¿Cuál fue el primer coche autónomo?

Algunos recordarán a Johnny Cab, esa mezcla de "simpático" robot-taxista y "Siri" que acabó destrozando Arnold Schwarzenegger en la película Total recall (Desafío Total en España o El vengador del futuro en América latina). Es una película rodada en 1990, ganadora de un Oscar a los mejores efectos visuales, ambientada en un supuesto futuro en 2084 donde se podía viajar a Marte y los taxistas son sustituidos por robots charlatanes con forma de humano. Este es solo uno de los muchos ejemplos que el cine ha mostrado en los últimos años sobre las posibilidades de la movilidad del futuro. Hace unos años atrás estas propuestas posiblemente nos parecían demasiado fantasiosas o imposibles, pero actualmente no estamos tan lejos de que surja algo parecido. Sin duda, todavía queda mucho camino por recorrer, y la tecnología tiene que madurar, la legislación debe evolucionar y las ciudades deben adaptarse. Pero ya no suena tanto a ciencia ficción hablar de coches que conducirán por si solos o coches que vuelan mientras los ocupantes disfrutan de una siesta. Esos mundos imaginarios cada vez son más palpables.

Actualmente estamos viviendo una explosión de propuestas que abogan por una movilidad más sostenible y más conectada. Ya empieza a ser una realidad tangible el hecho de disponer de vehículos cero emisiones durante su uso, de vehículos conectados a otros dispositivos e infraestructuras y desde ya hace años, la conducción está siendo mucho más fácil y segura para los conductores con la integración de sistemas avanzados de asistencia en la conducción. El siguiente reto para las próximas décadas será alcanzar el nivel 4 y 5 de autonomía de acuerdo al estándar SAE J3016 que podrá brindar la posibilidad de que el ser humano pueda librarse de conducir durante el viaje. Diversos OEMs del sector de la automoción, empresas tecnológicas y startups están uniendo fuerzas para ofrecer en un tiempo no muy lejano soluciones al respecto. Pero, lo que nos preguntamos en este artículo no es lo que va a venir, sino ¿Cuándo empezó todo esto de los vehículos autónomos?

Pues puede que los primeros ejemplos que nos vengan a la cabeza es el coche de Google o algún proyecto de DARPA pero los primeros intentos proceden de mucho antes, incluso de mucho antes de que existiera el coche tal y como lo entendemos hoy en día. Si hacemos una retrospectiva amplia descubriremos numerosos ejemplos que ilustran esta idea. Quizás el más primitivo de todos fue el concebido por el más célebre inventor de la historia, Leonardo da Vinci. El polímata florentino ideó en 1495 un ingenioso mecanismo móvil de 3 ruedas, hecho de madera y que se movía de forma autónoma. Era un artefacto que no tenía más que otra intención que entretener a los cortesanos de la época en fiestas. Pero el ingenio no deja de resultar interesante, ya que era un artefacto autopropulsado que usaba un primitivo sistema de mecanismo de transmisión para controlar la dirección del vehículo.

En una de las páginas de sus códices, en concreto la 812r del códice Atlántico, se ha podido descubrir los detalles de este automóvil ideado hace más de cinco siglos. Ha costado muchos años descifrar el funcionamiento de este artefacto, pero gracias a estudios que se han podido realizar durante el siglo XX y principios del XXI se ha logrado comprender. Está formado por un carro de madera con varios muelles de ballesta para regular el movimiento. La propulsión se realiza aprovechando la energía potencial elástica almacenada en dos muelles de espiral colocados en la parte baja del prototipo y que le permitían recorrer hasta 40 metros de forma autónoma. La manipulación por una persona no era necesario puesto que, como coinciden numerosos estudios sobre el artefacto, normalmente Da Vinci dibujaba la ubicación dónde iban las personas en el artefacto ideado, y en este no se indicó.

El carro tenía unas dimensiones de 1,68 metros de largo y 1,49 metros de ancho. En el año 2004, Paolo Galuzzi, director del Instituto y Museo de Historia de la Ciencia de Florencia, dirigió a un equipo de ingenieros que lograron construir unos modelos a escala. Este carro de Leonardo da Vinci es probablemente el ingenio que puede considerarse como un antepasado primitivo de nuestros coches actuales, y se podría considerar como el primer automóvil de la historia que se mueve de forma autónoma y con la posibilidad, incluso, de programar la trayectoria a través de sus mecanismos de transmisión. En 1936, Girolamo Calvi, un pionero de los estudios sobre Da Vinci, había declarado tras estudiar el proyecto: "Aquí la tenemos ¡La FIAT de Leonardo!"

Algunos estudiosos incluso relacionan que la idea en realidad está inspirada en un contemporáneo de la época, otro polímata llamado Francesco di Giorgio Martini, el cual fue su superior durante la construcción del Duomo de Milán y del que Leonardo heredó muchas cosas. El también ideó un carro primitivo que incorporaba conceptos mecánicos que serían aplicados siglos más tarde en la automoción, pero en este caso era un vehículo que estaba propulsado por personas o animales.

La historia llama la atención porque de una manera muy ingeniosa se creó un artefacto autopropulsado y autónomo muchos siglos antes de la aparición de los motores eléctricos, de los motores de combustión y la inteligencia artificial. Solo usando el dominio de la mecánica. Ha costado muchos años descifrar los mecanismos que se proponían en los bocetos pero la genialidad de Leonardo da Vinci nos volvió a sorprender.