de ofertas y Big Data
Esta pasada semana, a través de esta red social he recibido una oferta para participar en una selección de puesto de trabajo. Tras, no lo voy a negar, una primera sorpresa, me fijo en que la oferta reclamaba características personales y experiencia profesional concreta, en mi perfil de Linkedin constan datos que hacen evidente que dicha oferta no se puede dirigir a mí -tengo bastantes más que esos 45 años que ponen de límite-. Esta práctica tan común de ciertas compañías de realizar invitaciones masivas en función de algoritmos de selección basados en cuatro datos de los candidatos (posiblemente exagero al pensar que son 4, y no sean más allá de 2, en este caso concreto estoy seguro que se han limitado a verificar “experiencia en banca”) generan situaciones que si no nos las tomáramos con un poco de sentido del humor podría ser hasta una falta de respeto. Porque a un profesional con más de 30 años de experiencia no parece muy razonable contactarle con un correo automático emitido por un algoritmo ciertamente muy mal diseñado, pero es que realmente a un profesional de 45 años, límite de la edad de la oferta, tampoco se le puede contactar de esa forma, eso se deja para la gente más joven, la que está empezando - y ni para ellos estoy seguro que sea una buena práctica-. Realmente es lamentable que estos procesos de selección sean tan poco imaginativos, tan faltos de rigor, profesionalidad y de respeto, en definitiva tan pobres, tan poca cosa.
Por supuesto yo personalmente estoy encantado de debatir ofertas de colaboración pero cuando perciba que me buscan a mí por lo pueda ofertar o aportar no porque mi curriculum tenga una característica concreta que un algoritmo pueda detectar, obviando las otras cientos. Tengo la fortuna de poder decidir si quiero trabajar, con quien y en qué, pero me ha parecido relevante compartir con vosotros estas reflexiones, y observad que no he mencionado el nombre de la empresa, tampoco hay que hacer más escarnio que el estrictamente necesario, y en honor a la verdad y en su descargo, tras un correo mío, se disculparon casi inmediatamente.
En fin, como esto es aplicación (mala) de este mundo del Big Data que tanto me está interesando últimamente, la reflexión final es que hay mucho de él que las compañías aún no solo no están entendiendo sino que ni tan siquiera son capaces de intuir.