Descubre la valuación de una compañía en las decisiones estratégicas
La valuación puede definirse como el proceso de convertir proyecciones futuras de una empresa en una estimación cuantificable de su valor. Este proceso, esencialmente, implica un análisis crítico que combina herramientas cuantitativas y cualitativas. Por ejemplo, al evaluar una empresa, los analistas toman en cuenta no solo datos contables, sino también factores estratégicos y macroeconómicos.
Un análogo simple sería la valoración de un bien raíz. Supongamos que deseas vender una propiedad. Primero, investigarías precios comparables en la zona, luego considerarías el estado de tu propiedad y factores externos, como el mercado inmobiliario. Este proceso refleja, a una escala simplificada, lo que implica valuar una empresa: una combinación de datos objetivos y evaluaciones subjetivas.
Importancia de la valuación en las decisiones corporativas
La valuación es inherente a cada decisión empresarial relevante. Por ejemplo:
Metodologías de valuación
Para comprender la aplicación de las distintas metodologías, es útil compararlas en términos de sus supuestos, aplicabilidad y limitaciones:
Ejemplos específicos
Desafíos prácticos en la implementación de la valuación
Identificar empresas comparables es uno de los mayores retos en la aplicación de múltiplos. Para mitigar estos problemas, se pueden adoptar las siguientes estrategias:
El método más utilizado por la amplia gama de beneficios que posee es el método de Flujo de Caja Descontados.
Imagina que quieres comprar un huerto de manzanos. Este huerto produce manzanas que puedes vender cada año y generar ingresos. Sin embargo, antes de decidir cuánto estás dispuesto a pagar por el huerto, necesitas calcular cuánto valdrán esos ingresos futuros en el presente. El método de flujos descontados es como calcular cuánto estarías dispuesto a pagar hoy por el beneficio futuro que esperas obtener del huerto.
Paso 1: Proyectar los ingresos futuros (las manzanas)
Piensas: ¿cuántas manzanas generará el huerto cada año? Supongamos que el huerto producirá 1,000 manzanas al año durante los próximos 5 años, y cada manzana puede venderse por $1. Eso significa que esperas ganar $1,000 cada año.
Paso 2: Considerar que el dinero del futuro vale menos hoy
El dinero que recibirás en el futuro no tiene el mismo valor que el dinero que tienes hoy. ¿Por qué? Porque el dinero en mano puede invertirse, gastarse o generar intereses. Esto se llama el valor del dinero en el tiempo. Por ejemplo, recibir $1,000 dentro de un año no vale lo mismo que tener $1,000 hoy.
Para reflejar esto, necesitas descontar el valor de esos ingresos futuros a una "tasa de descuento". En términos simples, la tasa de descuento refleja el rendimiento que podrías obtener si invirtieras el dinero en otro lugar con el mismo nivel de riesgo.
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Paso 3: Traer los ingresos al valor presente
Ahora, aplicas la tasa de descuento para calcular cuánto vale, hoy, cada uno de esos $1,000 que esperas recibir en los próximos años. Esto se hace aplicando una fórmula matemática que reduce el valor de los ingresos futuros cuanto más lejos estén en el tiempo.
Por ejemplo:
Paso 4: Sumar todo para calcular el valor del huerto
Finalmente, sumas el valor presente de todos los ingresos futuros descontados. En este ejemplo, si los ingresos de 5 años, descontados al 10%, suman $3,791, ese sería el valor del huerto hoy.
¿Qué significa pagar por algo? El arte de valorar el futuro hoy
Cuando decides pagar un valor determinado por un bien o un proyecto, lo que realmente estás haciendo es una declaración sobre el futuro. Estás diciendo: Creo que este bien me proporcionará beneficios en distintos períodos de tiempo y estoy dispuesto a pagar hoy por ese conjunto de beneficios futuros. Pero, ¿cómo sabemos cuánto vale ese conjunto de beneficios? Aquí entra en juego un proceso crucial: homogeneizar esos beneficios llevándolos a un momento único, el presente. Este proceso nos lleva a calcular el Valor Actual Neto (VAN), una herramienta clave para entender el valor intrínseco de cualquier activo o proyecto.
Imagina que estás pensando en comprar un viñedo. Este viñedo no te dará todos sus beneficios hoy, sino que te proporcionará ingresos año tras año, gracias a la venta de vino producido con sus uvas. Si el viñedo produce 1,000 botellas de vino al año y cada botella se vende a $10, tus ingresos anuales serán de $10,000. Pero estos ingresos no son instantáneos; llegarán en diferentes momentos del tiempo. Entonces, la pregunta es: ¿Cuánto estoy dispuesto a pagar hoy por estos ingresos futuros?
El problema del tiempo: el dinero no vale lo mismo hoy que mañana
Aquí es donde el tiempo juega un papel importante. El dinero que recibirás dentro de cinco años no tiene el mismo valor que el dinero que recibes hoy. ¿Por qué? Porque si tuvieras ese dinero hoy, podrías invertirlo, ganar intereses o usarlo para algo más. Esto se conoce como el valor del dinero en el tiempo.
Por lo tanto, para saber cuánto vale el viñedo, necesitamos “homogeneizar” esos ingresos futuros, trayéndolos todos a un único momento: el presente. Este proceso se llama descuento y utiliza una tasa de interés, conocida como tasa de descuento, que refleja el costo de oportunidad de no usar el dinero en otra cosa.
El momento de sumar: calcular el valor actual neto
Para determinar cuánto vale el viñedo hoy, tomamos cada flujo de ingresos futuro (los $10,000 anuales) y lo descontamos al presente usando la tasa de descuento. Por ejemplo, si la tasa de descuento es del 10%:
Cuando sumas estos valores descontados, obtienes el valor actual neto (VAN). Este es el valor intrínseco del viñedo, el precio que refleja sus beneficios futuros traídos al presente.
El valor de mercado vs. el valor intrínseco
Ahora bien, este valor intrínseco no siempre coincide con el valor que el mercado está dispuesto a pagar por el viñedo. El mercado, influenciado por factores como la especulación, el optimismo o el pesimismo, puede asignar un precio más alto o más bajo. Sin embargo, en el largo plazo, los precios de mercado tienden a acercarse al valor intrínseco, ya que los fundamentos económicos suelen prevalecer.
Cuando decides pagar por un bien o proyecto, estás haciendo una apuesta informada sobre los beneficios que esperas recibir en el futuro. Traer esos beneficios a un momento común, como el presente, no es solo una cuestión matemática; es una forma de entender el valor real de algo en un mundo donde el tiempo y las oportunidades importan. El VAN nos ayuda a tomar decisiones basadas en fundamentos sólidos, recordándonos que el valor intrínseco es el ancla que, tarde o temprano, guiará al mercado.