El amor en tiempos electorales, o mejor dicho una carta musical.

El amor en tiempos electorales, o mejor dicho una carta musical.

Esta extraña tarde desde mi ventana trae la brisa de por la mañana…solo unos días que se prestan a pasar…un diminuto instante inmenso en el vivir, después, mirar la realidad y nada más…así como la canción de Silvio Rodríguez “Y nada más…” escuchando su estribillo frente a mi computadora observe que comenzó a llover e irremediablemente fije la mirada en esa imagen frente a mí.

De pronto inmersa en el color de la tarde, me vi concentrada mirando la lluvia, que acariciaba los vidrios de mis ventanas y susurrando tras ellos, imágenes intermitentes, tu rostro, tu mirada, tu recuerdo me visita, no quisiera pensarte pero indudablemente estas ahí, pegado a esas gotas de lluvia que se deslizan sobre el vidrio, abriendo camino y quedando suspendido en un lugar, ocupando un espacio en mi vida, sin saberlo...

Busco tu playlist aquella que arme para acompañarme cada vez que apareces sin querer y a veces queriendo, y me abandono al vaivén de mis recuerdos, de ese momento eterno que valió sentir y que me habló de tu existencia. Así que mi mente voló a esa noche en que nos vimos y que también llovía. Llovía y la espera se extendió, cuando nos vimos estábamos aturdidos, tal vez hasta un poco torpes, como si no supiéramos cómo actuar, llegaste por mí y de pronto caminábamos juntos, uno al lado del otro, sin saber a dónde ir, tal vez no importaba, caminábamos juntos. Tu a mi lado, yo a tu lado. Buscamos un espacio… intentamos entrar y cerrarían pronto nos dijeron, así que seguimos buscando entre sonrisas…

Tus ansiedades de separación a todo lo que daban, tuviste cosas que hacer antes de encontrarnos, luego llovía muy fuerte y el tráfico no ayudo, o si, no sabemos. Sin querer se activó tu teléfono en video llamada a mi celular, un buen síntoma pensé, ahora creo me equivoque. Escuche una voz que no era la tuya… “perdón se activó, me dijiste”, yo sonreí a sabiendas de lo que podría significar. Mientras tanto me platicabas durante todo nuestro recorrido las peripecias que pasaste para llegar.

El tono de nuestras voces titubeantes, entrecortadas, con pausas, yo temblando y con frío, saltando charcos, evadiendo salpicarnos, te acercabas, te alejabas, así te sentía. De pronto lejano, como si tomaras distancia para escudriñar mis palabras y mis pensamientos. De pronto cercano y aturdido, sin poder controlar la escena.

Encontramos un lugar y el tiempo pasó sin tener conciencia de ello, te disfrute en la plática. Y de pronto llamó mi atención el torso de tus brazos y en particular tus manos que durante la plática tocaban mis rodillas bajo la mesa, me encantaron y las comencé a desear, por fortuna las pude sentir. Me hiciste reír y te lo dije, “eso es bueno, me dijiste” y me hacías reír más.

Esas calles nunca serán las mismas, las he recorrido muchas veces, pero desde entonces tienen ese andar placentero con tonos pintorescos que viven en mi mente y se recrean todo el tiempo. Me alumbran el paso, me acompañan y al mismo tiempo los voy colgando entre los árboles a mi paso para dejarlos ahí, y no llevarlos más en mí.

Bésame así despacito y alarguemos el destino…pues este amor tan bonito tiene la venia del poderoso divino... Si, se antojaba alargar el tiempo pero vuelve el alma al cuerpo, sonrío y el tiempo transcurre. Lo maravilloso de la mente es que podemos permanecer, transitar y borrar imágenes del tiempo por decisión propia.

Tu cuerpo y mi cuerpo cantando sudores, sonidos procesos, febriles temblores…y sí, hoy, ayer y siempre tu deber era cantarle a la patria, apostar y entregar tu vida al sueño de un cambio nacional, y justo era el último empuje, el cual tendría que ir con todo y con todos los de tu grupo. La estrategia, el método, el tiempo, las desveladas y la pasión por lo que trabajaste se hizo realidad y valió todos esos desvelos. Tu júbilo ese primero de junio del 2018 será seguramente tu vida misma, el amor de tu vida.

Sé que ya no volverás, sé que muy lejos estas, que buscas otro lugar sin mirar hacia atrás, cuánto me cuesta aceptar que no pudimos ni hablar, espero que alguna vez puedas ver que te amé…la vida son pedacitos de canciones, que a veces son un poquito escritas de realidades. En tiempos electorales no hay vida personal, pero sí nos trajo un maremoto de emociones, necesidades, sensaciones, experiencias, y nuevas formas de percibir el mundo, las relaciones, los encuentros, los desencuentros, las casualidades y ¡benditas casualidades de la vida! Esas le ponen sabor al día, día.

Y ya para despedirme de esta carta musical o escrito político-amoroso retomo por último el estribillo de una canción del mismísimo Buki el cual dice más o menos así … el destino de tus brazos me arranco, Morenito cuanto añoro estar contigo…

2018/Neb.

Norma Escamilla

Psicoterapeuta psicoanalítica y consultora en género y derechos humanos.

5 años

Gracias Hilda V por recomendarla!! Un abrazo de vida!

Norma Escamilla

Psicoterapeuta psicoanalítica y consultora en género y derechos humanos.

5 años

Gracias por recomendarlo Hilda V un afectuoso saludo!!

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