DIVERSIDAD, INCLUSION, EMPATIA Y NEURONAS

DIVERSIDAD, INCLUSION, EMPATIA Y NEURONAS


En mis ya 12 años de vida corporativa, en distintas organizaciones y en distintos roles y entornos, he podido ser testigo de primera fila de todos los esfuerzos destinados a fomentar la cultura de diversidad e inclusión, que opera bajo el preconcepto de no ser un  "nice to have", sino un pilar y valor de la cultura, que permite de una forma tangible, tener diversas perspectivas para impulsar una mejor toma de decisiones, estimular la innovación, aumentar la agilidad organizativa y fortalecer la resistencia a las disrupciones.  

Algunas experiencias han tenido mejores resultados que otras, algunas son más discursivas que pragmáticas, algunas inclinan la balanza mas al reconocimiento a la diversidad, no dando el salto real a la inclusión, algunas otras reconocen la diversidad y logran inclusión, pero la labilidad de los ecosistemas corporativos no siempre la hacer sostenible en el tiempo. Finalmente, algunas pocas, cumplen con el cometido de reconocer en la diversidad, potencial para el crecimiento, ambientes mas nutritivos y al mismo tiempo hacer real el paradigma de la diversidad y la inclusión en términos de igualdad de oportunidades, y respeto a las diferencias.

La pregunta que nos hacemos entonces es, ¿porque en un modelo organizativo orientado de manera proactiva a generar respeto a las diferencias y oportunidades para todos por igual, lo anterior no siempre sucede o no se percibe de esa manera? El análisis que hago después de haber tenido experiencias laborales en  4 empresas de la industria farmacéutica, con distintos modelos organizacionales y de negocio, pero con valores bastante alineados y parecidos entre todas, me hace llegar a la misma conclusión: el problema radica en la subestimación de la empatía como función neurocognitiva esencial para el reconocimiento y la aceptación de las diferencias entre todos los seres humanos, incluyendo los que trabajamos en ambientes laborales corporativos.

La empatía entendida como la capacidad de comprender la vida emocional de otra persona, no supone necesariamente compartir las mismas opiniones y argumentos que justifiquen el estado o reacción que expresa la otra persona. Ni siquiera significa estar de acuerdo con el modo de interpretar las situaciones con carga afectiva del otro. La empatía se refiere, entre otras cosas, a la escucha activa, la comprensión y el apoyo emocional, a tener la capacidad suficiente para diferenciar entre los estados afectivos de los demás y la habilidad para tener una perspectiva, tanto cognitiva como afectiva, en relación con los conceptos, posiciones y emociones que nos expresa otra persona.

Recientemente tuve la oportunidad de leer un artículo científico muy interesante cuya autora es la Dra. Cecilia Heyes del Departamento de Psicología experimental de la Universidad de Oxford que se titula “La empatía no viene en los genes”. El articulo además de estar extraordinariamente escrito, me pareció de una trascendencia absoluta, porque no deja lugar a dudas sobre la empatía como una función neurocognitiva que se aprende y desarrolla de la misma forma que aprendemos a hablar a leer o a escribir, sino también que de manera neuroplástica se modifica en función de las circunstancias. Hoy por hoy estoy totalmente convencida que, para la aceptación de la diversidad, aprender a ser empáticos es absolutamente necesario para poder dar el salto al escenario tangible de la diversidad y la inclusión.

Mi historia personal y familiar ha estado marcada por una exposición constante a la diversidad, y a la necesidad tacita de vivir en inclusión cotidiana. Siendo nieta de abuelos ucranianos y vascos, con papa de familia judía y mama de familia católica, nacida en Argentina, con mas de la mitad de mi vida transcurrida en Venezuela, y desde hace 7 años viviendo en Panamá, la aceptación y el disfrute de las diferencias se han vuelto un Leitmotiv en mi vida. La inclusión ha sido desde siempre para mí, no solo un deber ser, sino un mecanismo de supervivencia psicológica. En mi casa bien pueden convivir un Árbol de Navidad con velitas de Hanuka o un hijo que desayune con arepas y otro al que le encante tomar mate a las 5 de la tarde. Les conté toda esta historia porque a estas alturas de mi vida estoy convencida que la empatía pasa no por “tolerar” las diferencias y la diversidad (tolerar lleva implícito cierto grado de rechazo), sino por incorpóralas a nuestra cotidianidad vital, social, laboral y encontrar disfrute, fuentes de aprendizaje y crecimiento en ellas.

Desde el abordaje neurocientífico se reconocen dos sistemas o modelos relacionados con la generación de empatía. Modelo de la empatía emocional, y modelo de la empatía cognitiva La investigación con humanos adultos, sugiere que ambos modelos de las vías de la empatía dependen de regiones del cerebro con propiedades de espejo. Un estudio realizado por neurocientíficos de la universidad de California demostró, que las denominadas «neuronas espejo» de nuestro cerebro son capaces, no sólo de activarse cuando ven realizar una acción, sino también de reconocer la intención y el estado enocional de aquél que la realiza, y de aquí parte el sustrato neurofisiológico que se extrapola a la función cognitiva de la empatía. Estas neuronas están distribuidas en lugares claves del cerebro, incluido la corteza frontoparietal, áreas motoras del lóbulo frontal, la ínsula y el cíngulo anterior. Todas estas regiones cerebrales desarrollan las bases neurocognitivas de la empatía a través de aprendizajes asociativos que permiten no solo tener la experiencia directa de la emoción del otro, sino responder en consecuencia. Partiendo del principio de la neuro plasticidad casi infinita, iniciar una cruzada de aprendizaje de la empatía no es un imposible.

Que caminos he explorado y pongo en practica para intentar ser más empática más abierta a la diversidad y más inclusiva

1)     Adentrarnos y reconocernos como individualmente diversos: Siempre he sido una apasionada de la genealogía y los arboles familiares. Hace algunos meses me entusiasmo la idea de hacerme una prueba genética de estos que están de moda y que prometen un mapa de trazabilidad de tus ancestros por mas de 20.000 años. De mis orígenes ibérico y judío europeo no tenía ninguna duda, pero encontramos con u 0.2% de pueblo namibio 1.4% de genes Beduinos y un 0.9% de genes indios del pueblo Telugu fue realmente un descubrimiento. Soy el resultado de esta excéntrica mezcla genética, si empezamos por aceptar nuestra diversidad, la aceptación del otro se simplifica.

2)     Aceptemos la Diversidad del otro sin prejuicios:  En el espectro de la diversidad humana, siempre existe la posibilidad de encontrar personas que nos parezcan más afines y personas que nos parezcan menos (esto tiene hasta una explicación genéticamente determinada). Intentar siempre hacer un ejercicio consciente de inclinar la balanza a las cosas que nos acercan hacia las personas y no a las que me separan. Utilizar el lema de “Ninguna persona es completamente buena ni completamente mala” y tratar siempre de quedarse con la lista de las cosas buenas es de una ayuda imponderable.

3)      Cambiar de Perspectiva: Hace algún tiempo me toco trabajar muy de cerca con un compañero de trabajo que tenía una formación básicamente financiera, y para quien los resultados de nuestro trabajo pasaban por llegar o no a un determinado objetivo numérico (ventas, unidades, valores etc.) Yo con una formación médica de profundo sentido altruista, me horrorizaba con su manera de ver las cosas, al punto de llegar a decirle que parecía un “Banco con patas”. Después de un ejercicio consciente de tratar de entender su perspectiva, hoy no solo está “incluido” en mi lista de afectos profesionales, sino que le agradezco haberme permitido tener una perspectiva distinta de las cosas, por demás no menos valida que la mía. En algunas ocasiones cambiar de perspectiva nos permite ser más inclusivos

4)     Aprendamos a escuchar activamente: escuchar activamente se refiere a escuchar con conciencia plena. Se trata no solo de oír a nuestro interlocutor, sino de estar totalmente concentrados en el mensaje que el otro intenta trasmitir, haciendo uso de nuestras capacidades cognitivas y empáticas. Pasar el mensaje del otro, por el filtro de lo que nosotros pensamos, nos pone muchas veces en un escenario de sesgo, que bloquea la posibilidad de explorar nuevas perspectivas y hacer un ejercicio verdaderamente inclusivo de diferentes ideas. Ampliar nuestra perspectiva neurocognitiva y emocional mientras escuchamos, es una manera de ser empáticos e inclusivos

5)     Escuchar las ideas del otro: dar valor a las ideas y las propuestas de otros sin que necesariamente coincidan con las nuestras, es una forma de aceptar no solo la diversidad de pensamiento sino un ejercicio consciente de inclusión. Pongámoslo en práctica con frecuencia.

 Hoy cuando los ambientes corporativos hacen grandes esfuerzos para asegurar la diversidad y la inclusión, empecemos cada uno de nosotros con el primer paso:  Seamos empáticos en cada una de nuestras interacciones, la aceptación a la diversidad y por consiguiente la inclusión llegaran consecuentemente.

 

                           

Patricia Lucki Ph.d

Transformación digital. Innovación, marketing e inteligencia digital, gestión de conocimiento y desarrollo sostenible.

3 años

Me parece una excelente reflexión. Creo que tiene que ver con poner en perspectiva conceptos que fueron dejados de lado, por el pensamiento positivo imperante. Existe la creencia de que la ciencia dura solo puede entender hechos duros. Pero, la neurociencia nos está mostrando que los conceptos de felicidad, de unicidad, de desarrollo humano, son parte del entendimiento de la forma en que nosotros y nuestra sociedad se desenvuelve. Tienen que ver con la forma en que nuestro cerebro se desarrolla, capta y entiende las cosas. La empatía como ejercicio tanto cognitivo como sensitivo, debería ser una disciplina que se apoye y se aplique en todos los campos de nuestra vida personal, productiva y social.

Dr. Negman Alvarado

Neurólogo, Neurofisiólogo, Conferencista, Investigador

3 años

Muy bueno😁gracias.

Cecilia Medina

Sr Medical Manager Cardiovascular COPAC

3 años

Gracias Jordana Zalcman por regalarnos este post que nos invita a la reflexión. Voy a leerlo una segunda vez 😉 .

Excelente texto! La empatia es clave para la inclusión, para la seguridad psicológica y todos podemos desarrollarla.

Javier Pirraglia

Especialista de Marketing y ventas farmacéuticas | Liderazgo, creatividad, pasión y trabajo en equipo | Foco en innovación, metodologías ágiles y transformación digital

3 años

excelente artículo desde la visión de la neurociencia. Pienso que el tema de diversidad se convirtió en una moda en las empresas, como en su momento lo fue la Responsabilidad Social empresarial, la cual desapareció de la agenda de las mismas de un día a otro. No es cuestión se generar simpatías en la población, el tema de inclusión es complejo y como comentas nada mejor que vivirla día a día, de más bien, formar parte de esa diversidad hace que realmente uno la entienda y la aplique. Abrirse a las diferencias en culturas, religiones, gastronomía y formas de pensar desde la experiencia, desde la vivencia.

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