"Cuestionamiento al deficiente estudio del lenguaje que conduce a la incomprensión social"
“El tamaño del mundo” por Arturo Uslar Pietri es un planteamiento de reflexión de suma relevancia que explica la ignorancia que aumenta cada día con el avance del conocimiento del mundo por el hombre, tal cual él lo asevera en el escrito. Se dice que Uslar Pietri fue el precursor de la novela histórica, tenía la convicción plena sobre “llegar a saber lo que somos, partiendo del cómo somos y cómo hemos pretendido ser” esto siempre de la mano con el pensamiento de que el fin de la enseñanza es lograr capacitar un conjunto de virtudes para que el hombre cumpla su cometido histórico en la sociedad, que este es el sentido en que la educación es formativa.
Sin duda los títulos amplían nuestra curiosidad o ganas de querer profundizar en cualquier lectura, “El tamaño del mundo” podría interpretarse a simple vista como un escrito orientado a lo dimensional, medido, podríamos hablar de espacio o de tiempo… Uslar Pietri con su capacidad de síntesis versátil y magnetizante expone al principio de este ensayo la comparación clave que lleva a profundidad la concepción de nuestro mundo: ¿De qué tamaño era el mundo para el hombre del Neolítico? ¿O para un habitante de Sumer, o de la Atenas de Pericles; del París de Abelardo o de Rousseau? En esta comparación comprendemos el objetivo del escritor, lo que quiere comunicarnos, pues ahora sabemos que “El tamaño del mundo” está sujeto al conocimiento del lenguaje.
El mundo para el hombre neolítico era estrecho, las relaciones eran fijas porque su cambio no era inherente a lo que lo rodeaba, pues como era un ambiente pequeño y sus comunidades completaban de 150 a 2000 personas que se dedicaron a la senderización del hombre con la invención de casas, agricultura, ganadería y perfeccionamiento de sus instrumentos.
En cambio, cuando se hace referencia a un habitante de Sumer hablamos de una región civilizada intelectualmente y del mismo modo tenía una gran expansión desde Mesopotamia al Oriente Medio. Efectivamente tenían un importante respaldo desde los ojos de Uslar Pietri, ellos conocían la historia de su mundo, yo me atrevería a decir que ellos forjaron esa historia, engendrando las primeras escuelas que siembran el conocimiento crítico, y no solo esto, entre tantas innovaciones en la historia de su mundo y ahora del nuestro crearon el concepto de “tiempo” al dividir el día de la noche, separando el tiempo en períodos: la noche en doce horas, la hora en sesenta minutos y los minutos en sesenta segundos.
El cómo era la percepción sobre el mundo de las primeras civilizaciones es un tema bastante extenso, pues sabemos que el tamaño del mundo aumenta cada vez con más inmediatez. Lo que nos lleva únicamente a concienciar que hoy día, en pleno auge de la inteligencia artificial, el tamaño del mundo escapó de nuestras manos, se ha convertido en un mundo exterior que no podremos descubrir por no poseer el conocimiento lingüístico suficientemente vasto.
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La palabra se ha convertido en un misterio, la dimensión del conocimiento del hombre sobre el mundo en su constante cambio ha complicado la compresión y expresión como personas, pues no se manifiesta solo un fin comunicacional sino el entendimiento de la función del lenguaje para entender lo que quieren transmitirnos otros y expresarnos con un objetivo claro, creando un diálogo asertivo.
El lenguaje debe usarse con sentido y propósito, esto es algo que en la actualidad el sistema educacional ha ignorado en el aprendizaje de los niños, se enfocan a una estructura más proactiva y afásica, ¿qué consecuencias trae esta distorsión al conocimiento? El hombre por naturaleza es un ser comunicacional, el lenguaje funge como el proceso de cognición en el medio social, donde sabrá cómo conoce. Si condicionas a alguien a aprender en base al conocimiento de otro, solo se formaran personas incapaces de cuestionar, analizar y forjar un pensamiento crítico, como si de una implantación sistemática para reducir el conocimiento de las personas para limitar la visión del tamaño de su mundo se tratase.
En conclusión, nuestro futuro, presente y formación depende de la enseñanza eficaz del lenguaje como objetivo prioritario en el sistema educativo, si no se dispone de las palabras necesarias para hablarlo es imposible adquirir el conocimiento. La incomunicación es un veneno que actualmente amenaza a nuestra sociedad y el antídoto lo tenemos en la necesidad de evolucionar conciencias para revolucionar nuestro mundo en rebelión por finalmente saber cómo somos y de qué tamaño es nuestro mundo.
“el hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo que es bueno; y el hombre malo, del mal tesoro saca lo que es malo; porque de la abundancia del corazón habla su boca.” (Lucas 6:45)