El alma de las cosas.

Pensamos en los días como una serie de repeticiones o ciclos que suceden uno después del otro, hemos olvidado que cada día es diferente y el presente es eterno, cada día cuenta con sus 24 horas de realidad, para después  esfumarse en el horizonte, deja de existir; sin embargo es un continuo camino que se está construyendo, en una roca gigante, (según nuestros conceptos de tamaño) y que aparte de eso, viaja a miles de kilómetros a través de un vacío infinito en el que existen miles de millones de Galaxias, hoyos negros, Nebulosas y Supernovas, entre una infinidad de cosas más.

Infinitas deberían ser nuestras posibilidades para concebir la realidad en la que vivimos, si infinito es el camino que recorremos a través de la nada. Entender el funcionar del universo se ha convertido en una tarea de muchas civilizaciones, y, aun así, seguimos sin entender la música que mueve a las esferas, la energía que existe detrás del movimiento de los planetas, las estrellas y las galaxias, qué nos hace creer que sabemos todo, que en nuestro día a día cíclico, existen todas las respuestas al significado de la vida y nuestra realidad, o de la presencia de la humanidad y el objetivo de esta.

En ciclos numéricos repetitivos concebimos la vida, semanas de 7 días, meses de 28, 30 y 31 días, años de 365, lustros, décadas y así continuamos hasta los miles de millones de años que han transcurrido desde donde se empieza a construir la concepción de la realidad actual, no es nada descabellado pensar que existen muchas personas que creen que el mundo se creó hace 2000 años.

El desconocimiento de nuestra historia, el poco interés en la política, la distracción de nuestra atención, la falta de educación objetiva, desarrollo psicológico, así como la inteligencia emocional, son factores que nos permiten tener un panorama más amplio del mundo en el que vivimos, la educación enfocada en el desarrollo del “SER” juega un papel preponderante en el desarrollo de esa parte del nosotros que no puede verse, la mente.

El humano cree ciegamente en muchas mentiras que se han creado a lo largo del tiempo, la cadena alimenticia y la fe religiosa son al menos 2 de ellas; por conformidad hemos creído en esta historia, ante el poco tiempo que nos queda en este ir y venir del día a día se tiene que ser heroico como para guardar la fuerza necesaria de ver más allá. Ama lo que haces, disfruta tu trabajo, no sufras el tráfico, por ejemplo.  No dejan energía para emprender ese camino que nos lleva al interior, si le agregas hijos y un salario moderado la cosa se pone peor, porque el ajetreo del trabajo no es suficiente, se viene el estrés económico, pagar las cuentas, las necesidades diarias, y así, de una forma interminable las preocupaciones consumen los días, más allá del costo natural de la vida, las cuentas se convierten en un proceso interminable por el resto de nuestros días.

Cuando se nos pide elegir el camino a recorrer difícilmente sabremos la decisión que tendremos que tomar, se nos prepara a lo largo de la vida para ir enfrentando pruebas llenas de continuidad laboral, debemos estar ocupados en mantener la mente ocupada, los respiros y la calma no son bienvenidos en este presente constante, mucho menos la confianza de ya estar listo. En esa vida que se nos ha diseñado no hay cabida para pensar, el espacio de reflexión es una pérdida de tiempo y no es de personas exitosas, esta carrera incansable por el reconocimiento, la fama y el éxito se ha confundido mucho en su andar, ya que lejos de transmutar el éxito en una meta personalizada y aplicada a nuestra vida diaria, se ha estereotipado como una meta enfocada en lo económico. Y así continuamos en la decadencia social e humanitaria, si no me creen, observen al mundo y sus estupideces.


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