De nuevo, el Fin de la Historia
¿Puedes imaginar la Historia de la humanidad proyectándose hacia el futuro durante muchos más siglos como si nada? Yo tampoco. Quizá sea porque, esta vez sí, nos acercamos al Fin de la Historia.
Existen toda clase de tradiciones escatológicas, tanto dentro como fuera de las grandes religiones. Todas ellas repletas de historias fantásticas y truculentas sobre el Fin del Mundo, o de los Tiempos. Muchas de ellas advierten a la humanidad (o, al menos, a sus fieles) sobre un posible final catastrófico del mundo conocido; con escenas repletas de plagas, inundaciones, enfermedades y fuego que caerán del cielo destruyéndolo todo, matando a todos (excepto, quizá, a sus fieles) con el fin de volver a florecer en una nueva Tierra Prometida donde la paz y la abundancia prevalecerán por siempre.
Es obvio que no estoy descubriendo nada nuevo. Es perfecto que cada quién viva con cualesquiera que sean sus creencias o fes. Así que no voy a escribir sobre ello. Son asuntos que tan solo competen al o a la creyente en si.
Tan solo pretendo escribir, de forma sucinta, acerca de un posible —y probable— Fin del Mundo entendido no como un evento puntual catastrófico donde la Tierra implosione, sino como el Fin de la Historia Humana tal y como la conocemos desde que tenemos registros escritos.
Para ello, partiré de predicciones y proyecciones realizadas a partir de evidencias científicas, así como razonamientos cualitativos públicos. Elementos neutrales, fríos. Pero no por ello menos impresionantes.
Estamos habituados a que en las escuelas, universidades, etc. se imparta una materia llamada Historia. Algo que empezó en un momento más o menos indeterminado, separado entre algo que llamamos prehistoria, que es cuando no tenemos registros por escrito de lo que sucedía, y debemos basarnos en indicios a partir de la arqueología; y algo que llamamos historia, donde sí es posible leer el relato de nuestros antepasados remotos.
Para poder organizar todo este conocimiento, se convino fijar una serie de referencias en lo que sería la línea de tiempo de la Historia. Aquí el tiempo simplemente va pasando de manera lineal, por ejemplo, del año 1500 A.C. al actual años 2023 D.C. (si seguimos el calendario cristiano, claro). Si fuera en términos de eventos históricos, en lugar de un mero reloj monótono, podríamos acordar que ese tiempo histórico es cualquier cosa menos lineal.
El ritmo y tamaño de los sucesos en la cronología de la historia humana parece avanzar de forma acelerada, incluso exponencialmente acelerada. La población, la tecnología, los cambios… todo ello parece ir cada vez más rápido cada vez.
En un escenario así ¿quién puede imaginar el devenir de la Historia del proyecto humano en los próximos doscientos o trescientos años? Parece algo imposible de predecir incluso para los académicos más experimentados.
Sin embargo, a poco que hagamos un esfuerzo de conectar los puntos, podremos encontrar que la Historia está a punto de finalizar. Así es, la Historia podrá haber tenido un inicio en algún punto arbitrario o difuso del tiempo, pero ciertamente puede tener un final algo más abrupto (sin llegar a ser catastrófico necesariamente) ¿Cómo es posible algo así?
Mi teoría escatológica viene de conectar tres puntos: una teoría, una amenaza y una previsión. Vamos a desglosarlo punto por punto:
1) Complejidad Cósmica
Existe un astrofísico norteamericano, Eric J. Chaisson, que plantea una cuestión intereasnte en su libro titulado Cosmic Evolution.
En esencia, Chaisson explica que, según las leyes de la termodinámica, se puede derivar una magnitud dentro de la historia de este universo que siempre tiende a incrementarse —algo similar a lo que sucede con la Entropía— y que además lo hace exponencialmente.
Dicha magnitud es la Complejidad, algo que lejos de ser un concepto abstracto, sería algo tan substancial que se podría incluso medir en unidades de densidad de energía consumida (o emitida) por unidad de masa.
De esa manera, Chaisson postula que en el inicio de la evolución cósmica, las cosas que existían entonces (básicamente estrellas) eran capaces de consumir (y emitir) grandes cantidades de energía, pero eran en si objectos muy simples, así que necesitaban ser muy masivos para hacerlo. A medida que el universo evoluciona, van apareciendo nuevos objetos que consumen o emiten más energía por unidad de masa (densidad de energía) siendo objetos más pequeños y ligeros en proporción: planetas, moléculas, la vida… y finalmente el objeto más complejo que se conoce hasta el momento: el cerebro humano. Nuestro cerebro es un órgano que representa tan sólo el 3% del peso de todo el cuerpo, pero que consume el 20% de la energía metabólica. O sea, un objeto con mucha densidad de energía, debido a que es muy complejo.
Pero resulta que esta carrera acelerada en pos de más y más Complejidad tiene sus propios topes y sus propios límites. La capacidad biológica de adaptación llega un punto que no puede ser tan rápida como esa voracidad cósmica por el aumento de complejidad, de modo que la evolución natural del cerebro llega un punto que ya no puede satisfacer la necesidad del universo de producir estructuras cada vez más complejas, que consuman o emitan una cantidad exponencialmente mayor de densidad de energía por unidad de masa.
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Entonces ¿cómo podría entonces prosperar la Complejidad? Una salida podría ser que se desacoplara del soporte del cuerpo humano y sus limitaciones, y emigrara hacia otro tipo de estructura. Ésta no se podría encontrar en otro animal de la Tierra, ya que el resto de especies, aunque algunas puedan mostrar cierto grado de inteligencia, son bastante menos complejas que nosotros. ¿Entonces? La Complejidad podría “saltar” fuera del cerebro humano para poder seguir creciendo exponencialmente. Pero ¿saltar hacia dónde?
2) La Inteligencia Artificial (IA)
En los últimos años la Inteligencia Artificial (IA) está siendo posiblemente la tecnología con mayor y más rápido impacto mediático.
En muy pocos años hemos integrado en nuestra cotidianidad una tecnología que es capaz de leer, escuchar, escribir, dibujar, etc. por nosotros (y como nosotros lo hacemos). La velocidad a la que la IA progresa y se difunde es tan enorme que incluso algunas de las cabezas visibles de la industria e incluso políticos han dado la voz de alarma pidiendo que se tome algún tipo de control sobre la misma. Hay bastanes expertos que alertan sobre la posibilidad que la IA acabe acaparando una mayoría de empleos, dejando a los humanos como meros consumidores que se limitan a obedecer las indicaciones de unas máquinas, y poca cosa más.
Pero entonces ¿qué haremos los humanos? Sin empleo, sin dinero… ¿Moriremos de inanición o viviremos confortablemente y gratuita?
3) Demografía
Ya que hablamos de cosas que crecen exponencialmente, hablemos de la población humana. No es ningún secreto que la población, a nivel mundial, ha crecido exponencialmente. Al final del siglo XX, en la Tierra habitaban unos 4500 millones de seres humanos. A día de hoy se calcula que esta cifra alcanza los 8300 millones, y en fuerte crecimiento.
Obviamente esta dinámica se ha empleado tradicionalmente como argumento en la escatología malthusiana, que sostiene que una superpoblación dramática en el futuro cercano; combinada con los efectos del Calentamiento Global y la escasez de alimentos asociada va a condenar a miles de millones de personas a la muerte por inanición, en un mecanismo regulador poblacional muy similar al que muestran las colonias de bacterias en una placa de petri.
Sin embargo, créanlo o no, a verdad es que muchos estudios demográficos pronostican que la población humana alcanzará un pico alrededor del año 2100. Lo que podrá suceder a continuación, nadie lo sabe. Algunos estudios revelan una estabilización de la población en torno a los 12 o 13 mil millones en el año 2150. Otros estudios sostienen que tras ese pico vendrá un declive muy pronunciado de la población fruto de una crisis de la natalidad sin precedentes, alcanzando para el año 2250 o 2300 cifras más propias del siglo XVIII. Es como si los humanos hubieran decidido auto-extinguirse.
De hecho este fenómeno ya se está contemplando en países densos como Corea del Sur, Japón o China. Habría que ver si también ocurrirá en el orbe africano y/o musulmán.
En resumen
Si la Complejidad necesita saltar fuera del cuerpo humano (fue bonito mientras duró!) para poder seguir medrando exponencialmente, podría conseguirlo si evoluciona en el seno de una entidad consciente parecida a internet, algo hecho de información pura, pilotado por una suerte de IA que tenga una capacidad de cómputo muy superior al cerebro humano, algo con una densidada de energía por unidad de masa muy superior. Todo ello en un mundo habitado por un puñado de seres humanos sin conexión física directa entre ellos (no habría interés o necesidad) sobreviviendo en una biosfera hostil —climáticamente hablando— como una especie más.
Unos cuantos millones de seres humanos que no estarían interesados (o no estarían capacitados, o no tendrían permitido) el seguir generando eventos históricos relevantes.
Una Tierra controlada por entidades transhumanas con una capacidad de cómputo millones de veces superior a la nuestra.
El Fin de la Historia humana.
El inicio de ……………………
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1 añoIgnacio Lirio un poco tremendista, no Ignacio Harari??? 🤔