DE NUTRIRNOS BIEN SE TRATA

LA OBESIDAD NO ES SOLO UNA CUESTIÓN ESTÉTICA

No es en vano cuando se dice que debemos “comer bien”.

Para muchos, esas palabras entre comas, implican consumir porciones grandes y, si es posible, con gran poder de saciedad.

Para otras, comer bien es elegir lo más saludable, aunque por mala fortuna, ese porcentaje de individuos es el menor.

Hoy y desde hace mucho tiempo, existen numerosos alimentos manipulados y transformados para lograr practicidad a la hora de comer. Y claramente ayudan, pero esconden detrás de un sabroso producto, alto contenido de grasas “trans”, conservantes, sodio y azúcares en exceso, que restan sin que nos demos cuenta, potencial nutritivo que podríamos consumir en el día a día.

Lo fácil, lo excesivamente manipulado, no es portante de calidad nutricional. La gran frecuencia del consumo de comidas preelaboradas, supone una menor ingesta de lo que en definitiva nos hace bien al organismo, y si le sumamos sedentarismo, todo lo que exceda nuestras necesidades, termina guardado como grasa : al cuerpo no le sirve, sólo le sobra..

Comer comemos todos, pero comer en exceso, preparar comidas calóricas ó hipercargadas de grasas e hidratos de carbono, supone un lógico destino: “ mayor generación de tejido graso”.

El tejido adiposo es el tejido con mayor capacidad de aumentar su tamaño. Y cuanto más calorías vacías comemos, mayor será la cantidad de grasa que se guarda en las células adiposas (adipocitos).

Es un tejido muy activo que participa en la regulación de procesos fisiológicos  aunque lamentablemente patológicos, entre los que se encuentran: la inflamación y la inmunidad.

Cuando los adipocitos aumentan en número y en tamaño, liberan moléculas que propician reacciones inflamatorias que siendo sostenidas, conllevan a la aparición de alteraciones metabólicas de manera crónica. Y con ello empieza a haber riesgo metabólico general.

El sobrepeso y la obesidad no son sólo cuestiones estéticas. Esta consecuencia sería en todo caso la más simple.

El exceso de tejido adiposo predispone la aparición y el padecimiento de Diabetes tipo 2, alteraciones cardio y cerebrovasculares, de presión arterial, exigencia en articulaciones y dolor, dislipidemias, desnutrición, apneas, hígado graso, algunos tipos de cáncer y falta de autoestima entre muchas otras.

La obesidad NO es gratis y convendría preguntarnos entonces:

¿ Vale la pena comer mal y descuidar nuestra salud y calidad de vida?  Sinceramente no.

Cada año, fallecen más de 2,5 millones de adultos obesos ó debido a consecuencias de ésta enfermedad.

SÍ. La obesidad es una enfermedad y continúa enfermando si no se le pone un freno.

Pero no nos embarullemos. Todo puede revertirse y mejor aún : prevenirse.

Y si bien los hábitos en la mesa comienzan a insertarse desde que somos chicos, es ahí donde debemos enfocarnos. No es tarde para que volvamos a reaprenderlos. Recordemos también, que cuando nacemos, no conocemos el sabor de nada.

Ciertas veces se nos considera a los nutricionistas como censuradores de los “ buenos platos” o como que solo podemos ser consultados para ayudar a adelgazar. Esto no es tan así, si tenemos en cuenta que la alimentación y la nutrición tienen que ver con nuestra salud y dependen en gran parte de nuestro bienestar diario.

-Sabemos que hay vegetales en abundancia en la naturaleza y somos seres vivos: utilicémoslos. Pero no sólo con la función de cuidar nuestro peso. Las verduras, frutas, granos , legumbres y semillas, aportan sustancias vitales para regular funciones metabólicas, antioxidantes, fibras, agua, minerales y son de moderado a muy bajo valor calórico.

-Las proteínas elijámoslas magras, priorizando las de carne blanca en pescados, aves sin grasa ni piel, carnes rojas magras, mariscos ricos en yodo y lácteos descremados de escaso color amarillo.

-Condimentemos de manera natural, con hierbas frescas y secas, intentando resaltar el sabor propio de los alimentos. Reducir el consumo de sal también ayuda a nuestra salud.

-Evitar ó reducir la ingesta de productos alimenticios salados, curados y procesados.

-Pastas y almidones con menor frecuencia: Azúcares de manera ocasional. No brindan función al organismo.

-Contemos con un adecuado aporte de líquidos, priorizando el agua fresca y no solo cuando sintamos sed.

-Estamos formados por músculos y articulaciones: utilicémoslos. La resistencia cardiovascular, la presión arterial, la glucemia y las hiperlipidemias, mejoran con el ejercicio habitual.

Pero no olvidemos una cosa: Somos seres individuales. Cada uno necesita requerimientos particulares y específicos que varían según edad, estado de salud, gasto calórico y momento biológico.

Comer nutritivamente no debe limitarse a una dieta.

Sentirnos bien es una elección.                            MARIANA CARRERA    NO es difícil, sólo hay que intentarlo.                        Lic. en Nutrición





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