Cuidemos a las cucarachas

La mayor parte de las startups tiene algún tipo de dificultad financiera cuando arranca.

Uno de los casos más famosos, es el de Airbnb.

Sus fundadores Brian Chesky y Joe Gebbia sumaban $35,000 de deudas en sus tarjetas de crédito personales en el año 2008.

Su página web recibía menos de 50 visitas por día, y su tercer socio Nathan Blecharczyk estaba a punto de abandonar el barco, a un año y medio de empezar el emprendimiento.

Habían contactado al menos 20 inversores para ofrecerles el 10% de la compañía por $150.000. La mitad ni siquiera respondió el email.

En una forma desesperada de salir de su situación financiera, se les ocurrió vender cajas de cereales con los nombres de los candidatos presidenciales de ese momento Cap´n McCain´s y Obama O´s, que salieron como pan caliente a $40 cada una.

Los cereales de Obama se acabaron en 3 días. Sin proponérselo, hicieron $30,000 de ganancias, para continuar probando con su incipiente y poco probable negocio.     

Sin embargo, el tráfico seguía sin aparecer. Y su dieta alimentaria por los próximos meses, desbalanceada (cereales de McCain….sin leche).

Alguien entonces los presentó con Paul Graham, el fundador de la aceleradora de startups, Y Combinator. Las entrevistas de admisión en esa empresa eran famosas por lo brutales. Solo 10 minutos de conversación sin powerpoint.

La entrevista fue un bombardeo de preguntas incómodas sobre su modelo de negocio, y al final una sensación amarga de que habían desperdiciado su bala de plata.

Estaban guardando sus cosas para irse. Graham charlaba con otra persona de su equipo. Y en ese momento, Gebbia se le ocurrió sacar algo de su mochila. Una caja de cereales. Y se la obsequió al inversor, ante la mirada atónita de sus otros socios.

Graham dejó de hablar con su interlocutor y escuchó extrañado la bizarra historia de supervivencia empresarial. “Ustedes son como las cucarachas, nunca mueren”, fue su devolución.

A las horas, un llamado telefónico, un cheque y una invitación a su proceso de 3 meses de aceleración.

Graham estaba buscando cucarachas en la brutal recesión americana del 2008. Y las encontró. El resto es historia.

La empresa salió a la bolsa en el 2020 por $100b. Sus fundadores ya no comen cereales para sobrevivir, y algunos de esos inversores que ni siquiera contestaron el email, seguramente se estarán replanteando su estrategia.

Detrás de este cuento de hadas, hay miles de historias de los que no la contaron. Buenos modelos de negocio con equipos desbalanceados, o simplemente sin la tenacidad suficiente para encontrar el financiamiento adecuado en el momento justo.

Nuestras latitudes generan un tipo de hombres y mujeres de negocio muy especial. No vivimos en tierras fáciles para emprender. Es por eso, que parte del terreno ya está ganado.

La tenacidad y resiliencia de la cucaracha en los equipos que emprenden es quizás el ingrediente secreto para exportar al mundo nuestras ideas.

Cuidemos a las cucarachas.