De supervivientes, zombies y héroes
Hace mucho tiempo un consultor me explicó las categorías en que clasificaba a las personas el ámbito laboral. Me dijo que lo hacía siempre. Siempre trataba de asociar a cada persona a una de sus categorías. Y no se quedaba tranquilo hasta no hacerlo.
En realidad nace de un mecanismo de autodefensa. Necesitas algo de certidumbre sobre las personas. Sin información, o con poca, no puedes hacer otra cosa que simplificar. Pero lo necesitas para poder actuar de una u otra forma y así mitigar el impacto profesional (y personal ya que, no nos engañemos, a veces nos llevamos el trabajo a casa) que puede tener su comportamiento sobre ti y tu trabajo.
Una vez que tenía asociado a una persona a uno de estas categorías le ayudaba a no frustrarse por sus comportamientos, prever que podría esperar de ellos e, incluso, a tener una manera/estrategia especial de tratarlos.
Él utilizaba colores. Era constante. Tenía método. Aunque sonaba raro, le daba un halo de profesional sofisticado.
Yo debo reconocer que no he podido evitar hacerlo. Aunque sólo a veces. Sólo cuando percibía que alguien no está dentro de lo que podemos llamar "gente normal". Tenía mis propias categorías. Las fui creando, poco a poco, supongo que fruto de las experiencias que iba teniendo con distintas personas en el ámbito laboral. Las llamaba simplemente "tipos de profesionales". La clasificación en sí misma era muy poco profesional. Era para mi uso personal. Y, casi seguro, era hasta mediocre. Seguro que injusta.
Entre las categorías tenía al "zombie", al "superviviente", al "buitre", al "mala hierba", a la "gente difícil", al "brown dispacher", al "héroe", el "SIsta", el "NOista", el "PEROista", al "incapaz ilusionado", al "vaselina" y algunos más. Por suerte el grupo más grande lo constituía la gente que no se encontraba en ninguna de estas categorías, es decir, la "gente normal".
Creo que son autodescriptivas y no hace falta explicación adicional sobre estas categorías. Si hiciera falta, sin problema, estaré encantado de ir contestando "quién es quién" en los comentarios del post.
Hoy ya no pienso así. Ahora pienso que todos somos, la verdad, raros y, a la vez, especiales. Ahora soy consciente que todos tenemos algo de cada uno de esos estereotipos en según qué momentos de nuestra vida, con según qué personas, en según qué lugares, ante según qué situaciones.
Lo que ayuda a evitar estereotipar es potenciar la comunicación y esforzarse por entender en que situación se encuentra la persona que tenemos enfrente para entender qué motiva que se comporte de una forma u otra. Eso me ha ayudado, en no pocas situaciones, a orientar mi forma de trabajar con personas para bien de todos y de nuestros intereses.
Alguna vez no ha servido de nada. La verdad.
Y otras pocas, no puedo evitar seguir clasificando a "éste de zombie", a "éste otro de superviviente" y al de allá "de héroe". No puedo evitarlo, o no quiero evitarlo ya que, en realidad, hay casos en los que no merece la pena esforzarse.
Por cierto, si soy un zombie para ti házmelo saber por favor (en privado).
Javier Rosa Arellano
CTO
8 añosNo. Por suerte para mi. Aunque se utiliza mucho este término, yo lo utilizo para aquellas personas que reciben una asignación (normalmente asociada a cierta complejidad o conflictividad) y la delegan sin mediar a veces siquiera un mínimo análisis. Delegar es sano y responsable. Pero él que lo hace para evitar problemas, evitar gente o evitar trabajo es, para mi, un brown dispacher. No he hablado del "receptor de marrones universal" que todo brown dispacher tiene. Yo reconozco que también alguna vez lo he tenido (por cierto.....lo siento mucho "ya-sabes-quién")
Haciendo alguna que otra cosa
8 añosJe, je... Yo debo estar en la categoría de "Brown Dispatcher"