DE EMPLEADO A EMPRENDEDOR EN 5 PASOS

Seré totalmente sincera. Me criaron con el paradigma propio de los Baby boomers de que hay que estudiar, graduarse y conseguir un trabajo para toda la vida. Por eso no concebía como posible y ni siquiera deseable que durara en un empleo menos de 5 años. De hecho, cuando me tocaba estar del otro lado del escritorio y entrevistar a alguien para mi equipo de trabajo y veía en su resumen curricular que había durado menos de 1 año en su última experiencia laboral, lo descartaba por “inestable”.

Lo otro era ese romanticismo de pensar que los pasivos laborales eran el seguro de vida en caso de quedar desempleado de manera repentina. En Venezuela, país en donde nací y he vivido desde entonces, las leyes laborales plantean beneficios por antigüedad en la empresa que alguna vez representaron una alta capacidad de compra.

Lo cierto es que, incluso antes de graduarme, mi búsqueda estuvo orientada a emplearme en una empresa en donde pudiera “hacer carrera”. Si bien en mis primeras experiencias duré un promedio de 2 años, en mi último empleo estuve un total de 12 años. Tiempo suficiente para hacer carrera y experimentar todo aquello de la estabilidad en una compañía ameritaba.

Al momento de escribir estas líneas, y a dos meses de cumplir cuarenta años de edad, llevo seis meses trabajando de forma independiente (cuya forma elegante y trendy de definir es emprendiendo) con resultados increíbles.

No desmerito ni me arrepiento de haber trabajado para otros durante 20 años de mi vida. Esa posibilidad de aprender con el dinero ajeno que significa estar empleado, conocer a una empresa por dentro con la objetividad de que no sea la tuya y entender lo que se debe hacer y lo que no, en carne propia, no tiene precio.

Todo lo que he vivido me ha preparado para esta nueva etapa que asumo con valentía, entereza y la mejor disposición.

Sin embargo, sí me hubiese gustado que alguien que hubiera transitado el camino de empleado a emprendedor hubiese compartido conmigo esos pasos para así ahorrarme tiempo, esfuerzo y energía que pudiera haber dedicado a otras actividades que agregan más valor a mi emprendimiento.

En esta serie de artículos te compartiré los cinco pasos que transité para ir de empleada a emprendedora.

¿Me acompañas?