Dios también está en el dinero

Esas frases que le oímos a nuestros abuelos y padres, y ellos a los suyos, y que se han repetido en automático de generación en generación, como que“el dinero es la raíz de todos los males” o “es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico entre en el reino de los cielos” las dimos por ciertas desde niños. 

Y aunque fueron bien intencionadas, contribuyeron a la construcción de una relación conflictiva con el dinero, a nivel personal, familiar y social, viéndolo como algo impuro, dañino o alejado de los ideales espirituales. Sin embargo, hoy es fundamental replantearnos esta perspectiva: ¿de verdad es el dinero lo que nos corrompe, o lo que corrompe no es más bien lo que hacen con él seres humanos con valores distorsionados? ¿Es el dinero realmente malo o lo que nos hace mal son nuestras creencias limitantes sobre él?

El dinero per se no es ni bueno ni malo. Deja una pila de billetes quieta en una mesa y no hará ni bien ni mal.  El dinero es un recurso que permite la creación, la expansión y la posibilidad de servir a los demás de manera más efectiva. En su forma más pura, es una herramienta que podemos utilizar para hacer el bien en el mundo, mejorar nuestra calidad de vida y la de los demás. Pero cuando lo demonizamos, lo rechazamos o lo vemos como un obstáculo para la espiritualidad, estamos cerrándonos a una parte fundamental de la abundancia que Dios nos ofrece.

-Alrededor de este tema, relevante y presto a controversia, tuve una gran conversación para tí con Nathalia Barón , mentora y experta justamente en libertad económica. Escúchala en el episodio de estreno de mi podcast Almas Luminosas, en Spotify y en mi Canal de YouTube: @caroangaritab-

Mientras tanto, en esta newsletter vayamos más a fondo…

La espiritualidad y la abundancia están claramente conectadas

Una de las ideas centrales en las tradiciones espirituales es que Dios, el Universo o la Fuente de la Creación, es abundante en esencia. Por tanto, como seres espirituales, somos herederos de esa abundancia, somos hijos de Dios creados a su imagen y semejanza. 

En palabras de mi admirado maestro Wayne Dyer, reconocido autor y conferencista en temas de espiritualidad y desarrollo personal: "La abundancia no es algo que adquirimos, es algo con lo que sintonizamos". Estoy convencida, porque lo experimenté luego de mi crisis financiera, que es posible sintonizar, cambiando creencias y actuando en consecuencia, y reconectar con la abundancia.

Desde la lógica, si Dios es Dios sería imposible que quisiera que viviéramos en escasez. Dios no puede querer otra cosa que abundancia para su creación. De hecho, la creación misma es una prueba de esa abundancia: los mares, las estrellas, las montañas, los animales, la vegetación... todo en el universo refleja un flujo constante de energía y recursos. 

Si Dios existe, necesariamente es generoso y amoroso, ¿por qué aceptaríamos entonces la idea de que la escasez o la precariedad son Su voluntad? El teólogo y autor Eric Butterworth expresó otra arista muy interesante sobre el tema: "La abundancia no es cuestión de cuánto tienes, sino de qué tan consciente eres de lo que puedes tener".

Las creencias limitantes sobre el dinero nos bloquean

Una de las principales razones por las que las personas no experimentan abundancia financiera no es exactamente la falta de oportunidades, sino su mentalidad, llena de todas estas creencias limitantes que han absorbido inconscientemente a lo largo de su vida. La reconocida investigadora de Stanford, Carol Dweck, autora del concepto de mentalidad fija y mentalidad de crecimiento, sostiene que nuestras creencias sobre nuestras capacidades y el mundo que nos rodea afectan directamente nuestra realidad. Esto se aplica también a nuestra relación con el dinero. Si creemos que el dinero es malo o que no somos dignos de recibir abundancia, bloqueamos de manera inconsciente oportunidades que podrían llevarnos a una vida más próspera.

Dweck no es la única que piensa así.  El reconocido empresario e inversor Robert Kiyosaki, autor de Padre Rico, Padre Pobre, destaca que la forma en que pensamos sobre el dinero determina si lo atraemos o lo rechazamos. Las creencias negativas sobre el dinero, a menudo transmitidas por generaciones o moldeadas por experiencias tempranas, pueden crear barreras internas que nos impiden recibir lo que el universo tiene para nosotros.

Es importante ver que el dinero, como todo lo que nos pasa en la vida, es una consecuencia de nuestro actuar, talentos y aportes al mundo, que se gestan desde lo que pensamos. 

Dios está en todas partes, incluido el dinero, y en general la abundancia material

Dios, siendo Dios, está presente en todas las áreas, incluida obviamente la financiera. Vivir en escasez no es un requisito para ser más espiritual. De hecho, muchas veces, la falta de recursos puede limitar nuestra capacidad para cumplir nuestro propósito en la vida. Dios quiere que experimentemos abundancia, pero también quiere que la utilicemos de manera consciente y con un corazón generoso.

Al sanar nuestra relación con el dinero, nos abrimos a la posibilidad de recibir todo lo que Dios tiene para nosotros. La abundancia material no está en conflicto con la espiritualidad, siempre y cuando recordemos que el dinero es un medio, no un fin, y que nuestra verdadera riqueza proviene de nuestra conexión con el Amor, la máxima expresión de  lo divino.

Dios está en todo, incluso en el dinero, y nuestra tarea es aprender a recibir con gratitud y compartir con amor.

PD. Recuerda que este 26 y 27 de octubre será el LIT SUMMIT , el evento de inspiración y aprendizajes, que te regalan 50 líderes que contarán sus mayores desafíos y sus claves de éxito.  Puedes asistir presencial en Bogotá asegurando tus boletas en www.litsummit.co o ver la transmisión virtual desde cualquier parte del mundo.