¿DÍA INTERNACIONAL PARA LA ERRADICACIÓN DE LA POBREZA?
Este 17 de octubre fue conmemorado el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, viene siendo observado cada año, desde 1993, por resolución de 47/196 de la Asamblea General de las Naciones Unidas , con el propósito de promover mayor conciencia sobre las necesidades para erradicar la pobreza y la indigencia en todos los países, en particular en los países en desarrollo, una necesidad que se ha convertido en una de las prioridades del desarrollo. Esta fecha como otras de su género, es una oportunidad para reconocer el esfuerzo y la lucha de las personas que viven involucrados, la posibilidad de hacer oír sus preocupaciones y. principalmente lo que los gobiernos en sintonía con las naciones unidas viene realizando para enfrentar el problema.
En todo el mundo, más de 800 millones de personas aún viven con menos de 1,25 dólares al día y muchos carecen de acceso a alimentos, agua potable y saneamiento adecuados, según datos del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). "En un mundo caracterizado por un nivel sin precedentes de desarrollo económico, medios tecnológicos y recursos financieros, es un escándalo moral que millones de personas vivan en la extrema pobreza", tal y como se asegura en el prefacio de; Los Principios Rectores sobre la Extrema Pobreza y los Derechos Humanos.
Por ese motivo, debemos dejar de observarla exclusivamente como una falta de ingresos. Se trata de un fenómeno multidimensional que comprende, además, la falta de las capacidades básicas para vivir con dignidad. La pobreza es en sí misma, un problema de derechos humanos y es a la vez su causa y consecuencia, pues, se caracteriza por vulneraciones múltiples e interconexas de los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales, y las personas que viven en ella se ven expuestas regularmente a la denegación de su dignidad e igualdad.
Reducir la pobreza y erradicarla es por tanto una obligación de todas las sociedades. Después del Primer Decenio de las Naciones Unidas para la Erradicación de la Pobreza (1997-2006) y habiendo transcurrido el plazo previsto para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio en 2015 y no habiendo progresos substanciales, se han reprogramado los plazos para el Segundo Decenio de las Naciones Unidas para la Erradicación de la Pobreza (2008-2017) en la cual se pretende conseguir el «Pleno empleo y trabajo decente para todos». Los Objetivos de Desarrollo Sostenible constituyen un compromiso audaz para terminar con la pobreza en todas sus formas y dimensiones en 2030. Esto requiere enfocarse en los más vulnerables, aumentar el acceso a los recursos y servicios básicos y apoyar a las comunidades afectadas por conflictos y desastres relacionados con el clima.
La resolución pide una respuesta de todo el sistema de las Naciones Unidas más coherente e integrada, remarca la importancia de movilizar los recursos financieros para el desarrollo a nivel nacional e internacional, y reconoce que el crecimiento económico sostenido, sustentado por una productividad creciente y un entorno favorable, incluida la inversión privada y la capacidad empresarial es fundamental para el aumento de los niveles de vida. Si bien en algunas regiones ha habido progresos en la reducción de la pobreza, esos progresos no han sido uniformes y en algunos países sigue aumentando el número de personas que viven en la pobreza, y las mujeres y los niños constituyen la mayoría de los grupos más afectados, especialmente en los países menos adelantados y en particular en el África subsahariana.
En el Perú, según el INEI: “Se considera que una persona es pobre por tener necesidades básicas insatisfechas; es inadecuada cuando se habita en una vivienda sin servicios de agua o desagüe y en hacinamiento; es inadmisible hogares donde existe un menor que no asiste a la escuela, o con alta dependencia económica”. Tenemos cerca de 07 millones de pobres, más de 800,000 viven con menos de 1.25$ diarios, 64.7% de los pobres hablan una lengua nativa de la Amazonía y 34.1% quechua o aimara. Las personas más pobres viven en Amazonas, Ayacucho, Cajamarca y Huancavelica, 45% tienen nivel de instrucción primaria, 39.3% son trabajadores familiares no remunerados, 23% son trabajadores independientes y 42% de ellos se dedican a actividades primarias o extractivas – agricultura, pesca y minería. El ingreso mensual medio de los hombres peruanos supera más de un 50% el de las mujeres peruanas.
Después de años de disminución progresiva de la pobreza, aunque en tasas mínimas, según datos de INEI, el rebrote de la pobreza en 2019 coincide con un año en que la economía peruana creció solamente al 2,5%. Sin embargo, en el 2009 y el 2014 la actividad económica mostró un dinamismo incluso más débil y, aun así, se logró reducir la pobreza. La pobreza extrema afectó al 3,8% de la población en 2017, cifra similar a la del 2016. Esto significa que 1,2 millones de personas persisten en esta situación. Según el Banco Mundial, se considera la pobreza extrema “erradicada” cuando se ubica por debajo del 3%. Segura, ex ministro de economía del presidente Humala, afirma que la capacidad de generación de bienestar se ha visto mermada por la debilidad de la actividad económica.
La utilización del indicador proporción de la población, cuyos ingresos per cápita son inferiores a US$ 1 y US$ 2 diarios, es sumamente difícil en el caso peruano debido a la debilidad de la comparabilidad monetaria, aun dentro de los términos de paridad de poder adquisitivo que utiliza el Banco Mundial (BM). Por esta razón, los cálculos de pobreza extrema y pobreza total con el patrón de US$ 1 y US$ 2 diarios de ingreso per cápita arrojan valores especialmente bajos respecto al resto de la región y el mundo, y muestran realidades muy diferentes a las de otras naciones con niveles de desarrollo económico y social similares. Apuntalar la política social, en un país donde la sostenibilidad fiscal ya está en luz ámbar, es un reto más para el nuevo gobierno.
Los días internacionales, se recuerdan, pero no se conmemoran y mucho menos se festejan. Las Metas del Milenio están lejos de ser cumplidas, no solamente por el esfuerzo de las propias familias para salir de la pobreza y de los esfuerzos del gobiernos, también existe el compromiso de la empresa privada. Algunos lo han comprendido, no solo como acto de humanidad y de justicia social, sino también como necesaria, para que la mayor demanda de los productos ofertados pueda reciclar la dinámica del sistema económico y social y evitar o amenizar las crisis recurrentes.
Algunas preguntas dirigidas a los gestores públicos y empresas privadas son necesarias, cuando se trata de combatir la pobreza y de mejorar las condiciones económicas: ¿Los trabajadores tienen acceso a una vivienda de material noble, acceso a agua y desagüe? ¿Los hijos de los trabajadores en edad escolar asisten a la escuela? ¿Hay brechas salariales entre hombres y mujeres en una misma categoría profesional? ¿Los productos y servicios ayudan a aliviar la pobreza o contribuyen a una mejor calidad de vida de los más pobres? ¿Cómo se aplican los criterios en las regiones más pobres del Perú como las regiones de Amazonas, Ayacucho, Cajamarca, apurimac y Huancavelica? ¿Debería priorizarse los programas de beneficio a trabajadores y comunidad en esas zonas?¿Existen personas quechua hablantes o de lengua amazónicas como prioridad en las empresas y la burocracia para promover su inclusión?
Como se verá, las preguntas arriba indicadas se refieren a lo que voluntariamente pueden hacer los gobiernos y las empresas privadas, son los recursos destinados a educación salud, seguridad y habitación, formas no monetarias de distribución que se practican, junto a otras como los subsidios al transporte, la alimentación y los programas asistenciales. Como todo esto se hace con recurso públicos fundamentalmente, que siempre faltan, existen otras medidas que no se dicen, por la costumbre o por la incomodidad que generan al sentido común de los empresarios y los medios de comunicación afines. Son los inmensos recursos tributarios mal calculados, mal aplicados, perdonados, eludidos y deudas no pagadas, por los empresarios (ronda los 40 mil millones según datos de Comunica).
Inclúyase a los recursos indicados, montos desviados por la corrupción, montos sobregirados, ingresos no declarados para efectos de cobro de impuestos; inversiones acrecentadas con adendas injustificadas por las cuales las obras se duplican, triplican y más, justificados mentirosamente por problemas de huelgas, aumento del precio de insumos y por juicios de arbitraje tercerizados, en las cuales el Estado nunca gana de un empresario. No se hable de los robos directos al fisco y las actividades informales. Uso de los recursos públicos para empresas declaradas en quiebra, amén de lo gastado en el pago de la deuda y el atendimiento de desastres naturales que generan más corrupción por ausencia de licitaciones, sobrecostos e incumplimiento. También súmese el despilfarro en la función publica y el costo exagerado para mantener los parlamentarios. Los recursos totales saqueados al Estado podrían, si adecuadamente cobrados y gastados, financiar holgadamente los 120 mil millones de soles que es el presupuesto anual de la República para 2020.