Des-sensibilizArte
Tomando como punto de partida a Elliot Eisner, uno de los autores que más me marcó mientras transitaba mi posgrado de Currículum y Prácticas Escolares en Contexto en Flacso. Quise escribir hoy sobre el aporte del Arte como disciplina dentro de las instituciones educativas pero también, dentro de lo lúdico y familiar.
La primera característica en la que me interesa hacer hincapié es que en esta disciplina no hay problemas con una sola solución correcta. Esta particularidad es totalmente compatible con cualquiera de nuestras disyuntivas cotidianas. ¿O no? Sobre todo en aquellas situaciones en las que tratamos con personas, sabemos que lo binario y por consiguiente las jerarquías son aspectos peligrosos.
Hablando particularmente de género podemos poner dos ejemplos concretos de material que creo merecería estar en cualquier currícula: Nanette de Hannah Gadsby y la película “La chica danesa” .
Tenemos el contenido formal que requerimos al alcance de nuestras manos. No necesitamos memorizaciones carentes de sentido y profundidad sino personas que aprendan a desarrollar el pensamiento lateral implementando herramientas únicas de trabajo, que descubran sus verdaderas pasiones e intereses dejando de lado mandatos que no le son propios.
¿Desarrollamos en nuestrxs alumnxs la empatía por le otre? ¿Nos acercamos a conocer los procesos personales que transitan las personas “diferentes” a nosotrxs? ¿Habilitamos, desde casa o las instituciones escolares, la posibilidad de una otredad distinta a la norma? ¿Damos el lugar para que otras personas cultiven el pensamiento crítico en nuestros niñxs incluso si va en contra de lo que profesamos como colectivo?
Otra de las características propias de la enseñanza del arte es que nuevas ideas surgen en el medio del trabajo posibilitando así el cambio de rumbo. Lo mismo pasa con nuestras ideas, emociones, racionalizaciones. Y es que a veces nos empecinamos en sostener ciertas creencias porque así se hizo siempre o porque así lo aprendimos. Pensemos en la libertad que le da a lxs niñxs sentirse habilitadxs a cambiar el rumbo de sus producciones en todos los ámbitos de sus vidas. Y permitirles también aprender emocionadxs, y que esas sensaciones sean timón de sus curiosas búsquedas, siempre personales, holísticas y merecedoras de respeto.
¿Introducimos recursos artísticos en nuestra vida cotidiana para permitirnos oxigenar los pensamientos, propios y ajenos con cierta frecuencia, dándonos el lugar para considerar más de una alternativa posible y cambiar el rumbo de nuestras decisiones en cualquier momento de nuestras vidas?
A la vuelta de la tapa, un mar de preguntas casi tan largas como la que acaba de leer.
Puede respirar en paz.