Después de la tormenta…

Después de la tormenta…

Diariamente en los periódicos, redes sociales o programas televisivos cómo los huracanes, las sequías, los terremotos y los conflictos armados reclaman vidas humanas y ocasionan caos y destrucción en las comunidades. 

Cuando ocurre un desastre, la acumulación de residuos es inevitable. Este tipo de eventos genera grandes cantidades de escombros, basura, desechos biológicos y materiales peligrosos que deben ser gestionados de manera eficiente para reducir el impacto ambiental. 

Un manejo adecuado de los Residuos de Desastre (RD) es clave en la reconstrucción, la protección de la salud pública y la conservación de los ecosistemas. 

Aparecen los Residuos del Desastre (RD) 

Los desastres naturales generan varios tipos de residuos, incluidos escombros de construcciones destruidas, árboles caídos, residuos domésticos y materiales peligrosos como químicos o productos electrónicos dañados.

Según la Guía de Manejo de Residuos en Desastres de la Unidad Ambiental Conjunta UNEP/OCHA, en colaboración con la Agencia Sueca de Contingencias Civiles (MSB) es vital clasificar y separar los residuos en categorías para evitar que estos se acumulen y se descompongan, o se comentan acciones inapropiadas como ser removidos y tirados sin control alguno.

Los RD, dependiendo del desastre natural o agente perturbador que los genera, puede estar conformado por: 

  • Elementos de concreto, acero, madera, barro y brea de edificios e infraestructura dañada. 
  • Muebles residenciales.
  • Piezas de la red de distribución eléctrica y telefónica como postes, cables, equipo eléctrico y transformadores. 
  • Piezas de los sistemas de distribución de agua y alcantarillado.
  • Escombros naturales como barro, lodo, árboles, ramas, arbustos, hojas de palmera.
  • Químicos, tintes y otras materias primas para industrias y talleres.
  • Barcos, automóviles, autobuses, bicicletas dañadas. 
  • Desechos de asentamientos y campamentos del desastre, incluidos desechos de alimentos, materiales de empaque, excretas y otros residuos de los suministros de socorro.
  • Plaguicidas y fertilizantes; limpiadores domésticos; pintura, barniz y solventes; y desechos hospitalarios.

Renacer, reconstruir y  reciclar

Para la sociedad civil afectada por el desastre, la necesidad inmediata y primordial es proteger la vida

Sin embargo, esto no solo se hace en la prevención o refugio durante el acontecimiento del agente perturbador, pues en los días posteriores a este, el manejo inadecuado de residuos puede presentar serias amenazas físicas, químicas o biológicas. 

Por ello se diferencia los RD en dos: Los Residuos de Manejo Especial (RME) como material de infraestructura, vehículos o mobiliario afectado, que deberá ser retirado por las autoridades correspondientes, y los Residuos Sólidos Urbanos (RSU), generados por la población en los días siguientes al suceso perturbador. 

De estos últimos, es para beneficio de la sociedad civil el manejar y separar adecuadamente los residuos generados para evitar mayores afectaciones.

Según el Instructivo para Capacitadores en Manejo de Residuos del Ministerio del Ambiente de Perú, en situación de desastres los tipos de residuos se deben de clasificar de la siguiente manera:

  • Tipo A: Se refiere a residuos orgánicos o húmedos como restos de comida, cáscaras de frutas y verduras, también forman parte de este grupo residuos de pañales y toallas higiénicas. 

  • Tipo B: En este tipo de residuos es importante poner énfasis en que son aquellos que no se descomponen fácilmente (botellas de plástico, cajas de cartón, vidrio, etc.) 

Este manual también sintetiza en tres sencillos pasos el protocolo que la ciudadanía afectada debe seguir para manejar sus RSU: 

  • Paso 1: Las bolsas y los contenedores con los residuos de Tipo A deben cerrarse bien al llegar a su máxima capacidad. Para el caso de los residuos Tipo B es importante destacar que se debe vaciar completamente los restos del contenido de estos residuos. 

  • Paso 2: El lugar de almacenamiento temporal debe estar alejado de las viviendas afectadas o de los albergues. Se recomienda su ubicación a 15 metros.

  • Paso 3: En caso de que la municipalidad no pueda acceder al lugar para el recojo de los residuos: Estos no deben ser quemados, pues el humo que se genera daña la salud de las personas y el ambiente. Los residuos Tipo A deben enterrarse de la siguiente manera: por cada 200 personas habilitar una trinchera (hueco) de 1.5 m de profundidad y 2 m de ancho para colocar los residuos. Cubrirlos diariamente con una capa de tierra de 5 cm de espesor, al llegar hasta a su máxima capacidad, sellarlo con una capa final de 40 cm de espesor. 

De esta manera, independientemente del actuar de las autoridades con respecto a los Residuos de Manejo Especial, la población podrá prevenir enfermedades relacionadas con el mal manejo de los Residuos Sólidos Urbanos generados en esta situación de emergencia. 

Residuos del Desastre, una amenaza latente

Un mal manejo de residuos tras un desastre significa riesgos para la salud pública y un impacto ambiental negativo, además de acarrear otros problemas como la propagación de insectos y roedores, aunado a las enfermedades que estos transmiten. 

Los RD no tratados correctamente pueden contaminar el suelo, las aguas subterráneas y el aire, poniendo en peligro tanto a las comunidades afectadas como a la fauna local.

En cambio, un enfoque responsable y coordinado reduce significativamente los daños a largo plazo. Además, el reciclaje de materiales recuperables no solo minimiza la cantidad de residuos, sino que también contribuye a la reconstrucción de infraestructuras, reduciendo la necesidad de nuevas materias primas.

El manejo de residuos tras un desastre es un proceso complejo, pero fundamental para la recuperación de las comunidades afectadas, por eso implementar medidas de separación, reciclaje y tratamiento adecuado ayuda a reducir el impacto ambiental y acelerar la vuelta a la normalidad. 

La clave está en una rápida respuesta y una buena coordinación entre las autoridades, empresas de gestión de residuos y la población afectada.

Con el creciente número de desastres que acontecen cada año, la necesidad de hablar de sus consecuencias, tanto a largo como corto plazo, se vuelve más urgente. La adaptación climática será fundamental para seguir existiendo en el modelo económico que conocemos, por lo cual los procesos, prácticas y estructuras para moderar los daños causados deben ser repensados y ejecutados conforme nos vayamos enfrentando a desastres naturales cada vez más fuertes.

El cambio climático no nos deja otra opción más que actuar y adaptarnos. No es un futuro lejano, es una realidad presente. Y como ciudadanía, podemos y debemos ser parte de esta transformación.  ¿De qué manera podemos participar en ella?


Por: Diana Alicia Hernández

Arturo Rech

Presidente & CEO del MexHub de Economía Circular y Sostenibilidad

2 meses

Estoy de acuerdo

Inicia sesión para ver o añadir un comentario.

Más artículos de Concretos Sustentables Mexicanos

Otros usuarios han visto

Ver temas