¿Cuál es la importancia de cultivar una cultura de innovación en las organizaciones modernas?
Desde que he empezado a embarcarme en el mundo de la transformación digital me he dado cuenta lo fácil que es caer en el error de pensar o entender que transformarse digitalmente es tan solo digitalizarse adquiriendo tecnologías nuevas cuando realmente la transformación digital (TD de ahora en adelante) va mucho más allá, abarca cambios trascendentales dentro y fuera de la organización. La TD se da cuando sí o sí: evoluciona o cambia la cadena de valor + evoluciona o cambia el modelo de negocio + hay desarrollo de nuevos productos o servicios en la compañía, adicional, a manera personal le añadiría a esta sumatoria la adopción de una cultura de innovación que apoye estos cambios de manera responsable y creativa, logrando un real impacto positivo sobre las personas que componen la organización y la sociedad.
Recordemos lo que es, a groso modo, la cultura organizacional: se trata de la vivencia del propósito y la misión organizacional alineados a un conjunto de valores individuales y colectivos que definen una serie de comportamientos adquiridos en las personas que componen la organización, éstos a su vez delinean el cómo se realizan los procesos core y cuál es la forma de trabajo adoptada que, sin duda alguna, se exterioriza y transmite también a los clientes y proveedores. Dado lo anterior ¿Dónde queda la innovación? Las compañías modernas normalizan la inclusión de la innovación como un componente prioritario de la cultura organizacional, destinan los recursos necesarios (priorizando el tiempo, el talento y la inversión) para crear espacios de creatividad e innovación que mantengan a la compañía competitiva y fresca ante el mercado.
La innovación es un proceso de constancia, estrategia y validación que no debe improvisarse y al contrario si planificarse si se quiere garantizar obtener resultados continuos y disruptivos pero consistentes. Aunque la tecnología es un medio, no debe considerarse el fin ya que la innovación es un proceso mayormente humano que de alguna manera depende de la creatividad, de la aportación de nuevas ideas que renueven y posicionen a la compañía como una opción mucho más atractiva en el mercado para los clientes, proveedores y socios, así como también mejoren la eficiencia de los procesos sistematizando la forma de trabajar alcanzando un mayor compromiso por parte del talento humano. Lo anterior dará como resultado una ventaja competitiva sostenible que evoluciona en el tiempo.
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Desarrollar una cultura de innovación requiere que ésta haga parte del día a día y por ende las compañías deben preocuparse por formar y entrenar al talento para desarrollar las habilidades necesarias y el pensamiento estratégico requerido para romper con el miedo a la equivocación, para construir sobre las ideas de los demás en vez de invalidar, para conocer a los clientes, el mercado, el negocio con el fin de identificar nuevos proyectos pero sobre todo para comprender cuál es el fin último de la innovación midiendo el desempeño de forma objetiva y equitativa.
En conclusión, la importancia de cultivar una cultura de innovación en las organizaciones modernas se traduce en la obtención de múltiples beneficios sobre la imagen organizacional, el compromiso de los colaboradores, crecimiento organizacional responsable y mayores oportunidades en el mercado no solo para competir sino para colaborar. La innovación centrada en el cliente/usuario es la clave para realmente solventar necesidades reales y de importancia para las compañías y los líderes se sentirán más empoderados para aceptar el éxito o el fracaso por igual, dando retroalimentación constante y directa. Sin duda alguna el comportamiento organizacional cambiará permitiendo en general la apertura al progreso/cambio y a la medición continua.
Adoptar la innovación como parte de la cultura organizacional, pero además garantizarla en el tiempo, no se da de un día para otro, será un camino por recorrer incluyendo el fracaso como posibilidad de aprendizaje y de mucho cambiar, repensar y evaluar, de descubrir cuáles son las características y comportamientos necesarios a desarrollar para sostener a la innovación y medir, siempre medir, y volver a medir los avances de las iniciativas para garantizar que el cumplimiento de la estrategia se está dando como se espera y los equipos de trabajo están encaminados por el camino correcto.