¿Cuánto tiempo practicar para ser el mejor?-N29

¿Cuánto tiempo practicar para ser el mejor?-N29

La lditarod es la carrera mas dura del mundo, en la que equipos de perros de trineo compiten durante más de una semana, para ver quién atraviesa antes unos 1.800 kilómetros de hielo ártico. Por lo general, los perros que tiran del trineo y el musher (el conductor del trineo) corren de día y descansan de noche, o viceversa.

Sin embargo, en lugar de atenerse a los periodos de 12 horas de carrera y 12 de descanso habituales, Susan Butcher reinventó la Iditarod corriendo y descansando en tramos de 4 a 6 horas durante todo el día y toda la noche. La suya fue una innovación no exenta de riesgos, porque contaba con menos tiempo para dormir, pero Butcher y sus perros habían practicado de ese modo y, desde el primer intento, estaba convencida de que ese empeño endiablado podía funcionar.

Butcher, que ganó cuatro veces la Iditarod, falleció de leucemia (una enfermedad que durante su infancia también se había cobrado la vida de su hermano) una década después de sus días de competición.

En su honor, el Estado de Alaska declaró el primer día de Iditarod como Día de Susan Butcher.

Butcher, quien también era veterinaria, fue una innovadora en el tratamiento amable y cuidadoso de los perros, haciendo que su entrenamiento y atención durante todo el año fueran la norma en lugar de la excepción. Y también era agudamente consciente de los limites biológicos de sus perros y de su propio cuerpo. De hecho, una de las principales críticas que se hicieron sobre la carrera era el tratamiento que se daba a los perros.

Butcher adiestraba a sus perros como el corredor de maratón se entrena para una carrera, concediendo al descanso la misma importancia que al ejercicio.

«El cuidado de los perros era la prioridad fundamental para Susan -me dijo su marido, David Monson-. Consideraba a sus perros como atletas profesionales y en consecuencia, durante todo el año, les proporcionaba el mejor entrenamiento, la comida más selecta y la más esmerada atención veterinaria.»

Y no debemos olvidar su propio entrenamiento. «La gente no puede imaginarse las complejidades que implica preparar una expedición, que puede durar hasta dos semanas, a través de 1.600 kilómetros por el hielo y la nieve -me dijo Monson-. Uno está a merced de ventiscas y de temperaturas de entre 40 y 60 grados bajo cero. Hay que llevar cajas con herramientas, comida y medicinas para uno y sus perros y tomar las decisiones estratégicas adecuadas. No es muy distinto a preparar una expedición para escalar el Everest.

»Por ejemplo, entre los diferentes puntos de control separados entre 140 y 160 kilómetros, uno debe dejar reservas de comida y suministros para el siguiente tramo y medio kilo de comida para cada perro todos los días. Pero si, en el siguiente tramo, se desata una ventisca, debe llevar también refugio y comida adicional para los perros... lo que añade un peso extra.»

Butcher tenía que adoptar ese tipo de decisiones estratégicas-además de permanecer vigilante y atenta- durmiendo una o dos horas al día. Mientras sus perros disponían del mismo tiempo para descansar que para correr, durante los descansos ella debía ocuparse de atender y alimentar a los perros y a sí misma y llevar también a cabo las reparaciones necesarias. «En situaciones tan agotadoras y estresantes, tomar la decisión correcta -afirma Monson-, requiere mucho tiempo de cuidadoso entrenamiento.»

Fueron muchas las horas que Butcher dedicó a perfeccionar sus habilidades como musher, estudiando las características de la nieve y el hielo y relacionándose con sus perros, aunque la autodisciplina fue la parte más importante de su régimen de entrenamiento.

«Lo que explica su éxito -me dijo Joe Runyan, otro ganador de la Iditarod- era su extraordinaria concentración »

La "regla de las 10.000 horas" (equivalente a 3 horas de entrenamiento diario durante 10 años) es un nivel de práctica que se ha llegado a considerar la clave del éxito en cualquier dominio y ha acabado convirtiéndose en una especie de letanía sagrada que se recita en todos los talleres sobre mejora del rendimiento y de la que se hacen eco muchas páginas web. El problema es que se trata de una media verdad.

Si pongamos por caso, somos malos jugando al golf e incurrimos una y otra vez en los mismos errores, nuestro juego no mejorará, independientemente de que hayamos superado el listón de las 10.000 horas. En tal caso, seguiremos siendo igual de patosos... aunque, eso sí, un poco más viejos.

Anders Ericsson, psicólogo de la Universidad del Estado de Florida que se ha dedicado a investigar el grado de pericia adquirida tras la aplicación de la regla de las 10.000 horas, me dijo: «De poco sirve la mera repetición mecánica, ya que para aproximarnos a nuestro objetivo es necesario ajustar una y otra vez nuestra meta.?
»Hay que ir adaptándose poco a poco -añade- al comienzo permitiendo más errores que debemos ir ajustando, a medida que nuestros límites se expanden.»

Exceptuando deportes como el baloncesto o el rugby, en los que intervienen rasgos físicos como la estatura y la corpulencia, sostiene Ericsson, casi cualquiera puede alcanzar las cotas más elevadas del desempeño.

Al comienzo, los mushers de la Iditarod descartaron toda posibilidad de que Susan Butcher ganase la carrera.

En aquella ópoca -recuerda David Monson-, la ldicacod era considerada una carrera para hombres tipo cowboy. Solo compañía ella tipos rudos que insistían en que jamás se podría ganar, mimando a sus perros como lo hacía Susan. Sin embargo, después de que ella ganara varios años consecutivos, la gente se dio cuenta de que sus perros eran los que estaban mejor preparados para enfrentarse a los rigores de la carrera, lo que ha acabado transformando por completo el modo en que hoy se preparan los participantes.»

Ericsson afirma que el secreto de la victoria radica en la "práctica deliberada", en la que un entrenador experimentado (precisamente lo que Susan Butcher, una veterinaria experta, era para sus perros) nos dirige, mediante un entrenamiento bien diseñado, al que nos entregamos plenamente durante meses o años.

Pese a todo, para alcanzar un gran nivel de desempeño no alcanza con muchas horas de práctica. En cualquier dominio que consideremos, lo que importa es el modo en que los expertos prestan atención mientras practican. Por ejemplo, en su estudio sobre violinistas (que por cierto sirvió para establecer el límite de las 10.000 horas), Ericsson descubrió que, guiados por un maestro, los expertos se entrenaban en mejorar un aspecto concreto de su ejecución, con una concentración total.?

En consecuencia, el desempeño no se limita a las horas de ejercicio, sino que también son importantes el feedback y la concentración.

Mejorar en una habilidad requiere de la participación de un foco descendente. La neuroplasticidad, es decir, el fortalecimiento de los circuitos cerebrales más antiguos y el establecimiento de nuevas conexiones para ejercitar la habilidad que estemos practicando, requiere atención. Por el contrario, cuando la práctica discurre mientras nos ocupamos de otra cosa, nuestro cerebro no reconstruye los circuitos relevantes para esa rutina concreta.

La ensoñación cotidiana arruina la práctica. Poco mejora el desempeño de quienes, mientras se ejercitan, pasan de una cosa a otra. La atención plena parece alentar la velocidad de procesamiento Tental, fortalecer las conexiones sinápticas y establecer o expandir redes neuronales ligadas a lo que estamos ejercitando.

Al menos al comienzo, ya que cuando dominamos una nueva rutina, la práctica repetida transfiere el control de dicha habilidad desde el circuito descendente (característico del foco de atención deliberado) al ascendente (que lleva a cabo la tarea sin realizar esfuerzo alguno). A partir de ese momento, ya no necesitamos pensar y podemos responder bastante bien con el piloto automático.

Precisamente en este punto, radica la diferencia que existe entre expertos y aficionados. Estos últimos se sienten satisfechos con permitir que, a partir de un determinado momento, sus esfuerzos se conviertan en operaciones ascendentes. Al cabo de unas 50 horas aproximadas de entrenamiento (ya sea esquiando o conduciendo, por ejemplo), las personas logran un nivel de rendimiento "relativamente aceptable", que les permite realizar los movimientos casi sin esfuerzo.

Entonces, ya no tienen necesidad de concentrarse en el ejercicio, sino que se limitan a dejarse llevar. Sin embargo, independientemente del tiempo que dediquen a la práctica de esta modalidad ascendente, su mejora será imperceptible.

Los expertos, por su parte, nunca dejan de prestar una atención descendente, contrarrestando así deliberadamente la tendencia del cerebro a automatizar rutinas. Se concentran activamente en los movimientos que todavía deben perfeccionar, corrigiendo lo que no funciona y, en consecuencia, ajustando sus modelos mentales. El secreto de la práctica inteligente se resume en concentrarse en los detalles de los comentarios que proporciona un entrenador experi-mentado. Ous comentarios que a cuspide jamás dejan de aprendere"si, en algún momento, tiran la toalla y abandonan la modalidad de entrenamiento inteligente, su rendimiento empieza a moverse por vías ascendentes y sus habilidades se estancan.

«El experto afirma Ericsson- contrarresta activamente la tendencia a la automaticidad elaborando y seleccionando de forma deliberada un entrenamiento cuyo objetivo exceda su nivel actual de desempeño.

Cuanto más tiempo dediquen los expertos -añade- a la práctica deliberada con plena concentración, más desarrollada y perfecta será su ejecución.»

Susan Butcher se entrenaba a sí misma y a sus perros para funcionar como una unidad de elevado rendimiento. En lugar de arriesgarse a que sus perros bajasen el ritmo después de haber competido al máximo, durante todo el año se sometía con su equipo, a ciclos que alternaban 24 horas de carrera con periodos de descanso y luego paraban un par de días. Cuando llegaba el día de la Iditarod, no es de extrañar que se hallaran en tan buenas condiciones.

Pero la atención concentrada, como los músculos en tensión, acaba fatigándose. Quizás por eso Ericsson constató que los competidores de talla mundial -independientemente de que se trate de levantadores de pesas, pianistas o perros de un equipo de trineo- suelen limitar la práctica más exigente a unas 4 horas diarias. Y es que, para ellos, el descanso y la recuperación física y mental forman parte integral de su régimen de entrenamiento. Aunque traten de llegar hasta el límite, durante la sesión no se fuerzan tanto como para que su foco de atención se disperse. La práctica óptima requiere de una concentración óptima.

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Este es un fragmento del libro Focus de Daniel Goleman , un libro que me ayudo a encontrar y entender muchas cosas si quieres comprarlo puede hacerlo aquí(ojo yo no me llevo nada)

Que te parece la regla de las 10.000 horas? Pensás que es así?

Te leo en los comentarios. Si le dan cariño a lo mejor Daniel Goleman lo ve al post y se motiva leyendo mis artículos ajajja

Nos vemos la semana que viene donde sin miedo hablamos del cambio. Saludos


Buenísimo Rodrigo. Como siempre decimos constancia y perseverancia para ser tan autodisciplinados. Simplemente ver lo que eres capaz mejorando día a día,sin justificación interna no es tarea fácil. Autodisciplinarse no es tan fácil como puede parecer. Se necesitan muchos factores aunque no es para nada imposible...pero ahí andamos fallando...almenos yo. Feliz semana.

Zahmoul El Mays

Attorney At Law at CIVIL COURT CASES

2 años

Great

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