DE JEFES Y LÍDERES...

No conozco a nadie que nunca, en algún momento, se haya quejado de algún #jefe... es algo normal, hasta típico diría yo, ¿no crees?

En ocasiones simplemente es por diferencia entre opiniones, sobre cómo hacer las cosas, y en otras porque no les gusta el trato que reciben de ellos, falta de reconocimiento por su esfuerzo, o falta de libertad para actuar en su día a día, sintiéndose controlados en todo momento, por falta de confianza. Y sí, es verdad que las empresas necesitan disponer de managers capaces de gestionar estas diferencias, otros por miedo no permiten que sus colaboradores progresen, otros que se apropian de nuestras iniciativas haciéndolas suyas… he vivido de todos los colores y versiones… seguro que tú también en algún momento, ¿verdad?

Pero, si nos paramos a pensar, siendo sinceros… también hay jefes que inspiran, que ayudan, que nos hacen sacar lo mejor de nosotros mismos, ¿o no?

Yo me quedo con estos últimos (en realidad, con esos líderes que ni ocupan mando o jerarquía pero que se responsabilizan de impulsar los proyectos, movilizando recursos y personas) y hoy me gustaría profundizar para explicarte que ser jefe o liderar equipos tiene muchas, muchas ventajas, pero también tiene múltiples inconvenientes y dolores de cabeza.

Poco se habla de la soledad del #líder. Se termina la jornada laboral y algunos compañeros quedan para tomar una cervecita y unas tapas. Rara vez se invita al jefe a acompañarlos. En cierto modo, quieren hablar de sus cosas. No contarás según qué temas delante de la persona que te influye en tu sueldo y que te asigna tus tareas… Pero esa persona es eso: una persona. Con sus virtudes y sus defectos, pero una persona con sentimientos (aunque a veces no pueda mostrarlos abiertamente).

En el caso de los #directivos y/o mandos intermedios, tampoco es oro todo lo que reluce… ¿cuántas veces han tenido que despedir a personas de su total confianza por un “simple” tema de (falta de) presupuesto? O ¿Cuántas veces se ha tenido que sancionar ante un abuso de confianza e indisciplina, teniendo que dar ejemplo, y después tener que aguantar las caras largas del resto del equipo?

¿Te has parado a pensar la de veces que un directivo tiene que acatar órdenes que no están alineadas con lo que él considera mejor? ¿En cuántas ocasiones tiene que defender algo delante de los demás, que ni él mismo compraría? Ya te digo yo que ese mal trago no está pagado, ni por todo el oro del mundo.

En mi experiencia como consultora estratégica en diferentes Comités de Dirección, me he encontrado con todo tipo de directivos: desde el “George Cloney de Up in the air”, tipos duros, que despiden a cientos de personas sin pestañear (da igual que acaben de pedir una hipoteca, que estén embarazadas, etc.) hasta al “Al Pacino de El Padrino”, el jefe paternalista que se ocupa de todos y de todo (vale, igual no de una manera demasiado convencional, pero se ocupa de ellos). Y te puedo asegurar que, ni los buenos son tan buenos, ni los malos son tan malos. Cada quien, a su manera, tiene sus pros (se ganan muy bien la vida) pero también sus contras (muchísimas preocupaciones y obligaciones que no compensan).

También me he encontrado con personas que han llegado a su tope… son mandos intermedios en una multinacional, están muy bien retribuidos, pero sienten que pueden ir más allá… y están en lo cierto, su empresa no se lo permite. Es una pena, porque sienten que con la experiencia y los conocimientos que tienen, podrían dar mucho más, pero no es posible. Hay empresas que te limitan en tus capacidades y que no te permiten promocionar. Y aunque tú sabes cuánto vales, cuánto puedes aportar, ahí te vas a quedar.

¿Has pensado alguna vez qué pasa cuando un #CEO o un directivo se queda en situación de desempleo? Es mucho más difícil encontrar un nuevo puesto, la verdad… hay muchas más opciones para posiciones intermedias que para un directivo.

Hoy mi artículo va por ti, CEO, directivo o mando intermedio que, a ojos de todos los demás tienes todo lo que cualquier persona desearía tener, pero que en lo más hondo de ti sabes que no eres feliz, que te falta algo… quizá ni sepas todavía lo qué es, pero tienes esa inquietud.

Quizá ni siquiera te atrevas a compartir esta situación con tu pareja, tu familia o con ningún amigo, y es normal. No quieres parecer vulnerable, no quieres que piensen que no valoras todo lo que tienes, ni que a veces sientes que no te mereces todo lo que has conseguido.

Créeme que te entiendo, créeme que no estás solo. A lo largo de mi carrera me he encontrado con otros profesionales como tú, y he podido acompañarlos. Supongo que el hecho de ser psicóloga me ayuda a poder entender esos bloqueos, y al ser Directiva empatizo más para poder darte una solución asertiva y resolutiva por todo lo que he pasado, así que no te quedes con esa angustia ni con ese “¿y si?”.

Contáctame y vemos cómo puedo dar soporte a esa situación para darle la vuelta a tu favor y que puedas lograr estar donde realmente te interesa, aportar positivamente a las personas que dependan de ti: tu pareja, tus hijos, tus amigos y, lo más importante, que tú mism@ te sientas en tu lugar: https://bit.ly/3eyR3ho

#ImmaTena