¿Dónde reside nuestra identidad?

¿Dónde reside nuestra identidad?

De acuerdo con el Diccionario de la lengua española el término identidad tiene cinco acepciones, de las cuales extraigo tres que son relevantes para mis fines

 

1. f. Conjunto de rasgos propios de un individuo o de una colectividad que los caracterizan frente a los demás.

 

2. f. Conciencia que una persona o colectividad tiene de ser ella misma y distinta a las demás.

 

3. f. Hecho de ser alguien o algo el mismo que se supone o se busca.

 

Bajo estas definiciones normativas es sencillo determinar nuestra identidad de acuerdo con el conjunto de características de deseemos que nos precisen. De tal modo que mexicanos, por la tierra en donde nacimos, y donde también nos la identidad de terrestres, o americanos o tercermundistas. También por nuestra educación, analfabetas, licenciados, maestros o doctores. Por nuestra capacidad de consumo, grupo etario, preferencias sexuales entre miles de aristas que el final determinan nuestra identidad.

Esta validación surge entre un equilibrio de fuerzas internas y externas que determinan el marco de referencia para cada una de las cualidades, de este modo la sociedad establece de manera más o menos clara (pero otras tantas con muchos tonos de grises), los elementos estructurales de nuestra identidad. Estos elementos pueden cuantificarse de maneras relativamente objetivas, tangibles o físicas, requiriendo nuestros procedimientos mentales y los del resto de la sociedad para validarlos. Así que los millones en el banco o las monedas en la bolsa, el color del pelo o la piel, nuestras matriculas y diplomas escolares, el auto, las propiedades, el acta de nacimiento, tantas y tantas cosas, enfatizo cosas, que nos definen.

Desde que la tecnología (particularmente los teléfonos inteligentes) comenzó a ser cada vez mas microscópica, mas eficiente en el consumo de energía y mas útil para recabar información de todo tipo, nuestra identidad requiere ser validada por la estructura tecnológica, ya que el solo hecho de la existencia de las características que nos definen no parece ser suficiente. Cuántos de nosotros, no sé si de manera voluntaria o siguiendo las instrucciones que los algoritmos han impreso en nuestras neuronas, tenemos que documentar nuestras vidas a través del mundo digital, ya que de otro modo los sucesos parecen no existir y por lo tanto nos sentimos vacíos de identidad.

Si no manifiesto a través de alguna red social mi último viaje de vacaciones o de trabajo, y preferentemente de una manera cinematográfica, heroica, y blancocracica, es probable sentir un vacío acerca de la existencia de tal viaje.

 Este ejemplo aplica también a algo tan sufrido como la actividad física, no importa si te levantaste a las cinco de la mañana, corriste, nadaste, jalaste llantas (o lo que sea que hagan los gimnasios de crossfit) y sufriste como perro apaleado; si no existe una evidencia digital, ya sea el red social de confianza o en la red social exprofeso para mostrar nuestra identidad deportiva, entonces tenemos la impresión, no así la sensación ya que el cuerpo si que siente el trabajo físico, de que tal entrenamiento no existe. Y esto puede ser aún más grave porque si olvido llevar mi reloj inteligente para el registro y reporte de mis actividades físicas, la sensación es similar a la nomofobia. Para redondear el tema de la actividad física si el reloj no marca adecuadamente el ritmo, carga de trabajo, o calorías gastadas, realmente pensamos que el reloj inteligente tiene la razón, y no los elementos físicos, tangibles, que sustentan nuestro esfuerzo.

Lo anterior podría pensarse que solo esta embebido en el ámbito de las redes sociales, pero las cosas van un poco más allá. Hoy se pueden medir y registrar diversas variables de nuestro sueño, tales sensores otorgan un resumen, por lo general bastante impreciso, de la calidad de nuestros momentos en los brazos de Morfeo. Y aunque no lo crean puedo haberme levantado molido, consciente de que la próstata me mandó al sanitario cuatro veces durante la noche, habiendo soñado que el dependiente del Oxxo de la esquina embargaba mi casa; pero si la aplicación que recopila la información de los sensores indica que la calidad de mi sueño es la correcta, mi percepción se altera, y viceversa.

Esto indica que la existencia física de las características que nos definen no parece ser suficiente, incluso la validación por nuestros pares o grupos sociales cercanos, tampoco. Esto sugiere que nuestra identidad debe ser previamente validad por alguna instancia digital, tenemos que volver etérea nuestra naturaleza, además de frágil, vulnerable pero principalmente comercializable.

Pareciese que en el futuro nos acercaremos más a la figura de Agilulfo en el Caballero inexistente, donde Italo Calvino aprovecha la inexistencia física del caballero solo compuesto por la armadura, para representar la idea de la falta de identidad y la búsqueda constante de un propósito en la vida.

Y por si lo anterior no parece suficiente para cuestionarnos donde radica nuestra identidad, hoy contamos con otro gran sensor de lo que hacemos y pensamos, la inteligencia artificial, así que le pedí su opinión a chatGPT sobre este texto, y esta fue su conclusión:

En general, el ensayo plantea cuestiones valiosas sobre la relación entre la identidad y la tecnología en la sociedad contemporánea. Sería interesante explorar aún más las implicaciones éticas y sociales de esta dinámica, así como examinar posibles formas de mantener un equilibrio saludable entre la identidad digital y la realidad física.
Jose Rafael Borbolla-Escoboza, MD

Senior Global, Regional and Local Medical Affairs Leader in Neoplastic and Hematological Malignancies

1 año

Interesante escrito. Muchas gracias Dr. Concuerdo con su premisa, con dos comentarios: siempre ha exitistido la necesidad de compartir lo que hacemos, incluso antes de estas tecnologías (pienso en las fotos blanco y negro que mis padres enviaron del nacimiento de sus hijos), asi que “compartir” no es nuevo. Y si esto representa universalmente “validacion” o no, creo que no es tan dicotómico, es decir: habrá razones que no sean la “validación” por las cuales uno elija compartir imagenes, pensamientos, etc, etc?

Inicia sesión para ver o añadir un comentario.

Otros usuarios han visto

Ver temas