Desafio 3: Valores, ¿que valores?
Con los cambios demográficos y del mercado de trabajo, la estructura de valores de nuestros colaboradores evolucionan, sus expectativas y motivaciones cambian.
Se vuelve imperativo para las organizaciones entender que es en cada momento lo mas valioso para sus colaboradores, o para cada segmento de ellos, porque posiblemente para cada entorno de edad y desarrollo profesional, sus motivaciones sean distintas.
¿Nos motiva la compensación, el prestigio, el proyecto o quizás la autonomía para desarrollar los proyectos? La gestión de personas ha de adaptar sus incentivos, sus políticas de beneficios, sus estructuras de decisión y participación a esta nueva realidad en la que nuestros colaboradores tienen motivaciones que exceden a la simple compensación.
Se dice fácil y parece evidente, pero no lo debemos estar haciendo muy bien porque según una encuesta de Gallup (realizada en 142 países) solo el 13% de los trabajadores encuestados se definen como "comprometidos", lo que viene a significar sicológicamente unidos al proyecto en el que trabaja. El 63% de la población encuestada se define como "no comprometido". Y lo que es mas preocupante una inmensa minoría del 24% se define como "activamente desvinculado", es decir infeliz, improductivo y difusor de actitudes negativas en su entorno de trabajo.
En mi experiencia me ha tocado trabajar en empresas pequeñas y grandes y entiendo que cada una de ellas tiene sus ventajas competitivas en las que se ha de apalancar. Las empresas pequeñas tienen la oportunidad de fomentar el micromanagement, su situación competitiva les pide que cada uno de sus colaboradores se convierta en un gestor lo que desarrolla la visión de negocio, la orientación al resultado y la autonomía como valores que son muy apreciados por los jóvenes profesionales. Las grandes corporaciones ofrecen una variedad de posiciones y localizaciones geográficas a las que las pequeñas empresas no pueden optar y una correcta gestión del potencial pone los medios de la compañía a disposición del potencial lo que puede ser también muy atractivo.
En cualquier caso, estemos donde estemos, lo que hemos de tener claro es que tenemos que dinamizar nuestras organizaciones y procesos para generar colaboradores comprometidos que generen resultados diferenciales. Nuestro tercer gran desafío.