Cuando el ruido no me deja escuchar

Cuando el ruido no me deja escuchar

¿Les ha pasado cuando van de vacaciones a un lugar muy tranquilo y silencioso, que el “sonido” del silencio los deja desconcertados, en un comienzo? ¿Se pueden imaginar la cantidad de estímulos y sonidos a los que estamos expuestos diariamente? Sumémosle a esto el sonido de nuestros pensamientos, emociones y demás sensaciones que nuestra mente percibe en todo momento, incluso, cuando dormimos. 

Qué difícil entonces se hace escuchar, en todo sentido. Escuchar al que está al lado, a mi pareja, amigo/a, familia, y, al mismo tiempo, atender a lo que me piden en el trabajo, a lo que me habla el vecino, compañero, y más aún, darme el tiempo de escucharME, de entender por lo que estoy pasando, de saber realmente qué me pasa, qué siento, cómo estoy, si estoy contento/a con mi vida, si quiero hacer algún cambio, etc.…

“Se fue en la onda filosófica, dirán”, pero claro, es que estamos tan estimulados a cada momento que me doy cuenta de la profunda necesidad que tenemos de escucharnos, no solo entre nosotros, sino que a nosotros mismos. Cuando le pregunto a un amigo/a qué piensa de mi situación, usualmente va a pensar en lo que le contamos y nos va a responder lo que él o ella considera que mejor se ajusta a lo que queremos, a lo que “nos hace bien” y a quienes somos… Entonces, ¿por qué no hacemos lo mismo con nosotros mismos? (valga la redundancia) 

Hoy te hago una pregunta muy importante y concreta: ¿en qué momentos del día o de tu semana te preguntas cómo estás? y no como respondiéndole a ese colega de pasillo (o incluso cuando nos preguntamos por WhatsApp), cuando decimos “todo bien y tú”, sino que de verdad, conectándonos con este momento de nuestra vida, respirando hondo, dejando que nuestra mente nos hable, escuchando nuestra realidad en un entorno tranquilo y lo más calmo posible. Incluso, si queremos ahondar y trabajar con las emociones que surgen, podemos anotar todo lo que nuestra mente piensa y siente en ese momento, para luego releerlo y analizarlo, pudiendo tomar acción sobre las cosas que no nos gustan.

Si te dieras tan solo 20 minutos a la semana para hacer este ejercicio, créeme que muchas decisiones y acciones en tu día a día podrían cambiar positivamente. Porque nadie más que tú va a conocerse mejor, porque solo tú tienes las herramientas para saber qué necesitas o cómo puedes lograr tus metas. Porque, si bien, preguntarle a una persona acerca de tu situación y obtener un punto de vista externo y más “objetivo”, ayuda, de todas formas, solo tú conoces muy bien tu camino y tienes la llave de esa puerta que te guiará al éxito y a tu felicidad y bienestar.

Entonces… silencia por un rato el ruido y escucha, te aseguro que de fondo toca una canción única, que te quiere hablar y tiene mucho que decir.

Si te cuesta escucharte o entender lo que te está ocurriendo, no te preocupes, no estás solo/a. Siempre puedes buscar ayuda profesional de un psicólogo/a, y, créeme, porque te lo digo por experiencia propia, vale la pena. 

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¡Te invito a seguir conociendo este camino conmigo!


Fran Toledo

Psicóloga, Orientadora y Fundadora de Work Therapy. Estudiante Magíster Desarrollo Organizacional y Dirección de Personas. Experiencia en Recursos Humanos, Consultoría y Docencia. Experta en Atracción de Talento, Assessment y Desarrollo de Competencias.

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