¿Cuál historia te quieres contar?

Todos somos contadores de historias.

Tomamos los "pedacitos" que representan nuestras experiencias de vida y los vamos uniendo para formar un todo continuo y coherente. De esta manera entendemos nuestras propias vidas.

A esta historia que vamos creando le llamamos "identidad narrativa". En ella hay héroes, villanos, sucesos, retos, situaciones memorables, etc.

De todo eso, seleccionamos aquello que queremos incluir en nuestra historia. Usualmente damos preferencia a lo más extraordinario. Vamos creando capítulos y con ellos justificamos nuestro comportamiento y esperamos que los demás nos comprendan.

A grandes rasgos, hay dos tipos de historias, que formamos dependiendo de la interpretación y conexión que hacemos entre los "pedacitos" seleccionados:

A) Podemos unir los sucesos en una transición de "mal" hacia "bien". Es decir, el capítulo inicia con evento negativo y va evolucionando hacía un desenlace positivo. Nuestra percepción en este caso es el de una vida significativa, de contribución al entorno y a la sociedad.

B) También podemos unir los sucesos en sentido contrario: de "bien" hacia "mal". Nuestro capitulo inicia con un evento que consideramos positivo, y va deteriorando hasta tener una culminación negativa. Percibimos nuestra vida como poco trascendental hacia el entorno, nos puede causar depresión.

Afortunadamente, podemos editar nuestras historias. Podemos reflexionar acerca del tipo de historia que nos estamos contando y re-interpretar los sucesos para ir creando desenlaces positivos en cada capítulo.

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