se preguntan cuál es el problema con las redes sociales. Y justo eso es lo que este documental trata de responder, recopilando declaraciones de prominentes genios de Silicon Valley, como diseñadores y ejecutivos detrás del desarrollo de las plataformas Google, YouTube, Twitter, Facebook, Instagram, Pinterest y otras, además de contar con académicos de prestigiosas universidades.
Este proyecto audiovisual, distribuido recientemente por Netflix, brinda la oportunidad de conocer de cerca a los creadores de ciertos elementos que hoy producen mucho impacto en nuestra vida cotidiana. Por ejemplo, Justin Rosenstein, cocreador del botón de Me gusta en Facebook. Estas mentes pusieron su grano de arena en la creación de un fenómeno mundial que hoy conocemos como redes sociales. Anna Lembke, experta en adicciones de la Universidad de Stanford, explica que estas empresas explotan la necesidad evolutiva del ser humano de comunicarse.
Por otro lado, Roger McNamee, uno de los primeros inversores en Facebook, aprovecha el espacio para brindar su punto de vista ante un tema polémico: Rusia no pirateó Facebook; simplemente usó la plataforma. En el documental, se presenta la máxima siguiente: “Si no pagas por el producto, entonces tú eres el producto”. Todo ello para hablar sobre el modelo de negocio con el que trabajan las plataformas digitales, lo cual no es particularmente nuevo. Así es como ha funcionado históricamente el negocio de los medios de comunicación.
De acuerdo con los expertos, los anunciantes son los que financian el desarrollo de este modelo económico, sin regulaciones serias hasta el momento, comprando a diestra y siniestra nuestra atención.
En consecuencia, las redes sociales luchan a toda costa por mantenernos pegados a la pantalla el mayor tiempo posible, valiéndose de los datos que les proporcionamos con algo tan simple como el tiempo que dedicamos para leer un post que nos interesó.
El cineasta, en su narrativa, utiliza el símil entre las declaraciones expuestas y la aparente realidad. Orlowski rueda una serie de episodios de ficción en la que vemos el impacto que tienen las redes sociales en una familia común de la ciudad, limitando su interacción personal y la forma en que ven el mundo.
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Por lo consiguiente, las plataformas digitales, los anunciantes y los usuarios son el trío que hace de este planteamiento el dilema, ya que se oferta la atención de los usuarios al mejor postor (anunciante), y a eso se le suma la imperceptible manipulación para que los sujetos actúen a favor de un determinado objetivo, que no siempre es comprar un producto, idea o servicio, sino que está traspasando el límite y controlando, inclusive, el comportamiento humano. Se puede decir que, con cada interacción que se realiza en internet, se deja cierta información que los algoritmos de las distintas plataformas interpretan de manera automatizada y la guardan para crear una imagen digital de quiénes somos, nuestros gustos y preferencias.
Qué hacer
“El genio ya está fuera de la lámpara.” Así se refieren los expertos a este dilema. Los que un día ayudaron a liberar al “genio de la lámpara”, hoy dicen que no hay manera de volverlo a introducir, pero que sí se puede regular el comportamiento del sistema que le da vida, el cual muy pocos comprenden y por eso no desarrollan legislaciones que nos respalden.
Curiosamente, los especialistas en el área expresan que en sus propias familias establecen reglas para no dedicar más tiempo al móvil que a la propia interacción con su entorno. Inclusive hay algunos que prohíben el uso de las redes sociales a sus hijos.
Se recomienda desactivar las notificaciones de las aplicaciones para usarlas por decisión propia y no por intervención externa. Los niños son los más susceptibles de caer en la manipulación de usuarios que ni siquiera los algoritmos controlan. Ahora bien, la pregunta podría ser “¿qué haces tú al respecto?”.
El dilema social plantea responsabilidades de parte de la tecnología, pero también de los usuarios que, de manera consciente o no, hemos creado este monstruo. Aunque muchos se rehúsen a creerlo los usuarios somos conejillos de Indias y en constante manipulación; y lo hemos asimilado de manera natural. Quizá sería una buena iniciativa intentar ver este documental sin mirar el celular mientras dure.
Lic. Comunicaciones | Content manager, especialidad en marketing relacional y marketing estratégico Copy writer y community manager
2 años👏👏 Información de valor.