Dios, al final de la vida. En estos grandes pensadores del psicoanálisis: Jung, Freud y Lacan.

Dios, al final de la vida. En estos grandes pensadores del psicoanálisis: Jung, Freud y Lacan.

En sus últimos años, Carl Gustav Jung, se dedico a escudriñar con denuedo y extrema dedicación a un texto bíblico profundo por excelencia; La respuesta de Job, publicado en 1952. Texto cristiano de absoluto misterio, Jung falleció en 1961, ¿Por qué dedicar sus últimos años a un libro cristiano? ¿Cuál era el secreto de dicha dedicación? Aún falta elementos de juicio para responder dicha pregunta en Jung. En el caso de Freud, una de sus ultimas obras; Moisés y la religión monoteísta escrita en su exilio en Inglaterra en 1938, Sigmund Freud fallecerá al año siguiente en Londres, en 1939, aquejado de un cáncer a la mandíbula incurable. ¿Por qué dedicarle sus últimos años a un tema religioso? ¿A un tema clave en la religión judía? Finalmente, en Lacan, de formación católica, con un hermano sacerdote benedictino. Como no darse cuenta, que en los años de mayor efervescencia de la Escuela Freudiana de Paris, se incorporaron muchos jesuitas, entre los más destacados; el padre Louis Beirnaert y Michel de Certeau. Como olvidar ese erudito intercambio entre Lacan y Beirnaert, respecto al texto de San Agustín, el maestro (De Magistro), para develar los misterios del lenguaje.

Lacan pareciera que tuviera una posición ambivalente respecto a la religión católica, dado que una entre otras, de las razones que llevaron a disolver su Escuela Freudiana de Paris, es la confrontación con Françoise Dolto y otros analistas, por el posicionamiento del pensamiento católico en dicha institución. En sus últimos años, en 1974, en Roma, en una conferencia inigualable, titulada; “El triunfo de la religión” Lacan manifiesta lo siguiente; “Desde el comienzo, todo lo que es religión consiste en dar un sentido a las cosas que antes eran naturales (…) segregar sentido. ¿Qué significa la verdadera religión? La verdadera religión es la romana (…) Hay una verdadera religión y esta es la cristiana. Finalmente podemos argüir, que como tantos, cercanos al ocaso de sus vidas, dios es reencontrado, no solo por las vías intelectuales propias de estos eximios pensadores, sino también, sostenido por la necesidad existencial de enfrentar el encuentro con el final de sus vidas.     

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