DESCUBRIENDO LA CUARTA DIMENSIÓN
CIENCIA Y FILOSOFIA DE UN ESPACIO DESCONOCIDO
Desde niño, mi imaginación había sido alimentada por las páginas de los cómics de Marvel, especialmente las historias de Thor y los viajes entre dimensiones. Estos relatos de mundos paralelos, reinos míticos y bifrosts interdimensionales me hacían soñar con realidades más allá de lo visible. Cuando leía sobre Asgard y el concepto de otros planos existenciales, lo veía como algo mágico y fascinante. Pero años después, al estudiar física y toparme con las matemáticas que describen la cuarta dimensión, me di cuenta de que esa magia tenía un fundamento lógico. Fue como descubrir que los mundos que alguna vez habitaron mi mente podían explicarse, no como mitos, sino como posibilidades geométricas y científicas reales.
La noción de dimensiones adicionales ha cautivado la imaginación humana durante siglos, desde los debates filosóficos sobre el espacio hasta las teorías modernas de la física. En su libro La Cuarta Dimensión, Rudy Rucker nos invita a un fascinante viaje a través de este concepto, combinando matemática, física, arte y filosofía para explorar un mundo más allá de nuestras tres dimensiones familiares.
En términos simples, vivimos en un universo tridimensional donde todo tiene altura, anchura y profundidad. Añadir una cuarta dimensión espacial no significa simplemente más espacio; es una extensión completamente nueva que desafía nuestra percepción cotidiana. Una forma de imaginarlo es pensar en "Flatland" de Edwin Abbott, un clásico que describe cómo los habitantes de un mundo bidimensional no pueden comprender plenamente una tercera dimensión. Del mismo modo, para nosotros, como seres tridimensionales, resulta difícil concebir un "hiperespacio" con cuatro dimensiones.
La cuarta dimensión se entiende como un espacio donde los objetos pueden moverse en direcciones completamente nuevas. Por ejemplo, en este entorno, un objeto podría rotar a través de su interior sin atravesar su superficie. Un cubo tridimensional podría proyectar una "sombra" bidimensional, y así, un hipercubo o teseracto (imagen) proyectaría formas tridimensionales cambiantes cuando se mueve en el hiperespacio. Este concepto va más allá de las especulaciones abstractas. Las matemáticas que sustentan la idea de dimensiones superiores, como las que describen el teseracto, han demostrado ser herramientas útiles en múltiples disciplinas. Este hipercubo, aunque difícil de visualizar, tiene propiedades únicas que desafían nuestra intuición, y representaciones como proyecciones tridimensionales permiten a los científicos y artistas imaginar su naturaleza.
La exploración de dimensiones superiores tiene aplicaciones prácticas. En la física de partículas, teorías como la de cuerdas proponen universos con más de tres dimensiones espaciales, lo que podría explicar fenómenos como la gravedad o las interacciones fundamentales. En informática, estas geometrías multidimensionales son clave para modelar datos complejos. Incluso la relatividad de Einstein, que incorpora el tiempo como una cuarta dimensión, se amplía al considerar dimensiones espaciales adicionales.
Un ser tetradimensional podría experimentar nuestro mundo de formas inimaginables: ver todos los lados de un objeto simultáneamente, entrar y salir de nuestro espacio sin restricciones y manipular objetos de maneras imposibles para nosotros. Estas ideas, aunque especulativas, nos invitan a reflexionar sobre los límites de nuestra percepción y las posibilidades de lo desconocido.
La fascinación por la cuarta dimensión no se limita a la ciencia. Artistas como Picasso intentaron capturar múltiples perspectivas simultáneamente en sus obras, mientras que la ciencia ficción utiliza el hiperespacio como un recurso narrativo habitual. Esta dimensión adicional ha inspirado tanto a creadores como a pensadores, alimentando nuevas formas de explorar la realidad. Además, nuestras limitaciones perceptivas influyen en cómo comprendemos esta dimensión superior. A través de experimentos mentales y ejercicios visuales, es posible expandir nuestra imaginación y considerar nuevas formas de percibir el espacio. Esto plantea preguntas filosóficas profundas: ¿Qué significaría para nuestra comprensión del universo y del yo si existieran dimensiones superiores? ¿Podrían contener nuevas formas de vida o energía? Estas interrogantes conectan la física y la filosofía, mostrando cómo las ideas científicas pueden cambiar nuestra visión del mundo.
La cuarta dimensión nos recuerda que nuestra percepción de la realidad es solo una parte de un todo más vasto. Ya sea como herramienta matemática, posibilidad física o inspiración artística, explorar esta dimensión nos acerca a desentrañar los misterios del universo y nuestra existencia.
¿Para cuándo un Viaje Tetradimensional?
Emeritus Professor of Zoology at University of Granada
1 semanaInteresante, nos hace ver lo limitados que somos....¡Cuántas cosas se nos escapan!