Diseño instruccional para la virtualidad (DIV) ¿Por qué el DIV? y ¿Con qué se debe contar para su éxito?

Diseño instruccional para la virtualidad (DIV) ¿Por qué el DIV? y ¿Con qué se debe contar para su éxito?

Cuando se emplea el término educación virtual ¿Qué es lo primero que viene a nuestras mentes? Inicialmente, clases, luego internet, seguidamente tecnología, acompañada del uso de la computadora, para cerrar con videos e imágenes. Y quizás, se incorporen elementos como: dificultad, programas complejos, pero ante ese contexto, nos hemos detenido a preguntar: ¿Qué existe detrás de un curso en línea? ¿Cuál es el mecanismo que se emplea para desarrollar esos objetos de aprendizaje? ¿Qué se requiere para consolidar una formación de calidad en la virtualidad? Probablemente esas interrogantes, no se consideran cuando estamos frente al computador para realizar un curso en línea o una formación bajo esta modalidad. No obstante, es importante que conozcamos un poco más del proceso y en esta oportunidad de algo fundamental: el Diseño Instruccional.

¿Qué es el Diseño Instruccional? Autores como Bruner (1969) y Broderick (2001), lo definen como un proceso de planeación, preparación y generación de recursos para un ambiente de aprendizaje; en otras palabras crear experiencias de formación que cumplan con el objetivo definido. Se habla de esa manera de organización, selección, definición, generación e implementación de recursos. Ahora, cuando llevamos eso a la virtualidad, obviamente no se aleja de dicha trayectoria, sólo se le agregan aspectos como interactividad, atractivo, dinamismo y novedad. De ahí que cuando hablamos de Diseño Instruccional para la virtualidad (DIV), aludimos a lo que plantea Sánchez (2017) cuando establece que “En este diseño intervienen los principios generales del aprendizaje y se aboga por una formación más dinámica con la que el usuario pueda asimilar la formación de la forma más eficiente posible”, sin obviar los principios de lo que se propone en lo presencial, sólo que incorporando otros elementos.

En esa misma tónica González (2014) plantea que el diseño instruccional analiza, organiza y presenta los componentes propios del proceso de enseñanza-aprendizaje (información, competencias, habilidades, evaluación), los cuales al conjugarse entre sí e “...integrando de manera racional el uso de la tecnología conforman la esencia de un contenido educativo digital, el cual trasciende hacia la generación de experiencias satisfactorias de aprendizaje en el estudiante”, el elemento diferenciador en cómo trabajar el Diseño Instruccional para lo presencial o lo virtual, es la tecnología, así como los recursos y herramientas que se conciben para la generación de las actividades de formación y se genere el fin último, que es enseñar.

En otras palabras, el Diseño Instruccional tanto para lo presencial como para la virtualidad, representa el plano base para la construcción de un ambiente educativo, haciendo énfasis para la educación en línea en la claridad y efectividad de los elementos (entorno y contenidos), que ayudan al alumno a desarrollar sus capacidades para lograr ciertas tareas. Por ello, este proceso incrementa su importancia en la educación a distancia, debido a que muchas de las actividades que se desarrollan de forma asíncrona, requieren de un diseño y organización clara que sirva como sistema de navegación tanto para el alumno como para el profesor/tutor. En este proceso, se habla de que el pedagogo tiene un papel fundamental como especialista en educación y con conocimiento de las diferentes estrategias didácticas y metodológicas. 

Por ello, queremos preguntar: ¿Con qué se debe contar para tener un Diseño Instruccional de éxito en la virtualidad? En esta ocasión, me gustaría aportar a la discusión diez puntos que desde nuestra perspectiva, son esenciales para dar respuesta a esta interrogante, considerando la experiencia y el trabajo que he realizado en la materia. Se podría decir que variados son los elementos que se pueden tener en consideración para que un DIV pueda concebirse y desarrollarse de manera exitosa. Para iniciar, es importante que a los cursos, formaciones, clases, diplomados o carreras que se pretendan llevar a lo virtual, se les establezca un DIV; debido a que muchas acciones formativas se llevan a plataformas sin un proceso previo de planificación,

En ese sentido, traigo a colación la siguiente inquietud: ¿Construirías un edificio sin sus respectivos planos? La respuesta sería un rotundo no, entonces ¿Por qué definimos procesos educativos sin planificación? ¿Qué nos motiva a aventurar el proceso educativo sin una guía? ¿La premura, el desconocimiento o la comodidad porque asumimos que bajo la virtualidad será solo copiar y pegar? Debemos detenernos y brindarle la importancia que le corresponde al DIV.

Ahora, dando respuesta a una de las interrogantes que intitulan el presente post, los invito a considerar los siguientes aspectos, lo cuales van desde la perspectiva del diseñador instruccional, quien es el que piensa el proceso y lo propone. Con lo anterior en mente, tendríamos que un DIV para que sea exitoso, se desarrolla a partir de buenas prácticas de ejecución, a saber:

  1. Planificar, como se ha hecho mención para lograr un DIV que cumpla con los objetivos de aprendizaje y cumpla con los estándares de calidad, requiere establecer qué se quiere hacer y de qué forma, lo que nos da como resultado un plan de acción delimitado y definido.
  2. Definir, con el plan establecido que son las líneas gruesas de acción, corresponde delimitar qué objetivos se alcanzarán con el diseño a desarrollar.
  3. Seleccionar, seguidamente corresponde un arqueo de recursos y determinar cuál de ellos, se adecua en mayor medida a las competencias que se quieren alcanzar.
  4. Saber que menos es más, con esto nos referimos a que mientras más precisos y sencillos sean los recursos que hayas seleccionado para ser utilizados mejor, porque se comprenderá el mensaje que quieres hacer llegar.
  5. Investigar, para poder consolidar una labor exitosa en la materia, corresponde indagar acerca de los diferentes recursos, sus características, su escalabilidad, así como los recursos disponibles en las diferentes interfaces.
  6. Conocer, nos referimos que a la hora de definir un DIV y sus recursos asociados, es necesario que tengas presente cuál es la audiencia a la que está dirigido, es decir, identificar qué tipo de estudiantes tienes, cómo aprenden, qué los motiva.
  7. Practicar, con esto queremos establecer que luego de que sabes qué recursos utilizarás, corresponde que curiosees, experimentes y hagas uso de ellos, a fin de que consolides los mejores resultados. Recuerda, la práctica hace al maestro.
  8. Monitorear, para lograr el éxito en cualquier espacio, es necesario hacer seguimiento, visualizar cómo se comporta el recurso seleccionado, es decir, saber cómo con tus estudiantes. ¿Qué significa? Que se verifique.
  9. Tomar partido, el trabajo en la virtualidad, requiere que que conozcas no sólo de recursos, teorías pedagógicas, sino también de modelos de DI, lo cual conlleva a una variedad importante de ellos; de ahí que sea esencial que selecciones y trabajes con el que más se acerque a tu estilo docente o puedes tomar las mejores prácticas de cada uno y generar tu propia marca personal. Eso forma parte de la labor docente.
  10. Disfrutar, la enseñanza es un proceso, donde intervienen varios factores, si el que guía, le apasiona lo que hace, se nota en el diseño y cómo ejecuta su labor; por eso, tener un DIV que funcione, amerita que como ideador, te apasione esa labor para que el producto generado evidencie ese disfrute.

Me gustaría acotar que los elementos anteriores, representan tan sólo un ápice de lo que se puede puede hacer para que un DIV tenga éxito, teniendo como centro la perspectiva de quien diseña. No se trabajó con aspectos como: tipo de recursos, plataformas donde se alojarán, contenido teórico o aspectos documentales del DIV; debido a que se pretendía abordar todo lo que directamente se vincula con el diseñador instruccional, principal responsable del DIV.

Para finalizar, se puede acotar que cada uno de los elementos, fueron presentados sin un orden en específico, sólo se detallan las buenas prácticas que se piensa pueden aportar para que se genere un DIV que cumpla con estándares de calidad, excelencia, exigencia y dinamismo, consideramos que este decálogo obedece a una amplia revisión que toca diferentes elementos.

Referencias:

Karla Vázquez Ojeda

Facilitadora de equipos | Ayudo a crear interacciones humanas que se transformen en soluciones | Diseño experiencias de capacitación|Fundadora de ProyectaT

3 años

Me gusta tener un lista de cosas que tomar en cuenta para disñar, creo que sumaría muchísimo una en el número O, diseñar a partir del usuario, entrevistarlo, observarlo e indagar en su contexto, se conecta desde el celular?, tiene memoria suficiente o datos? Que edad tiene? Es hábil con la tecnología o le da miedo? Le sirve el temario que planteamos o tiene nuevas necesidades? Cuáles son sus frustraciones? Y entonces a partir de esta o investigación, redactar objetivos y creativamente planear técnicas que cubran esas necesidades y frustraciones. Gracias por compartir

Maried S Virguez Huerta

✓Formación y Desarrollo ✓Especialista en E-Learning ✓Diseñadora Instruccional ✓Gestión por Competencias

3 años

Me gustó su artículo, así como lo plantea son las buenas prácticas que no siempre se cumplen, ahora más en la realidad dónde nos desenvolvemos los recursos instruccionales deben ser desarrollados teniendo como meta lo que deseamos lograr en el otro, propiciando el ambiente para lograr el aprendizaje.

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